La familia Montoya celebró un cumpleaños en el polígono industrial que hace de frontera entre Burgos y Vizcaya. BC

Una cita en la frontera, la forma para verse de algunas familias separadas por el límite de Vizcaya y Burgos

En el pueblo burgalés de El Berrón, en la frontera con Vizcaya, un bar ubicado justo en el límite ha presenciado escenas curiosas y tiernas | La familia Montoya de Espinosa de los Monteros ha 'celebrado' cumpleaños en esta frontera

Sábado, 20 de junio 2020, 19:16

Un río, el Cadagua, hace de frontera entre las provincias de Vizcaya y Burgos. El puente que ayuda a cruzar este río se encuentra en el pueblo burgalés de El Berrón, perteneciente al municipio de Valle de Mena, y también en territorio de la ... provincia de Vizcaya. Este puente ha sido testigo de encuentros en la distancia, de saludos con alegría y nostalgia, ha sido testigo de todo lo que nos hemos echado de menos.

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La covid-19 nos ha quitado tiempo con los nuestros, nos ha frenado planes, incluso compraventas de vehículos. El ser humano siempre encuentra la capacidad de reinventarse y en el Bar Restaurante El Puente han sido testigos de escenas curiosas y tiernas. El Bar Restaurante El Puente, del pueblo burgalés de El Berrón, se encuentra, como bien indica su nombre, junto al puente que hace de frontera entre las dos provincias. Familias que viven en provincias distintas han quedado en este punto para saludarse. Personas de provincias distintas han utilizado este punto para finalizar negocios. Estas familias separadas por fronteras provinciales tendrán que seguir con este sistema de 'visitas', previsiblemente y sin estar seguro, hasta que entremos en esa conocida como 'nueva normalidad'.

Alguna de estas familias que ha aprovechado la frontera entre las dos provincias para verse es la familia Montoya de Espinosa de los Monteros. Una de las hermanas vive en Espinosa, otra en Barakaldo y otra en Bilbao. En el polígono que hace de frontera han llegado a celebrar hasta un cumpleaños. «Los niños no entendían muy bien lo que estaba pasando porque estábamos con mascarillas, guardando la distancia, sin besarnos ni abrazarnos», reconoce Amaya, la hermana que reside en Burgos.

Estas hermanas se encontraron dos días. El primero de ellos fue para entregar a sus hermanas ropa de verano que tenían en el pueblo y esa vez fue la más rara de todas. «No sabes muy bien cómo comportarte qué hacer porque te gustaría abrazarles pero no puedes y te contienes pero la segunda vez ya se hizo más fácil», reconoce Amaya.

Al igual que ellos, Amaya explica que sí ha visto a otras familias en este punto quedando para verse o para entregarse cosas. Eso sí, la Guardia Civil estaba vigilando para que nadie pasara el límite fronterizo y también la Ertzaintza.

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La segunda vez que la familia Montoya se citó para verse en la frontera celebraron un cumpleaños, el de una de las hermanas, «era el tercer cumpleaños de la familia que caía en cuarentena y teníamos que celebrarlo más allá de las videollamadas, como ya nos podíamos mover por la provincia quedamos en el polígono industrial que hace de frontera». Una mesa, unas sillas de camping, algo de comer y unos globos fueron suficiente porque lo importante es la alegría que ellos aportaban. «Nos mantuvimos en el límite, decíamos a los niños que había una línea imaginaria», recuerda con voz alegre Amaya. Porque cada vez está más cerca el reencuentro en condiciones.

La primera vez que se vieron en la frontera todos tuvieron una sensación rara. BC

Testigos desde el bar

Desde el Bar Restaurante El Puente explican que en las tres últimas semanas es cuando más se han empezado a dar estas situaciones. Cuando se ha abierto la movilidad dentro de la provincia, algunas familias separadas por una frontera provincial pero con domicilios cercanos en el mapa, han optado por verse en este punto fronterizo.

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Desde el restaurante han podido observar estos momentos, «la Guardia Civil estaba pendiente, claro, y controlaba que se mantuviese el distanciamiento social», explican desde este negocio, «unos dejaban el coche el El Berrón y otros en Balmaseda y en el puente se veían».

La covid-19 ha frenado aspectos de nuestras vidas pero estas han continuado avanzando. Esto ha provocado situaciones irreales. ¿Qué abuelo pensaría que tardaría meses en conocer a su nieto que nace apenas a unos kilómetros de distancia? Esta es una de las situaciones que presenciaron los propietarios de este bar. Recuerdan que los abuelos viven en Bilbao y el niño había nacido en la provincia de Burgos en el mes de marzo, por lo que optaron por quedar en este punto padres y abuelos para, al menos, poder ver la cara de su nieto aunque los abrazos y besos todavía tengan que contenerse.

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El aparcamiento de este restaurante, ubicado justo en la frontera, también ha sido escenario de algunos encuentros familiares, e incluso meriendas de alguna pareja con los progenitores que viven en la otra provincia. Saludos y conversaciones que se han podido realizar en persona más allá de las constantes videollamadas que nos han acompañado durante la cuarentena provocada por la covid-19.

Pero no solo encuentros familiares han presenciado desde el Bar Restaurante El Puente, «un día cerraron aquí en el puente hasta la compraventa de un vehículo».

El Bar Restaurante El Puente abrió sus puertas, tras el cierre obligado por la pandemia, el pasado 1 de junio. Desde entonces ha sido testigo de muchas escenas que evidencian la separación a la que nos hemos visto obligados y cómo necesitamos sentir cerca a los nuestros. «Las primeras escenas de encuentros se produjeron cuando todavía estábamos cerrados y estábamos poniendo a punto el local. Seguro que se dan muchas más que no vemos porque, sobre todo, la gente queda por las tardes y los fines de semana y nosotros cerramos tras dar las comidas del día«, apuntan.

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El puente de El Berrón, como todas las fronteras, está para separar y delimitar pero es el uso del ser humano el que otorga la esencia a lo que nos rodea. En este caso, una frontera puede unir más que separar y así lo están demostrando estos vecinos de Burgos y Vizcaya. Los mismos que buscan los encuentros que tanto hemos añorado desde que se decretó el estado de alarma, allá por el día 14 de marzo.

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