Dos tercios de los municipios de Burgos no registraron bodas ni nacimientos en el último año

La primera de ellas se define por los nacimientos, el crecimiento natural de una población. En esta estadística, el dato de municipios que no registraron ningún nacimiento el pasado año 2022 es de 241 sobre los 371 entes municipales que conforman el territorio burgalés (64,9%), número que supera ampliamente la mitad.

El segundo dato, que se refiere a enlaces matrimoniales, podría reflejar la agudizada tendencia a la concentración poblacional en las ciudades a la hora de asentarse y formar una familia. En 261 municipios de Burgos nadie registró un enlace matrimonial, el 70,3%.

La estadística aportada por el INE también expone datos acerca de fallecimientos según lugar de residencia. En ella, encabezada -de manera lógica- por la capital burgalesa (1.944), Miranda de Ebro (387) y Aranda (337), aparecen como destacados municipios que aglutinan multitud de núcleos poblacionales como Medina de Pomar (71) o Valle de Mena (55), además de Briviesca (73) y Villarcayo (64).

Este guarismo se expresa en concordancia con un cuarto dato conclusivo que va de la manao de los tres anteriores. El crecimiento vegetativo. 253 municipios de Burgos tienen un saldo negativo, es decir, pierden población. De ellos, 165 lo hacen en más de un habitante, y coinciden casi en su totalidad con aquellos que se sitúan entre las localidades con mayor número de fallecidos.

Esto explica que el problema de pérdida de población es bidireccional, la población envejecida muere a un ritmo mucho más alto que el número de nacimientos, sobre todo en el medio rural. Así, surgen ejemplos como Oña, donde 30 personas fenecieron pero no hubo nacimientos, Palacios de la Sierra, con 16 defunciones y cero nacimientos, o Tórtoles de Esgueva, con 12 óbitos y sin alumbramientos. A pesar de ello, 94 municipios lograron mantener este parámetro en equilibrio nulo (igual a 0).

Destacan las pérdidas de las tres capitales con mayor volumen poblacional con las que cuenta la provincia, con Burgos perdiendo 729 habitantes, Miranda de Ebro 160 y Aranda de Duero manteniéndose por debajo de la centena con 98 ciudadanos menos. En el lado positivo, Arcos gana una decena de habitantes en el último año, la que más del territorio burgalés, seguida de Revillarruz y Alfoz de Quintanadueñas, ambas con seis y Buniel con cinco.

En conjunto, estos cuatro municipios, junto a otros más, comparten una característica potenciada en los últimos años: la llegada de familias residentes en localidades del entorno de la capital que trabajan en la ciudad. Este fenómeno, encabezado por la población joven, responde de manera directa al encarecimiento del coste de vida en Burgos, subida que ha repercutido en la calidad de vida.