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Mano ubicada en Mecerreyes, realizada por Ángel Gil con la ayuda de sus vecinos. mecerreyes

Mecerreyes sigue aumentando su museo al aire libre con más esculturas que honran la vida rural

Una mano de gran tamaño, homenaje al instrumento principal del trabajo de campo: las manos, y una escultura en honor a los carreteros han sido las últimas incorporaciones a la colección de 12 esculturas que adornan las calles del pueblo | Llevan la firma de Ángel Gil y la colaboración de muchos vecinos

Lunes, 9 de noviembre 2020, 08:31

Si paseamos por Mecerreyes podremos deleitarnos con un museo al aire libre por las calles del pueblo. Un gran número de esculturas recorren y se encuentran repartidas por Mecerreyes con una temática común, la de recordar las tradiciones y trabajos del pueblo. Representan, sobre ... todo, el trabajo y modos de vida de los años 60, cuando el autor de las mismas pasó épocas de su infancia en este pueblo.

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El artista es Ángel Gil, escultor de Mecerreyes, pero para realizar estas esculturas cuenta con la ayuda de una gran parte de los vecinos del pueblo. Con ellas quieren poner de relieve la labor de la gente en los pueblos, el trabajo de campo, el esfuerzo que exige y que han sido ese sacrificio y empeño de las generaciones pasadas lo que nos ha traído hasta este presente.

La elaboración de las esculturas es un trabajo que todavía continúa. Cada verano suelen trabajar en una nueva que luego instalan en algún punto del pueblo. El proyecto comenzó hace años. El escultor Ángel Gil tiene la casa al lado de un pilón de Mecerreyes y se le ocurrió realizar una escultura con unos niños jugando allí. «Le comenté la idea a la Asociación Cultural de Mecerreyes, que es una asociación que hace mucho por el dinamismo en el pueblo, al igual que el Ayuntamiento, que colabora en todo lo que proponemos».

Y ahí está ahora esa escultura, con unos niños con pantalones cortos, descamisados, con tirachinas. Aquella imagen idílica tuvo éxito, gustó y se decidieron a seguir con ello. «Cada verano intentamos crear e instalar una escultura. Montamos un pequeño taller y hacemos una escultura al año y siempre nos basamos en esas imágenes de los años 60», explica Gil.

La asociación es la que coordina todo el proyecto de las esculturas, apunta el escultor, «realizo las esculturas en verano pero no puedo hacerlas solo, por lo que el trabajo de los vecinos es fundamental. También de Fidel Pastor, una persona que siempre está dispuesta a echar una mano y con mucha creatividad». Gil se encarga de la parte artística y dirige la parte técnica pero si necesita soldadores, trabajar el hierro, lo que precise, siempre hay alguien dispuesto a ayudarle. «Si no fuera así este trabajo me llevaría casi dos meses y lo realizamos en tiempo récord trabajando todos juntos. Necesite lo que necesite el pueblo está dispuesto a ayudar», matiza el escultor.

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Tradiciones

Si hacemos un pequeño recorrido por las esculturas de Mecerreyes encontramos un burro, una cabra, una mujer bajando a lavar la ropa con un chaval. «Las intentamos ubica en lugares que tengan un sentido y guarden relación. La cabra está donde el cabrero recogía a estos animales. La mujer, en el camino a las pozas. También buscamos que las esculturas sean interactivas, que la gente las pueda tocar», añade el artista.

La escultura de esta mujer, por ejemplo, tiene mucho movimiento porque el niño se está oponiendo al sentido que lleva la madre. «Esta obra quería ser un homenaje a la mujer trabajadora porque no se ha reconocido lo suficiente el trabajo de la mujer en el campo. Con la escultura quería representar a ese modelo de mujer que no podía soportar más cargar, lleva una tabla en el brazo, en la cabeza el caldero y al niño en otra mano», apunta Ángel Gil.

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Actualmente hay 12 esculturas colocadas por diferentes partes del pueblo. Una de las más llamativas es un gran escultura del Cid ubicada a la entrada del pueblo en pleno Camino del Cid.

Actualmente, Ángel Gil está madurando un proyecto de una mujer lavando en las pozas, también baraja la posibilidad de algún animal más que forman parte de la vida cotidiana de pueblo. «Suelo preparar una pequeña maqueta para que cuando llegue el verano tener ese trabajo avanzado. También me gustaría hacer una escultura del niño de El Gallo del Carnaval de Mecerreyes, sería bonito un poco de nuestro folclore», reconoce.

Este año se ha hecho un homenaje a los carreteros y a aquellos que se encargaban a realizar carros. La escultura se ha colocado en la última carretería que Ángel conoció, «allí iba a hacer mis espadas de madera cuando era pequeño. Me llamó mucho la atención cómo ese carretero tenía las manos. Ha quedado muy bonita porque está llevando una rueda real y la figura del hombre es alta para que quede resultona». Además, este verano se ha inaugurado la escultura de una mano. «Alguno me preguntaba por qué y es que es la herramienta principal que ha tenido toda la vida la gente del campo, símbolo del trabajo manual», explica.

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Además de estas esculturas, el trabajo de Ángel Gil se puede disfrutar por numerosos puntos de la geografía, en este enlace se pueden encontrar ubicados en el mapa.

La escultura de un abuelo que todavía se puede apreciar en la plaza del pueblo fue la primera del escultor para su pueblo. MECERREYES

Primigenia

Cuando el escultor Ángel Gil era un joven de 20 años y tenía ilusión por dedicarse a esta profesión, en su pueblo confiaron en él para hacer una escultura que ahora mismo está en la plaza. «Le puse mucha ilusión, pasión y corazón. Representa el campo y las raíces», explica.

Se trata de la figura de un anciano. Sus piernas son raíces como las de un árbol que se clavan en la tierra. «Son las raíces de cada uno», apunta Gil. Una pierna representa el verano y la otra el invierno. En el cuerpo se juntan las profesiones y en el peco tiene el relieve de la iglesia y el folclore está representado con Las Marzas y El Gallo. Los brazos muestran la juventud y también quiere ser un homenaje a los mayores.

El trabajo que Ángel Gil realiza para su pueblo y con su pueblo es siempre especial porque surge de sus raíces, su infancia. Además, es partidario de dar vida a su pueblo, «hay que hacer lo posible por tener una diferencia, algo que atraiga visitas. En Mecerreyes tenemos varios museos, uno sobre el carbón vegetal, otro del Carnaval. Queremos que una persona venga de visita, pase el día aquí, recorra las calles y se lleve un buen recuerdo para que lo comente a sus conocidos».

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