Cuando el 14 de marzo se decretó el estado de alarma, las bibliotecas cerraron sus puertas. Los usuarios afortunados que tenían préstamos activos pudieron continuar con las lecturas de los libros que ya tenían en casa; otros no tuvieron tanta suerte.
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Al contrario que ... en Bélgica, donde las bibliotecas fueron consideradas un servicio esencial y se mantuvieron abiertas, en España no ha habido servicios mínimos. Ahora, estos centros se preparan para ofrecer de nuevo su servicio presencial al haberse flexibilizado las condiciones de la fase 0. Sin embargo, ya nada volverá a ser como antes, como decía El Canto del Loco.
Para comenzar, los bibliotecarios atenderán siguiendo las medidas de seguridad obligatorias: guantes, mascarillas y una pantalla que los separe en el mostrador de los lectores. El servicio se reanudará poco a poco, empezando por devolver esos libros que no pudieron ser devueltos antes del confinamiento. «Estos préstamos están prorrogados para que nadie tenga sanciones como usuarios de las bibliotecas», explica Fernando Izquierdo, presidente de la Asociación de Profesionales de Bibliotecas de Burgos.
La fase 1, y la flexibilización de los criterios de la fase 0, permite el servicio de préstamo y lectura en sala, entendida como la consulta de algún libro de la biblioteca, aunque no se podrá usar la sala de estudio. «La primera semana va a ser solo para devoluciones o, en algunas bibliotecas, préstamos y devoluciones», explica Izquierdo. Estas devoluciones siguen activas en aquellas bibliotecas que disponen de buzón para ello, donde solo hay que depositar el libro (o material audiovisual) que se tenga en préstamo para que los trabajadores lo recojan.
«Ahora sí que a las bibliotecas nos interesa que los lectores nos vayan devolviendo los libros por la famosa cuarentena», cuenta Izquierdo. Los libros que ya se han leído y vuelven a la biblioteca tienen que pasar una cuarentena de catorce días antes de que puedan volver a entrar en el circuito para poder ser prestados de nuevo.
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Cada biblioteca, según el estamento del que dependa, marcará sus plazos. Así, algunas comenzarán solo a recoger libros, mientras que otras también prestarán. Algunas permitirán el préstamo presencial, ir a la biblioteca y elegir allí qué se quiere leer, mientras que otras solicitarán los préstamos por correo electrónico para acudir al centro a recoger el material.
Lo que está prohibido, al menos de momento, es la lectura de prensa y la consulta en los ordenadores. Los baños de la biblioteca son otro punto que estudiar en esta desescalada. Si se mantienen abiertos habrán de limpiarse seis veces al día, por lo que «es probable» que se mantengan cerrados, al menos de momento.
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«Nos hemos equipado para poder abrir cuando corresponda. Tenemos gel hidroalcohólico para los usuarios y quizás guantes; va a ser un poco como acceder al supermercado. Seguiremos atendiendo en los servicios que vayamos abriendo: devolución, préstamo…», cuenta Izquierdo. Sin embargo, el uso de las mascarillas no es obligatorio. Al menos aún. «Seguramente dependerá un poco de cada biblioteca», añade.
Fernando Izquierdo no sabría por un título que pueda triunfar en esta reapertura, aunque sí indica que un objetivo es surtirse «de las novedades editoriales», que entrarán en cuarentena antes de poder ser catalogadas y ser puestas a disposición del público. El compromiso es claro: «Gastar y comprar en las librerías locales para ayudar también al comercio local».
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Con todo, para el préstamo de material audiovisual el proceso será similar al de los libros, aunque varía el periodo de cuarentena, puesto que los dvds y cds pueden desinfectarse, por lo que quizás su cuarentena se limite a la limpieza individual.
En esa cercanía de la que hablaba Fernando izquierdo debían pensar los vecinos de Belorado, que durante todos estos días pedían a Mercedes que les abriese la biblioteca. De momento, sigue esperando el permiso para hacerlo mientras prepara «carteles, marcas en los sitios donde se puede estar» y pone la biblioteca a punto para poder abrir.
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Las normas no cambian nada con respecto a las bibliotecas de la capital. «Solo vamos a tener servicio de préstamo y devolución con cita previa y atención individual. Los usuarios no van a poder acceder a las salas de ordenadores y va a ser más lento de lo que pensábamos, pero la gente tiene muchas ganas, sobre todo del reencuentro personal», cuenta Mercedes.
Aun así, los lectores de Belorado son unos privilegiados, puesto que Mercedes les ha ofrecido siempre un servicio muy personalizado. «Sé cuáles son sus gustos y he hecho una selección por categorías y géneros. Siempre he tirado mucho de WhatsApp; me preguntaban por un libro y les avisaba cuando me lo devolvían. Ahora no puedo hacerlo cuando me lo devuelvan, tendrán que esperar la cuarentena, pero me han preguntado muchos cuándo abro. Va a ser diferente, pero tengo muchas ganas de empezar», asegura.
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Si Mercedes tuviera que apostar por un libro que no va a para quieto más que para hacer la cuarentena, lo haría «por Reina Roja, que lo está 'petando'». «Tengo lista de espera desde hace tiempo y hasta en el servicio digital 'e-biblio' hay lista de espera. La gente quiere suspense y libros para reír. En la selección que he estado haciendo he cogido libros relacionados con la época que estamos viviendo como 'La Peste' y 'Ensayo sobre la Ceguera', que nos puedan dar respuestas», añade.
La biblioteca de Belorado cerró el 13 de marzo, por lo que este cierre ha coincidido con todas las actividades programadas para el Día del Libro, el del Libro Infantil y Juvenil, pero eso no ha significado que no se haya podido llevar a cabo. «Las hemos hecho de otra forma, tanto con el colegio, como con la librería y el club de lectura. A través de Redes Sociales hemos seguido con las actividades, hemos hecho un concurso de relatos de textos de Delibes y los peques del colegio me han mandado vídeos con cuentos», relata Mercedes.
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Las bibliotecas, «sobre todo en los pueblos pequeños, son un espacio social» que nadie quiere perder. Y en una localidad pequeña, además, todos conocen a la bibliotecaria: «Cuando me veían asomada a la ventana me gritaban: 'Mercedes, ¿cuándo vas a abrir? ¡Que necesito libros!', o cuando me los encuentro por la calle los niños me dicen que quieren coger cuentos nuevos. La biblioteca es el edificio, pero en el pueblo es mucho más», cuenta divertida.
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Algo parecido le ha pasado a Belinda, la bibliotecaria de Quintanar. En este caso la localidad ya ha pasado a la fase 1 hace una semana, pero la biblioteca todavía se encuentra cerrada a la espera de que desde el Ayuntamiento le permitan abrir, después de que todos esperasen a que lo hiciera el día 11.
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Belinda espera que pronto lleguen los geles, guantes y carteles que le permitan abrir con las mismas condiciones que las de las bibliotecas de Burgos y la de Belorado: «Solo habrá servicio de préstamo y devolución, aunque las normas generales en los pueblos es más difícil llevarlas a cabo. En las ciudades se amontona más la gente en las bibliotecas; en los pueblos no pasa. Creo que con los guantes y la mascarilla podrán entrar a elegir el libro, aunque les avisaré para que vengan con la idea de casa bastante clara», asegura.
En Quintanar, como en la gran mayoría de las localidades pequeñas, la biblioteca es un espacio social de encuentro, por lo que las ganas de retomar la actividad son grandes. Sin embargo, las actividades presenciales estarán suspendidas hasta que la crisis sanitaria acabe, trasladándose a un grupo de WhatsApp, que no es lo mismo, pero en tiempo de pandemia es igual de válido. «La biblioteca estaba cerrada, pero se ha hecho servicio de préstamo con mucha cautela. Además, tienen mi número de teléfono y me llamaban preguntando por la disponibilidad de un libro. Si lo estaba, lo envolvía y se lo dejaba en la ventana», explica la bibliotecaria, que hacía lo mismo con la devolución: «Los recogía y los dejaba en cuarentena antes de volverlos a poner en préstamo».
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Belinda no tiene muy claro qué libros van a ser las estrellas de la apertura, pero sí asegura que a sus vecinos les gusta mucho «la novela negra y la novela histórica». Además, no solo los adultos han leído durante el confinamiento: «Los padres se han preocupado de que los niños siempre tuvieran un libro entre las manos; siempre me decían que, ya que les acercaba un libro para ellos, que les llevase también cuentos para los niños. La gente ha leído durante este confinamiento y hemos organizado muchas actividades vía WhatsApp. Hemos hecho retos, hemos cantado, hemos bailado, lo hemos grabado, ha sido un confinamiento entretenido».
Los libros siempre han sido una ventana al exterior, un viaje sin necesidad de salir de casa, y la vía de escape de muchas personas durante esta cuarentena social. Serán ellos, los libros, los que ayuden a muchos a volver, poco a poco, a tomarle el pulso a la nueva realidad que nos espera. Quién sabe si en un futuro alguno de los lectores infantiles de este confinamiento convierte esta realidad en una novela distópica que repose en las estanterías de las bibliotecas.
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