La floración de los cerezos de las Caderechas estallará en breves sin público

Este año la floración surgirá pero no para deleite del ser humano. García confirma que la floración está bastante adelantada en las partes bajas del valle mientras que en las partes altas está un poco más atrasada, «está al 90 por ciento en las partes bajas y entre el 60 y el 70 por ciento por arriba», señala.

Con el frío que ha venido estos días atrás la floración se ha parado un poco. El problema de que la floración ande tan avanzada en algunos puntos es que sufren más las «fuertes heladas» que se han llegado. García explica que la gente puede aventurar porcentajes de daños pero solo serán estimaciones, la realidad es que «no sabremos qué habrá pasado ni el daño que habrán hecho. Todavía no se sabe hasta qué punto ha afectado a la cereza, eso se conocerá a la vuelta de 15 días».

Estas heladas afectan más a los árboles que llevan más avanzada la floración pero también hay circunstancias. Si la temperatura baja muchos grados durante mucho tiempo, también afecta a los que están más atrasados. Pero los daños no se pueden conocer exactamente hasta que no caiga la flor y salga la cereza. «Ahora podemos ver que hay flores dañadas pero no se puede saber realmente las que van a quedar para ser luego cereza. Además, aunque no sea una cosecha muy abundante igual las cerezas pueden tener más tamaño», apunta García. Normalmente, con un 20 por ciento de flores que se conviertan en supervivientes de las heladas ya puede ser suficiente para que haya cosecha.

Como todos aquellos que se dedican al campo, los productores de cerezas del Valle de las Caderechas se pasan el día y la noche mirando al cielo. Ahora beneficiaría, para tener una buena campaña, que saliera el sol y que la temperatura estuviese sobre unos 16 o 18 grados. Pero hasta el día 10 de mayo, García asegura que no hay nada cierto.

Estas floraciones tan tempranas, causadas por el invierno tan cálido que hemos tenido, tienen sus consecuencias. Se adelanta la floración y sufren más las heladas. Porque ahora, finales de marzo y primeros de abril, las heladas siguen siendo normales pero al estar los árboles tan adelantados hacen daño.

El problema de este año es que hemos tenido días, en la provincia de Burgos y en el Valle de las Caderechas, en el mes de febrero en que la temperatura ha llegado a los 25 o 28 grados y eso es lo que no es normal.

García reconoce que «siempre somos optimistas de tener cosecha» aunque ha sido un año muy complicado por muchos motivos, no solo por las heladas. La crisis sanitaria provocada por la COVID-19 que no ha llevado a un estado de alarma, tiene a los productores con un ojo en el cielo y otro en las noticias. La cereza se coge tarde, en el mes de junio, esperan que para esos días ya se haya superado esta situación pero, aún así, «la campaña es incierta, todo el mundo tiene miedo de cómo va a reaccionar luego el consumidor. La economía se quedará tocada», apunta el presidente de la Asociación de Productores y Comerciantes de las Caderechas.

Lo que también esperan los productores de cereza de las Caderechas es que esta situación no afecte a las ferias. Estos eventos se celebran en julio y García confiesa que «no necesitamos grandes cosas para organizar una feria». Aún así, estas citas son «muy importantes» para los productores, por las ventas y por el contacto con la gente.

Otro momento importante para el Valle de las Caderechas es este que se acerca, que ya ha comenzado en algunos puntos, la floración. Es un momento en el que estos pueblos burgaleses se llenan de gente y alegría, de un manto blanco y de movimiento de la economía. «Ese contacto con el consumidor final es bonito y se va a perder pero lo tendremos en las ferias, que son una forma de promoción, una fiesta y una forma de que los consumidores nos conozcan y sepan cómo producimos cada uno», apunta García.

A lo largo del tiempo que dura la floración pueden pasar unas 10.000 personas por el Valle de las Caderechas. «El fin de semana pasado esto habría estado lleno ya de gente, eso se nota mucho en el ambiente. Hay que tener en cuenta que los comercios del valle viven también de la gente que viene y en una de las épocas fuertes están cerrados», lamenta García.

La hostelería del Valle de las Caderechas sufrirá en esta temporada de floración el confinamiento por las pérdidas económicas que supone estar cerrados pero también por el dinero que se dejará de ingresar al no poder recibir a todos esos curiosos de la floración. Además, la Semana Santa siempre se aprovecha por muchos turistas para acercarse hasta aquí.

Los agricultores sí pueden estar trabajando en las tierras porque la agricultura no ha parado, el ciclo de los árboles continúa y, además, ahora cuando viene la floración es el momento más importante del año, a partir de ahora hay que estar todos los días en los árboles.