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Juancho, el ermitaño que custodia la Capilla de San Olav en Covarrubias. Raquel Romero

El legado vikingo que revive en un pueblo de Burgos

Covarrubias acoge en sus inmediaciones la capilla de San Olav, un templo nórdico que se construyó en 2011 con el fin de «cumplir los deseos» de una princesa noruega aferrada a Burgos

Domingo, 26 de enero 2025, 09:22

Pocas referencias vikingas existen en España, sin embargo, Burgos es albergue de una de ellas. Una trágica historia matrimonial, un convenio de lazos entre países y la pretensión de cumplir el sueño frustrado de una princesa, dieron lugar a la Capilla de San Olav, un templo de inspiración vikinga que fue construido en el entorno natural de Covarrubias en el año 2011.

Este santuario es el fruto de un regalo no entregado por parte de Felipe, infante de Castilla, a su mujer, la princesa Kristina de Noruega, a quien prometió levantar un lugar de culto en honor al patrón de su país.

Sin embargo este aristócrata, hermano del rey Alfonso X 'El sabio', no pudo complacer las peticiones de su esposa en vida y sus anhelos quedaron olvidados en el trasfondo de la historia.

La ermita en honor a San Olav. Raquel Romero

Varios siglos después, la Fundación Princesa Kristina de Noruega revivió este proyecto en el municipio burgalés de Covarrubias, localidad donde fue enterrada la joven nórdica tras un desdichado final. Así lo narra Juancho, el ermitaño responsable de esta capilla, que es una de las dos contrucciones de raíces vikingas que existen en España. La otra es el templo odinista de Gaut, emplazado en Navas del Jorquera (Albacete).

La historia de la princesa Kristina de Noruega

Kristina, hija del rey Haakon Haakonsson, nació en el año 1234 en Noruega. Con tan sólo 24 años de vida se vio obligada a dejar atrás su vida y sus raíces para contraer matrimonio en Castilla con el infante Felipe, Abad de Covarrubias y Obispo en Sevilla.

Se conoce que la boda entre Felipe y Kristina se ofició en Valladolid en el año 1257 y que posteriormente la pareja se mudó a Sevilla. Fue entonces cuando la princesa pidió que se instalase en la comarca castellana (debido al vínculo del infante con esta zona) un templo de culto en honor al patrón de su país bajo la intención de traerse un trocito de Noruega a España.

Kristina de Noruega en la corte española. BC

Tan sólo cuatro años después de mudarse, la princesa «contrajo otitis» y murió a la edad de 28 años sin haber disfrutado de la ermita y sin haber concebido hijos. El sarcófago con el cuerpo de Kristina fue encontrado en 1958 en la Colegiata de San Cosme y San Damián de Covarrubias.

«La trajeron embalsamada desde Sevilla hasta aquí, ella expresó ese deseo», narra Juancho. Por ello, cuando se abrió su tumba siglos después de su muerte, se encontró un «cuerpo con cabellos rubios» que estaba «perfectamente conservado y que además «llevaba vestimentas nazaríes», aclara el ermitaño.

El pasado sanguinario del rey Olav

Si bien es cierto que el antiguo rey Olav de Noruega fue apodado como 'El santo' por introducir el cristianismo en su país, también es verídico que a este le precedía su pasado como pirata y autor de múltiples saqueos y masacres.

De hecho, se le conoce como el «vikingo que asoló Galicia» y más concretamente quien «destruyó la ciudad de Tui», narra el libro 'Olav II Rey de Noruega' escrito por Vicente Sierra Ponce de León. En su vida como guerrero, se enemistó, según Juancho, con el que fue «el rey más importante de la época»: el monarca Canuto de Dinamarca.

'La Batalla de Stiklestad', Peter Nicolai Arbo. BC

Para evitar confrontamientos, se autoexilió a Rusia y en uno de sus viajes tuvo una visión «diciendo que regresara a Noruega porque iba a ser rey otra vez». Y es lo que hizo, pero a su vuelta se encontró con su enemigo aférrimo, contra el que luchó en un único enfrentamiento, la Batalla de Stiklestad. Allí murió «herido por un hacha, una lanza y una espada», cuenta el de Covarrubias.

No obstante, el vikingo fue quien introdujo la religión católica en Noruega, aunque no pudo consolidarla debido a su inesperada muerte. «Lo cierto es que Olav era ateo y a cambio de convertirse al cristianismo le cedieron unos barcos y unos mercenarios», explica Juancho.

El templo de San Olav, una capilla «llena de simbolismo»

Los arquitectos Pablo López Aguado y Jorge González Gallego idearon esta construcción mediante la Fundación Princesa Kristina de Noruega. Edificaron el legado del rey Olav representado en una imponente capilla de inspiración vikinga custodiada por un frontoso mar de árboles y una torre de «29,7 metros», cifra que en realidad marca la fecha de la muerte del monarca noruego. Y todo «por cumplir los deseos» de la princesa.

Está emplazada a 3 kilómetros del municipio de Covarrubias, más concretamente en el Valle de los Lobos. Rodeado de naturaleza pura, dicho santuario en honor al patrón nórdico se ha convertido en un lugar mágico. «No sé que tiene esta capilla que no hay fin de semana que no acuda gente», sostiene Juancho.

Desde su inaguración el 18 de septiembre de 2011, la Capilla de San Olav ha sido escenario de cientos de eventos como bodas vikingas, musicales, obras de teatro o recitales de poesía. Quizás se deba al atractivo visual y al aura que desprende esta construcción de naturaleza vikinga «llena de simbolismo», cuenta su encargado.

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