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Cada vez actúan antes. Es la sensación que se le queda a José Miguel Sainz, un joven ganadero de Rozas de Valdeporres, cuando comprueba que sus ganados han sufrido el azote del lobo. El pasado dos de abril, Sainz llevó a sus potras al monte ... y este domingo ya se produjo el primer ataque, con resultado de un animal muerto. Días atrás también dos novillas abortaron, no sabía por qué pero ahora lo vincula al lobo.
«Los ataques han empezado ahora, cuando hay años que hasta el verano no se producen», se lamenta este ganadero, quien denuncia que el lobo está muy cerca del pueblo. Además, los ataques llegan en muy mal momento, pues yeguas y vacas están pariendo, así que se corre riesgo de perder a las crías. Y las potras están ya preparadas para la cría.«Once meses de gestación y seis mamando para que, cuando están preparadas, pase esto«, se lamenta.
Por ese motivo, José Miguel Sainz pide a la Junta de Castilla y León medidas para que el ganado pueda convivir con los lobos, cuya población está en crecimiento. Mientras, al ganadero se le paga una miseria por animal muerto, si es que se encuentran los restos y se certifica un ataque por lobo. Insuficiente para cubrir el valor del animal. «Se te quitan las ganas de seguir con la explotación», afirma Sainz.
Él tiene 31 años y es el ganadero más joven de la zona, recuerda. «No se puede soportar», pues se invierte tiempo y dinero para que, de un día para otro, un ataque de lobo se lleve por delante el futuro de la explotación. El pasado año, el lobo mató a un potro cuyo cuerpo no llegó a encontrar y dejó malherido a otro, lo que le obligó a cambiar de pasto, a uno de peor calidad, matiza, y eso lo soportó en solitario.
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