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En julio de 2021 Borja Suárez fue nombrado presidente del Partido Popular (PP) en la provincia de Burgos, tras 20 años con César Rico en ese cargo. Dos años después, Suárez se convertía en presidente de la Diputación, puesto que había ocupado Rico durante 12 años, y recuperaba la mayoría absoluta para su partido en la institución. Pero la trayectoria de este político mirandés le otorga una personalidad propia. Reconoce, como hizo cuando asumió el cargo de presidente del PP burgalés, que su proyecto tiene una parte de transformación a la nueva realidad rural del siglo XXI y mucha de continuidad en el trabajo consolidado.
Suárez tiene claras las tres inversiones para este curso político: Plan de carreteras, Ciclo Integral del Agua e inversión en patrimonio. El reto demográfico marcará los presupuestos y sigue reclamando una fiscalidad diferente para el medio rural y mancomunar servicios en el medio rural. Como reto hereda sacar adelante el Consorcio de Bomberos, no se quiere poner plazos irreales, pero asegura que deberá estar concluido a finales de este mandato de cuatro años.
Tiene años de experiencia en la política de la provincia de Burgos, pero ha asumido un cargo que ha ocupado César Rico durante 12 años ¿cómo se afronta esta responsabilidad al inicio del curso político?
He estado 12 años en esta casa con César como presidente y otros cuatro con Vicente Orden Vigara. Cualquier proyecto que cambia de cabeza cuando es la misma formación política la que lo encabeza tiene una parte de transformación y mucha parte de continuidad. Hay un trabajo consolidado y muy reconocido por parte de los pueblos. Pero también las circunstancias nos obligan a transformaciones. Los tiempos cambian, la propia estructura de población ha cambiado. Eso nos obliga a adaptarnos. Estamos sobre los mismos objetivos, pero adaptándonos y transformándonos a la realidad del medio rural del siglo XXI.
¿En qué líneas habrá continuidad y en cuáles se plantea un cambio?
Habrá continuidad en la estructura que está consolidada, como en ciertas políticas, algunas que son competencia propia y otras que no, pero que entendemos que son servicios esenciales que tenemos que prestar.
Dividimos en bloques nuestros objetivos como son servicios sociales, la política de infraestructuras. Aquí tenemos obligaciones como propietarios de una red viaria de más de 2.000 kilómetros en la provincia. También tenemos obligaciones como propietarios de un patrimonio importante y, sobre todo, como promotores de una política de desarrollo económico. Entendemos que este desarrollo económico es el principal agente que fija población y que lucha contra el reto demográfico.
Desde este convencimiento establecemos toda la política y estrategia que tenemos para estos años y que, además, está recogida en un plan de desarrollo, PEBUR 2025, que marca el guion de nuestras políticas. Tenemos claro el objetivo común, la lucha contra la despoblación. Las políticas que se encuadran dentro del reto demográfico tienen un bastión en aquellas que desarrollan económicamente y que generan empleo. Donde hay empleo, hay población.
La lucha contra la despoblación y la apuesta por la repoblación es uno de los objetivos principales del mandato, queda reflejado, además, en la creación de esa nueva Comisión de Reto Demográfico y Fondos Europeos.
Es un reto ineludible e inevitable. Tenemos que hablar de despoblación porque en los últimos 70 años ha habido una fuerte despoblación de todo el interior de los países, también en España, que nos ha arrollado. Sabemos cuál es la situación real, sabemos que es irreversible, que no se puede volver a las cuotas de población del medio rural del siglo pasado, por eso tenemos que presentar una serie de objetivo creíbles, reales y que no alienten el optimismo desmesurado. Generalmente, el que habla de reversión, de volver a llenar los pueblos de chavales, ni vive en el medio rural ni lo conoce.
En estos meses de funcionamiento de la Comisión de Reto Demográfico ¿se puede extraer un análisis de la situación o unas líneas por las que comenzará el trabajo? Porque parece obvio que es una comisión muy transversal, ya que hay muchos aspectos determinantes para la repoblación: vivienda, comunicaciones, transporte...
Esta comisión es absolutamente transversal y es la que marca el proyecto de presupuestos que estamos elaborando y que en breves podremos darlo a conocer al resto de grupos para que puedan aportar. Tanto es así que el primer periodo de mandato tiene en las jornadas de alcaldes y, sobre todo, en el debate sobre el estado de la provincia, un núcleo mollar.
Acabo de tener una reunión con Sodebur para presupuestar cómo las políticas necesarias pivotan alrededor del reto demográfico. Es un departamento que ahora es etéreo, que no tiene estructura creada, pero que tiene mucha estructura detrás como el Instituto para el Deporte y la Juventud (IDJ), Sodebur y otros tres departamentos fundamentales como son Vías y Obras y también el de Hacienda. Los próximos presupuestos tendrán políticas demográficas interesantes.
¿Qué tipo de políticas serán?
El reto demográfico tenemos que suscribirlo al ámbito de la Diputación, porque en otros siempre hemos reclamado una fiscalidad diferente para el medio rural, que el procedimiento administrativo de un ayuntamiento pequeño no sea el mismo que el de un ayuntamiento grande. Hemos reclamado dotaciones en servicios como los de secretaría e intervención. Siempre hemos reclamado políticas que aporten servicios de proximidad en los pueblos, transporte a la demanda, sanidad, educación. Todo esto forma parte del reto demográfico. Pero lo que puede hacer la Diputación con respecto a esto es complementar esas líneas de ayuda con lo que nos hace diferentes al resto. Tenemos un patrimonio medioambiental y monumental diferente.
El Plan de carreteras para los próximos años será, además de multimillonario, muy ambicioso. Apostamos por mancomunar servicios. Esa cultura de que un ayuntamiento solo tiene que tener todos los servicios, prestarlos y recibirlos es una quimera. Esto pasa por que los municipios avancen en la mancomunidad de servicios al margen de la ordenación del territorio. Tenemos que hacer ver que mancomunar servicios, no solo en recogida de basuras, sino en extinción de incendios, en secretaria e intervención de los ayuntamientos, en determinar una solución a las ruinas. Mancomunar servicios de transporte a la demanda, establecer mancomunidad de servicios en otros sectores que hasta ahora no contemplábamos pero que son fundamentales.
Entender los servicios públicos en los bares, que un pueblo no se quede sin bar porque, aunque parezca descabellado, en los pueblos sabemos lo que vale un bar o la prestación de un centro social. Esto es lo que forma parte de todas esas políticas de reto demográfico que la Diputación puede hacer al margen de lo que hacen otros. Por eso, pretendemos completar tantas y tantas ayudas que parecen disueltas, pero que están ahí.
Ha hablado del Consorcio de Bomberos para la Prevención y Extinción de Incendios, el pasado mandato ya se habló de su creación. ¿Cómo se va a poder avanzar durante estos años? ¿Se marcan plazos para lograrlo? Porque profesionalizar bomberos y reducir parques será un proceso largo y complicado.
Actualmente, hay una red de 19 parques de bomberos voluntarios con cuatro convenios con bomberos profesionales. En política ser optimista con los plazos es un error. Tenemos un objetivo de mandato, el consorcio tiene que estar en marcha en este mandato y tiene que resolver dudas razonables. Surgen preguntas sobre qué forma es la mejor para realizarlo, como si se va a establecer una tasa a todos y cada uno de los inmuebles, como se hace con el tratamiento de residuos, que costeen parte del servicio. También establecer cuál va a ser la implicación de los parques profesionales en este consorcio y cuál va a ser la relación con otras provincias vecinas.
Son muchas preguntas que hay que ir respondiendo antes de formar el consorcio. El trabajo está lanzado y este mandato lo tenemos que resolver. También es muy importante cumplir con las exigencias de las leyes en materia laboral, que hoy dejan sin sitio a un bombero voluntario si no está integrado en una estructura profesional.
¿Es posible realizarlo sin implicación de la Junta de Castilla y León?
La Junta se ha implicado con el mapa de recursos con el objetivo de homogeneizar la prestación del servicio a 30 minutos. Siempre hemos dicho que esto está muy bien, pero que hace falta una financiación que lo acompañe. Ahora la están ejecutando con recursos de fondos europeos, que esto sirve para modernizar los parques, pero nada más.
Nosotros, una vez más, aceptamos esta competencia sabiendo que la financiación es el caballo de batalla. Aún así, sabemos que la tenemos que afrontar. Por eso apuntaba a la posibilidad de establecer una tasa por prestación de servicio sobre los inmuebles que protegemos, que son todos. Son las cuestiones que hay que valorar. Si no podemos financiarlo, porque no nos ayuda nadie, lo tendremos que hacer nosotros mismos.
Hay un ejemplo paradigmático que es el tratamiento de residuos, que establece diferentes entre locales por su uso, por ejemplo, pero es un modelo muy válido porque lo que protege el parque de bomberos son los inmuebles. Puede ser un buen sistema. Pagar siempre es un problema, pero si explicamos bien el servicio que se presta y cómo, a veces ayuda más a entrar en una dinámica que, de lo contrario, no llegamos a sostener.
Hablando de competencias impropias, la financiación de las residencias de ancianos es un tema que no avanza, pese a las muchas reivindicaciones ¿qué se va a tratar de hacer con estos servicios? ¿Hay otros aspectos en los que eche de menos mayor apoyo de la Junta o de los gobiernos centrales con la provincia de Burgos?
En general, echamos en falta un modelo de financiación autonómica que implique una financiación local que no existe. Es más, lejos de existir todavía se premia más las diferencias y las compensaciones a las comunidades históricas, las que son, las que no, las que tienen un concierto, una foralidad… El caso es que la financiación autonómica está sin resolver y, sin resolver la financiación autonómica, nunca resolvemos la financiación local. En tanto en cuanto esto se resuelva, sí se ha ordenado el mapa competencial, pero el mapa competencial no obliga a tener que prescindir de un servicio que se presta por el hecho de que la competencia esté atribuida a otra administración, como es el caso de los servicios sociales y las residencias.
La Diputación va a seguir prestando servicios residenciales, posiblemente no como están contemplados ahora porque los queremos transformar. Tenemos que adaptarlos a las nuevas necesidades que van más para los dependientes de un grupo 3. Las necesidades que tienen los pueblos son qué pasa con la gente que vive sola, la gente con demencia, que no tiene recursos familiares. Es ahí donde la Diputación tiene que dar una respuesta a los ayuntamientos con fondos propios. Estamos infrafinanciados, pero lo que queremos es un modelo de prestación social que complemente al de la Junta. Tenemos que empezar a adaptarnos a las necesidades propias de la despoblación, del siglo XXI y de nuestra realidad. Sí a los servicios sociales, sí a las residencias, pero no como las tenemos concebidas ahora que, posiblemente, sea un modelo desfasado. Necesitamos un modelo para hoy.
Estos meses que lleva al frente de la Diputación han sido un periodo de escucha a los alcaldes ¿cuáles son las principales reivindicaciones que llegan desde los pueblos?
Siempre suelen ser las mismas. Primero, problemas con los secretarios. La cobertura de secretarios horrible y lastra el futuro de cualquier pueblo. Habrá que incidir en las plazas que tiene que sacar el ministerio, en la cobertura que ahora ha establecido la Junta con la bolsa de empleo y con la formación de nuevos secretarios y, sobre todo, pensar en mancomunar estos servicios. El servicio de administración también sería óptimo mancomunarlo.
Otra de las preocupaciones son las ayudas al Ciclo Integral del Agua. Los Planes Provinciales llegan a un punto en el que, por mucho que crezcan, no pueden abordar inversión de más calado, que son las vinculadas al Ciclo Integral del Agua. Por lo tanto, estamos estudiando juntar los Planes Provinciales en dos anualidades, hacerlo bienales, de tal forma que se puedan resumir en una inversión dos ejercicios. Es una de las transformaciones que se van a realizar. También los Planes Provinciales van a reducir su cantidad para liberar ese crédito para financiar políticas específicas.
Estas políticas específicas son el Plan de Carreteras, queremos llegar a ejecutar el 92% de la red a finales de este plan que es para cinco ejercicios. Nos centraremos en ensanches o adaptación para cicloturismo.
Otra política de transformación es la de servicios sociales, la vinculada al Consorcio de Bomberos y Sodebur. Sodebur tiene también una labor muy importante de recuperación del patrimonio. A veces, no nos creemos suficiente el patrimonio que tiene la provincia de Burgos. Tenemos que acelerar el ritmo de recuperación del patrimonio sacro, tenemos que seguir con la recuperación de bienes etnográficos, tenemos que seguir con excavaciones arqueológicas y seguir con un plan en el que cada comarca tenga su preferencia.
Seguiremos con los grandes eventos en materia deportiva. Reduciremos, porque todavía no hemos empezado a ejecutar, el último plan de instalaciones deportivas que nos llevará los dos próximos ejercicios, y recuperaremos también instalaciones deportivas propias. Aquí entra Oña.
Hay un proyecto para el monasterio de San Salvador de Oña. Tiene que ser una referencia para las concentraciones deportivas y las aulas de naturaleza para la próxima década. Esto es así porque es un sitio magnífico y porque es patrimonio de la Diputación. Ahí vamos a desarrollar un proyecto de instalación deportiva y residencial para jóvenes, deportistas y estudiantes. Posiblemente, hagamos alguna otra instalación en el entorno de Burgos para fomentar el deporte provincial en instalaciones de calidad.
Estas son las preferencias que tenemos sobre las preocupaciones que nos transmiten y con esto ya hay trabajo de sobra para todo el mandato.
Con una mayoría absoluta ¿qué papel va a jugar la oposición?
Sería temerario por nuestra parte abusar de una mayoría absoluta por el hecho de tenerla. Creo que los últimos cuatro años, al PP, que siempre ha sido hegemónico en la Diputación, le han venido bien como cura de humildad. Esto lo compone mucha gente, gente que necesariamente no piensa como tú, pero que tiene buenas ideas y puede aportar. En ese proyecto todo lo que sea aportar y todo lo que se aleje de la discusión por la discusión tendrá encaje.
Lo haremos ahora en los presupuestos. Por eso lo hacemos encajar con el debate sobre el estado de la provincia y las jornadas de alcaldes. Queremos pulsar de manera más cotidiana el parecer de todos. Esto lo forman las personas y las relaciones siempre han sido buenas en esta casa.
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