Las lluvias frenan el vaciado de los embalses en Burgos, con un ligero aumento de las reservas

El embalse del Ebro, que tiene capacidad para 540 hectómetros cúbicos, se encuentra al 25%. El último informe de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), de este miércoles, muestra que el pantano cuenta con 137 hectómetros cúbicos, que son 174 menos que hace un año. Eso sí, suponen un 0,55% más que hace un mes, una buena noticia tras semanas de solo descendos.

Dentro de la Cuenca del Ebro, en el embalse del Sobrón las reservas alcanzan los 16 hectómetros cúbidos, estando al 90%. Su incremento es del 2,91% si se comparan los datos los que de hace un mes, lo que supone poco más de 0,50 hectómetros cúbicos, dado que se trata de un pantano pequeño. Más lo es el de Cereceda, que tiene 0,90 hectómetros cúbicos.

Mientras, en la Cuencia del Arlanzón, el embalse de Úzquiza está al 43,5%, doce punto por encima que a principios de mes. Son 32,6 los hectómetros cúbicos almacenados, una buena cifra aunque alejada a los datos del pasado año por estas fechas, cuando el pantano acumulaba 35,5 hectómetros cúblicos, según los datos de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD).

Al igual que pasa con el Sobrón, el Arlanzón es un embalse pequeño dentro de la Cuenta del Duero. Sus reservas lacanzan los 13 hectómetros cúbicos y están al 56% de su capacidad. A principios de mes se encontraba al 55% y, hace un año, el pantano albergaba 20,7 hectómetros cúbicos. Ligeros repuntes que servirán siempre y cuando siga lloviendo, y lo haga de manera moderada.

La previsión de la AEMET apunta a que, al menos hasta el fin de semana, habrá lluvias en la provincia. Se esperan incluso tormentas para este jueves, lo que podría ocasionar situaciones de peligro en alguno de los ríos de Burgos. La CHD ya alertó a principios de semana de avenidas extraordinarias en, por ejemplo, el Arlanza, y está en alerta en otros puntos de Castilla y León.

Habrá que esperar a ver cómo sigue el mes de diciembre y, sobre todo, cómo arranca el 2023. Más importante que las lluvias, para llenar los embalses, es la nieve. Si tenemos un invierno de pocas nieve, o la nieve se deshiela rápidamente, perdiéndose en crecidas de los ríos, no conseguiremos reponer unas reservas que están bajo mínimos, tras años de precipitaciones mermadas.