Ha sido el proyecto más complejo, y costoso, al que se ha enfrentado la Coordinadora para la Recuperación de la Memoria Histórica de Burgos. El homenaje a los represaliados de la Guerra Civil y el Franquismo, que están enterrados en la fosa común del Cementerio de San José, ya tiene fecha. Se celebrará el domingo 16 de febrero, en un acto al que acudirán familias para inaugurar las placas conmemorativas.
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En total se han instalado 16 placas, en las que se listan los nombres de más de 850 represaliados, conseguidos tras una ardua investigación entre archivos, documentos históricos y publicaciones. Comenzaron con una pequeña lista de 300 nombres, pero han conseguido sacar esos 850, solicitando también difusión a asociaciones de toda España.
Son víctimas de la Guerra Civil y el Franquismo, fusilados entre 1936 y 1945, procedentes de todo el país. Y de diferentes puntos del territorio nacional vendrán las familias, alrededor de una treintena, para el acto de homenaje, que arrancarán a las 11:30. Se les dará voz, habrá alguna actuación y se recordará a todas las víctimas.
Así lo explica Soleda Benito, presidenta de la Coordinadora para la Recuperación de la Memoria Histórica, quien recuerda que llevan dos años trabajando en este proyecto. «Ha sido muy costoso», tanto en términos de trabajo y tiempo invertido como de presupuesto. Ha costado unos 30.000 euros, y se ha contado con ayuda de la Junta de Castilla y León (10.000) y el Ayuntamiento de Burgos (18.000).
Las placas ya están instaladas sobre los jardines de la fosa común, de unos 100 metros de longitud. También se ha colocado ya la gran piedra en la que se colocará una placa explicativa y está pendiente la mano de forja que simulará salir de la tierra, en recuerdo de todos los que fueron enterrados en la fosa común.
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Benito insiste en que el homenaje del Cementerio de San José es «el que más tiempo les ha llevado», pues entre la investigación, la pandemia y los problemas de permisos del Ayuntamiento se ha ralentizado. Ahora, por fin se van a poder inaugurar las placas, coincidiendo además con una fecha tan señalada como el 14 de abril, proclamación de la II República.
Una vez se supere ese acto, la coordinadora se pondrá a trabajar en otros proyectos pendientes, como la búsqueda de una fosa en la que enterraron a un 'paseado' en Villela. Se localizaría fuera del cementerio de la localidad, junto a la tapia, y en ella estaría enterrado un chico muy joven, «como los represaliados en la zona».
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Mientras, están pendientes de los proyectos de exhumación de fosas en Villela y Sasamón, que se excavaron el pasado verano pero sin éxito. Benito explica que la Junta, que les había dado una subvención para los trabajos, les ha otorgado una prórroga, pero solo hasta junio, así que no podrán acometer la intervención este año. Ambas fosas exigen de excavar en terreno agrícola y hasta que no se coseche no se puede entrar.
Por ese motivo, la presidenta de la coordinadora cree que tendrán que devolver la parte de la subvención no utilizada y volver a solicitar ayudas para 2024. Es el pan nuestro de cada día para la entidad, que siempre anda corta de fondos, pendiente de ayudas públicas, donaciones, recaudaciones solidarias y la aportación de los socios.
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Estos proyectos «cuestan mucho dinero», explica Benito, sobre todo cuando toca analizar el ADN para hacer las identificaciones. Y los 35 euros que pagan al año los alrededor de 120 socios son insuficientes, así que ideas no suelen faltarles: rastrillos, actividades solidarias... todo lo que sirva para recaudar fondos está en la agenda de la coordinadora.
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