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Sin prisa pero sin pausa. La Diputación de Burgos sigue dando pasos para conseguir que las obras de restauración del Monasterio de San Salvador de Oña puedan arrancar este 2019. Ocho han sido las empresas que se han ofrecido para acometer un proyecto valorado ... en 500.000 euros, que cuenta con ayuda del Gobierno central, y que debería estar completado para el verano de 2020.
Hace escasos días, la mesa de contratación designada ha analizado la documentación previa presentada por las licitadoras, una de las cuales tendrá que completarla al haberse detectado algunas deficiencias. Se le dieron tres días naturales para remitir la documentación y, una vez completado el trámite, este martes se volverá a reunir la mesa para analizarla y valorar si se acepta la oferta o se rechaza.
Una vez tomada esa decisión llegará el momento de abrir el sobre en el que se recoge la oferta económica de cada una de las empresas, ha explicado el diputado Ramiro Ibáñez, pues de momento solo se han observado las consideraciones previas del pliego de licitación. Y con toda la información en la mano, valorando las mejoras y el precio, se decidirá la adjudicación.
Ibáñez afirma que la intervención estará adjudicada este mismo año. Es más, tendrían que arrancar antes de finales de 2019 para cumplir con los plazos previstos, pues la empresa dispondrá de nueve meses para acometer las obras. Son las fechas marcadas por la Diputación, tanto por interés propio (el proyecto cultural y turístico se quiere poner en marcha en verano de 2020) como por exigencias del Ministerio de Fomento.
La restauración cuenta con una subvención de 200.000 euros del 1,5% Cultural, y por tanto debe estar concluido en un plazo máximo de 18 meses desde que se concedió la ayuda, allá por marzo de este año. De este modo, la Diputación invertirá casi 500.000 euros, de los cuales, 400.000 corresponden al proyecto de rehabilitación y, el resto, a la restauración de las cubiertas, que se añadió en el último momento.
Las obras permitirán intervenir en el Patio de San Íñigo y en el Claustro Romano, mejorando accesos y eliminando barreras arquitectónicas. Es una de las prioridades de la Diputación. No solo se trata de restaurar el Monasterio de San Salvador de Oña sino también de ponerlo a disposición de la ciudadanía, ampliando los itinerarios turísticos y culturales, con acceso a todo el mundo.
De ahí que se vayan a habilitar rampas de acceso desde la Plaza de Sancho García al zaguán que albergará la recepción y el punto de atención turística. Luego se acometerá una restauración integral del Patio de San Íñigo y del Claustro Romano, que afectará a fachadas, bóvedas y pavimentos, incluyendo nueva iluminación y medidas de seguridad. Las obras se completarán con la rehabilitación de las cubiertas.
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