El mes de octubre será clave en la Diputación de Burgos para conocer las líneas que guiarán al presupuesto de 2019, el último a componer por parte del actual Equipo de Gobierno. Las áreas provinciales están trabajando ya en su 'carta de peticiones', realmente ... una previsión de gastos que se suele sustentar en presupuestos anteriores, con leves modificaciones por nuevas necesidades.
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El diputado de Hacienda, José María Martínez, asegura que es «un poco pronto» para hablar de cuentas, pero a partir de mediados de mes se entregarán esas previsiones de gastos. Mientras, en Intervención también están echando cuentas, pues el presupuesto de 2019 deberá ajustarse el Plan Económico-Financiero aprobado por Diputación ante un incumplimiento de la regla de gasto y de los criterios de estabilidad presupuestaria.
Así, Martínez reconoce que la existencia del plan condicionará el futuro presupuesto, pues «habrá que ajustar partidas» para cumplir con la ley de estabilidad presupuestaria. Sin embargo, lo que más puede condicionar las cuentas de la Diputación son las transferencias del Estado, pues el 70% de los ingresos de la Institución derivan de la participación en los tributos del Estado. Y esta es una cuestión todavía a dilucidar.
En estos momentos, los servicios económicos desconocen el dato de transferencias tanto del Gobierno central como de la Junta de Castilla y León, así que mientras no lleguen los presupuestos se irán haciendo sobre la base de cuentas anteriores. El objetivo es tener el borrador para finales de este mes, a fin de empezar a trabajar sobre él con los grupos de la oposición, y poder aprobarlo ya en noviembre.
José María Martínez avanza que las cuentas serán similares a las de 2018, con un montante global de 113 millones de euros. Se tratará de reservar también una partida similar en inversiones y se contará, por supuesto, con planes provinciales, planes de carreteras, planes de pedanías o planes de empleo. No habrá grandes novedades ni nada especial por mucho que en 2019 se acabe el actual mandato. La Diputación seguirá con sus políticas sociales, austeras y conservadoras, en parte también porque el Plan Económico-Financiero le impedirá hacer filigranas.
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Su existencia condicionará el devenir económico de la Diputación pues no permitirá incorporar remanentes de Tesorería a las cuentas, ni tampoco solicitar crédito. Aun así, la Diputación sigue gozando una cierta solvencia económica, pues cierra los años con superávit (en parte por una incompleta ejecución de los presupuestos) y su deuda se sitúa por debajo del 50%. Y deuda sí que podrán, y tendrán, que amortizar en 2019. Los números concretos, a lo largo de octubre.
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