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Mucho tiene que mejorar la evolución de la pandemia para que la actividad turística pueda iniciar si quiera la recuperación. Mientras se mantengan los cierres perimetrales, las restricciones de movilidad, los aforos y las limitaciones en reuniones (números máximos, convivientes, no convivientes), ni hoteles ... ni alojamientos de turismo rural van a poder empezar a volver a la normalidad.
La Semana Santa está siendo muy descafeinada, algo que en el sector turístico ya asumían en tanto en cuanto el estado de alarma sigue vigente hasta el 9 de mayo. La vista está puesta en el verano, en poder acelerar la vacunación y conseguir la ansiada inmunidad de rebaño, para que se pueda viajar con algo más de libertad. Mientras, los datos siguen mostrando un desplome que será difícil de remontar.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado los datos relativos a las encuestas de febrero, que coincide además con el último mes 'normal' de 2020 pues en marzo se decretó el estado de alarma y nos confinaron a todos. Y aunque algo de actividad se detecta, es mínima en comparación con la del pasado año, lo que hace destacar las cifras de un febrero que habitualmente es uno de los meses más flojos.
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Así, en ocupación de hoteles, las caídas superan el 70%. El febrero pasado, los hoteles burgaleses recibieron 10.651 viajeros, nada que ver con los 48.670 del año 2020, lo que supone una reducción del 78%. Las pernoctaciones pasaron de 74.068 a 19.593. Y lo peor no es esto, sino que se pierde negocio y empleo. De este modo, la encuesta del INE recoge que solo están abiertos 91 establecimientos hoteleros, frente a los 170 del pasado año, el personal contratado se queda en 366 (cuando el pasado año eran 875).
La situación es mucho peor en el turismo rural, donde las caídas superan el 90%. En febrero se recibieron 354 viajeros, cifra ínfima si la comparamos con los 6.435 del año anterior. La caída de las pernoctaciones también ha sido más que significativa, pasando de 11.846 a 1.224, aunque los que han venido se han quedado algo más de lo habitual, unas 3,46 noches.
Por lo que se refiere a establecimientos, en febrero estaban abiertos 295, un centenar menos que en 2020, con 340 empleados (algo más de cien menos). Con estas cifras, los datos de ocupación son bajísimos. Del 1,5% en el caso del turismo rural y del 15% en hoteles, donde además de a turistas se acoge a profesionales en viaje de trabajo, aunque también este colectivo ha bajado en afluencia.
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