Los embalses de Burgos, con reservas para cuatro años de suministro de agua

De hecho, la situación que presenta ahora mismo el sistema de embalses es mucho mejor que la registrada a estas alturas en los dos últimos años, en los que, a pesar de no haber peligrado el suministro, se vivió una situación complicada.

Según explican desde la CHD, la situación deriva, no solo de las lluvias de las últimas semanas, sino de las extraordinarias aportaciones registradas desde que comenzara el año hidrológico en octubre de 2023, que arrancó con menos reservas que el año anterior. Desde entonces, sin embargo, han entrado en los embalses de Arlanzón y Úzquiza un total de 96 hectómetros cúbicos de agua, un 59% más de la media de los últimos 25 años para ese período; y superando con creces ya las entradas de años completos como el 2021-22 o el 2022-23.

En este sentido, cabe destacar que el antiguo pantano del Arlanzón está, directamente, a rebosar, con alrededor de 22 hectómetros de agua acumulada, su capacidad máxima. Aguas abajo, el pantano de Úzquiza cuenta ahora mismo con 66 hectómetros cúbicos de agua, el 88% de su capacidad total.

Esa circunstancia, de hecho, ha obligado a la CHD a abrir compuertas en las últimas semanas, en las que el caudal vertido se ha visto significativamente incrementado respecto a lo habitual, con desagües de entre 5 y 10 metros cúbicos por segundo. Se trata, según puntualizan desde la Confederación, de «una medida necesaria para mantener los niveles de resguardo de seguridad establecidos para el sistema». Así, el río Arlanzón presenta una buena imagen a su paso por la capital provincial.

Con todo, las actuales reservas de agua permiten garantizar, no sólo el suministro, sino la campaña de riego en la cuenca del Arlanzón. En realidad, nunca han corrido peligro ninguna de las dos cuestiones, ni siquiera durante el año hidrológico 2016-17, cuando «se marcó el mínimo histórico en cuanto a aportaciones a los embalses del sistema con 36 hectómetros cúbicos.

De acuerdo a los datos de la sociedad Aguas de Burgos, cada año se consumen en la capital provincial y los más de 120 pueblos conectados a su red algo más de 22 hectómetros cúbicos de agua. Esto es, en el peor de los escenarios posibles, las reservas actuales garantizarían el consumo de agua potable durante cuatro años.

Muy diferente es la estampa que presenta la cuenca alta del Ebro, donde el pantano de Arija mantiene reservas de agua muy inferiores a las habituales para esta época del año.

Y es que, a pesar de las aportaciones de las últimas semanas, que han incrementado sensiblemente las reservas de toda la cuenca, el pantano de Arija, ubicado a caballo entre Burgos y Cantabria, apenas cuenta ahora mismo con 227 hectómetros cúbicos de agua embalsada, lo que supone alrededor del 42% de su capacidad total.

Aunque el valor está algo por encima del registrado el año pasado a estas alturas, está muy por debajo de la media de la última década, que se eleva hasta los 413 hectómetros cúbicos.