Raúl Galán, jefe provincial de Tráfio en Burgos. PCR
Entrevista a Raúl Galán

«Nadie va a llegar tarde a ningún sitio por ir a 30km/h»

El jefe provincial de Tráfico defiende las nuevas restricciones pues disminuyen el riesgo de accidentes graves | Velocidades más moderadas hacen las carreteras más seguras y el impacto en los tiempos de recorrido es mínimo

Martes, 8 de junio 2021, 08:24

El objetivo último es conseguir cero siniestralidad, cero víctimas mortales en carretera. Raúl Galán, jefe provincial de Tráfico en Burgos, lo dice constantemente. Y, aunque parece una utopía, acabará llegando, asevera. Mientras, vamos cruzando metas volantes. Este 2021 llevamos menos siniestros mortales que el pasado ... año por estas fechas, pero con el condicionante de las restricciones que han imperado sobre la movilidad durante todos estos meses de pandemia.

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De ahí que Galán tenga muy claro que el reto al que nos enfrentamos es recuperar la normalidad pero sin aumentar la siniestralidad. Y en mano de los conductores está, pues recuerda que el 90% de los accidentes se producen por un factor humano. Eso sí, el jefe provincial no obvia que uno de los grandes problemas de la provincia son los accidentes con animales salvajes (2.400 el año pasado).

-Tenemos el verano a la vuelta de la esquina, ¿con qué cifras de tráfico lo encaramos en la provincia de Burgos?

En cuanto a siniestralidad vial, estamos mejorando los datos en accidentalidad mortal del año pasado. En 2020 llevábamos cinco accidentes mortales y ahora son cuatro. El año pasado tuvimos un confinamiento estricto y hubo meses de muy poca circulación y, a pesar de ello, tuvimos una accidentalidad mortal por encima de lo deseable. En cuanto a accidentalidad con víctimas estamos en cifras similares a las del 2020. A 31 de mayo, solo teníamos tres accidentes con víctimas más que el año pasado, con dos víctimas más, pero un herido grave menos. Teniendo en cuenta las intensidades de tráfico, podemos ser un poco optimistas. A ver si podemos mantener la tendencia.

-Y ¿cómo se presenta el verano?

Este año sí vamos a realizar operación especial de tráfico, salvo que cambien las circunstancias radicalmente. Después del estado de alarma hemos tenido un par de fines de semana con unas intensidades altísimas de tráfico, en niveles prepandemia, consecuencia del 'ansión' de la gente de querer salir y hacer cosas que teníamos pendientes (visitar la casa en la playa, ir a visitar a un amigo...). Me temo que las intensidades que teníamos antes de la pandemia no las vamos a recuperar de momento. Va a ser un verano atípico, con desplazamientos pero estamos en unas condiciones muy restrictivas y no creo que lleguemos a los niveles que teníamos antes.

«El reto es volver a los niveles de tráfico prepandemia sin que aumente la siniestralidad»

-Para este verano atípico, ¿qué tipo de desplazamientos se esperan, dónde pueden estar las mayores complicaciones en cuanto a tráfico?

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Creo que va a ser muy parecido a otros años, simplemente que con menos intensidad. Desplazamientos de largo recorrido a los lugares de descanso y, sobre todo en el mes de agosto, a nuestros lugares de origen, a los pueblos. Todavía no sabemos cómo serán las fiestas patronales, pero seguramente sí habrá desplazamientos a los pueblos, igual que el año pasado. La gente se reunió aunque no hubiera fiestas de la Virgen, procesión y verbenas. El pasado verano incluso hubo más gente en los pueblos, casas que llevaban mucho tiempo sin abrirse, el año pasado se abrieron. Tendremos la misma tipología de desplazamientos y, por tanto, los mismos riesgos.

-¿Cómo se han notado este año los cierres perimetrales en la provincia?

Se han notado mucho. En líneas generales, el cierre perimetral se ha respetado. Sí que es cierto que, como Burgos es una provincia con una situación muy estratégica, el volumen de circulación del transporte de mercancías no ha bajado. En cuanto al tráfico de vehículos extranjeros, hemos tenido muchos meses que prácticamente no existía. El año pasado no hubo operación de paso el estrecho. Como anécdota, todos los años bajan unos Renault 4L, de Francia a Marruecos, con ayuda humanitaria. Lo hacen disfrazados de vehículos de rally. Son dos o tres días de bajada y otros dos o tres de subida, pero llevamos dos años sin verlos. Y la circulación general ha disminuido muchísimo porque la mayoría de la gente solo circulaba cuando tenía un motivo, y eso aunque teníamos muchos motivos.

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-¿Tienen miedo de que ahora, en verano, igual que pasó cuando se levantó el estado de alarma, salgamos desbocados?

No necesariamente. Creo que el 'ansión' ya pasó con el levantamiento del estado de alarma. Ahora lo que tenemos que intentar es volver a nuestras rutinas habituales. El problema es que, si aumenta la intensidad de tráfico, hay mayor exposición al riesgo y posiblemente vuelvan a aumentar los accidentes. El reto es volver a los niveles de tráfico prepandemia sin que aumente la siniestralidad. Para ello tenemos que ser conscientes de que todo los que decíamos antes de la pandemia sigue vigente: no drogas y alcohol al volante, no velocidad, no distracciones. Vamos a endurecer las sanciones por el uso del móvil porque vemos que es uno de nuestros caballos de batalla. Puede ser una herramienta muy buena, que puede ayudar a la seguridad vial, pero mal utilizada sabemos que es la causa de un tercio de los accidentes mortales.

«Las carreteras peligrosas no existen, la peligrosidad la hacemos los conductores»

-¿Cuáles son las vías más peligrosas de la provincia?

Carreteras peligrosas no existen, la peligrosidad la hacemos los conductores. En el 90% de los accidentes, la causa fundamental es el factor humano. Lo que tenemos que hacer es adaptar la conducción a las circunstancias de las carreteras. Antes, la N-I era la carretera con mayor siniestralidad mortal. Desde la liberalización de la AP-1, la N-I prácticamente no tiene accidentes. Siniestralidad leve, en cuanto a atropello de animales, es la N-234, la carretera de Soria. Es uno de los problemas que tiene la provincia, no por gravedad sino de volumen de accidentes de tráfico. El año pasado hubo 2.400 accidentes con animales en Burgos. Es un problema difícil de resolver. La Junta está intentando, con soluciones técnicas, evitar que los animales salten a la carretera, pero es muy complicado. La solución está en el control del censo, sobre todo de corzo y jabalí, que se llevan el 80% de los accidentes.

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-¿Qué puntos negros seguimos teniendo?

Según el concepto clásico de puntos negros, no tenemos en Burgos. Sin embargo, sí hay tramos de concentración de accidentes. Hemos hecho un estudio de seguridad vial y nos ha quedado un mapa disperso, no tenemos una zona muy preocupante por concentración de accidentes. Teníamos el cruce de Frenillo de las Dueñas, en la A-11, que hubo varios accidentes mortales, pero se han tomado medidas y, tocamos madera, parece que no se han vuelto a producir accidentes. Al bajar la siniestralidad, atajar los accidentes mortales se vuelve ya una medida de cirujano y trabajar en la concienciación de los conductores.

-¿Se ha notado la bajada de la velocidad a 90 km/h en las carreteras secundarias?

Sí. Es cierto que el cumplimiento es relativo. Existen excesos de velocidad, pero las velocidades medias han bajado y eso ha producido una bajada de entre el 10% y el 16% de los accidentes mortales en carreteras convencionales. Según el modelo potencial del Nilsson, cuando se aumenta en un 1% la velocidad media en un tramo de vía, sube un 2% los accidentes con víctimas, un 2% los accidentes graves y un 4% los accidentes mortales.

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«La solución a los accidentes con animales está en el control del censo, sobre todo de corzo y jabalí, que se llevan el 80% de los siniestros»

-Entonces, ¿el futuro pasa por seguir reduciendo velocidades máximas?

Aquí abrimos un debate complicado. Si vamos todos a dos por hora, evidentemente, no hay riesgo de accidente. Tenemos que tener un compromiso entre seguridad, fluidez y rapidez. Cuando bajamos de 100 a 90 hicimos estudios, los tiempos de recorrido son prácticamente los mismos. Y más si tenemos en cuenta que, en carreteras con intensidad de tráfico, no puedes mantener la velocidad máxima todo el tiempo. Un recorrido Madrid-Burgos, de ir a 120 a ir a 140, en términos reales no se supera una diferencia de cinco minutos. Y de 100 a 90, pasa exactamente lo mismo. Y es le debate que se ha abierto en la capital con los 30 km/h. Nadie va a llegar tarde a ningún sitio por ir a 30 km/h. Las grandes vías de la ciudad siguen a 50 km/h. Tenemos que cambiar el paradigma de la movilidad en las ciudades. No puede ser que el 70% de los desplazamientos que se realizan sean para menos de 3000 metros. Es que vamos a comprar el pan en coche. Tenemos que desarrollar un modelo de convivencia seguro para todos.

-Pero bajar a 30 km/h tiene muchos beneficios....

Tiene más ventajas que inconvenientes. En algunas vías, ir a 30 te da la sensación de que vas pisando huevos, pero es cuestión de cambiar la mentalidad. El dato es demoledor: atropellos a 50 km/h, 90% de posibilidades de poder fallecer, a 30 km/h es el 10%. Es acostumbrarse. Y en redes sociales se leen muchas tonterías, como que las motos, a 30 km/h, pierden el efecto giroscópico. A partir de 5km/h, cuando se arranca la moto, si no hay efecto giroscópico, ¿cómo te puedes mover sobre dos ruedas sin caerte?. O que hay más atascos. A 30 km/h hay circulación más lenta, pero no más atascos. Si se mantiene una circulación más uniforme, se tarda más en formar el atasco.

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-Ha suscitado mucha polémica también la posibilidad de que el Gobierno cobre por el uso de las autovías, ¿cómo valora esa propuesta?

El problema subyace en una cuestión muy sencilla: las infraestructuras hay que mantenerlas. Dicho esto, tenemos que tener claro como país qué modelo de financiación de las infraestructuras queremos, porque existen varios. Hasta ahora hemos tenido el modelo de autopistas de peaje. Levantar las barreras, desde el punto de vista de la seguridad vial, y tenemos el mejor ejemplo en la AP-1, ha sido maravilloso porque nos ha quitado un problema de siniestralidad. Quitar la autopista también nos deja sin una fuente de ingresos, los viajeros extranjeros que pagaban peaje. Hay que plantearse otro tipo de modelos de financiación, el pago por uso puede ser una opción, pero hay que ver cómo se repercute en el conjunto de los ciudadanos, porque no son todos iguales. También existe el modelo de viñetas... Hay varios, no es mi negociado, pero lo que tengo claro es que tenemos que ir a un modelo que sea viable. Es un tema muy complejo, pero no hay que ser demagogo, porque las infraestructuras cuestan y hay que ver cómo las financiamos.

«El pago por uso puede ser una opción, pero hay que ver cómo se repercute en el conjunto de los ciudadanos»

-Con la experiencia que tiene Burgos, corremos el riesgo de que si se implanta una medida de pago por uso, derivemos el tráfico de las vías de alta capacidad a carreteras secundarias. Tendríamos un riesgo de aumentar la siniestralidad, en especial la mortal.

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No solo eso, incluso el modelo de desarrollo regional. Hay zonas que tienen más vías de alta capacidad que otras. ¿Cómo lo hacemos, entonces? ¿Lo implantamos en las vías de alta capacidad de zonas más desarrolladas para sufragar las infraestructuras de las menos desarrolladas? Eso sería un punto a favor del pago por uso. Un punto negativo es lo que está diciendo, que volvemos a sobresaturar vías que no están preparadas para determinados tipos de tráfico (es lo que pasaba con la N-I y el tráfico pesado) y volveremos a tener el problema que teníamos antes. Habrá qué ver si hay mecanismos para solucionar esos problemas.

-Hablábamos antes de un cambio en la mentalidad en cuestiones de movilidad, ¿hemos aprendido los conductores a convivir con otros usuarios de las vías, como los ciclistas?

Estamos en ello, sobre todo en la ciudad. Se empiezan a ver determinadas conductas buenas que antes no se veían (ciclistas por la calzada, parados en semáforos...) Es un tema de concienciación y educación, de ser consciente de que tienes que ceder una parte de tu libertad. También en otro sentido, un carril bici no es para ir andando. Todos tenemos nuestra cuota de responsabilidad, debemos el saber el papel que jugamos, y estar informados. Es un proceso complejo, con mucho debate, pero tenemos que darnos cuenta de que tenemos que cambiar la mentalidad.

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-¿Qué le parecen las aceras bici que tanta polémica han suscitado estos últimos días en Burgos?

Habría que darle una vuelta, pero menos es nada. Mejor aceras bici que aceras bici peatonales en las que cada uno hace lo que le da la gana. Si hay alguna hay que no cumple con los requisitos técnicos, que genera cierto conflicto, habrá que darle una vuelta. Para esto tenemos asociaciones como Andando Burgos o Burgos con Bici, que abren un debate social que antes no había. Lo bueno es que está ahí, en la calle, y que se están haciendo infraestructuras. Mejorables, claro.

-En otro orden de cosas, ¿está ya normalizada la tramitación y el trabajo en la Jefatura Provincial de Tráfico?

Sí. El protocolo de medidas covid se mantiene. El reto fue durante lo más duro de la pandemia. No sabíamos qué hacer, era una situación completamente nueva. El objetivo era que, algo que estaba parado, se hiciera funcionar. Y del problema vimos una oportunidad y lo hemos aprovechado. El teletrabajo y, sobre todo, la atención telemática. A pesar de que se ha pasado muy mal, hemos conseguido abrir una vía de administración electrónica, y en dos meses o tres hemos evolucionado lo que habríamos evolucionado en tres años. Eso ha generado un nuevo paradigma de las relaciones de la Jefatura con los ciudadanos. Y lo estamos impulsando. Hemos pegado un salto cualitativo tremendo, que nos permite mejorar la prestación de servicio, reducir los plazos y que beneficia al ciudadano porque evita desplazamientos. Nos ha costado pero el resultado está siendo beneficioso.

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