Desesperación, llantos e incertidumbre en el polideportivo de Salas de los Infantes, donde los vecinos evacuados tras el incendio de Quintanilla del Coco han estado realojados desde el domingo. Pero, sobre todo, mucho agradecimiento. Los desalojados Villanueva de Carazo, Carazo y Hacinas han vuelto ... ya en sus casas, mientras que los vecinos de Santo Domingo de Silos y Santibáñez del Val ya podrían volver, aunque no todos lo harán todavía.
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«Se está valorando cómo está el municipio en cuanto a los servicios de luz y agua», sobre todo en el caso de Santibáñez, explicaba este martes la concejal del PSOE de Salas de los Infantes, Loli de Domingo, quien ha puesto en redes sociales su contacto para las personas que quieran contactar con los desplazados. Y es que no todos los vecinos disponen de los medios para ser localizados o ponerse en contacto con familiares y amigos, para tranquilizarlos.
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Gabriel de la Iglesia
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Pese a todo, pese a no saber en qué condiciones iban a encontrar su casa y aferrarse al recuerdo del municipio que conocían, las personas que fueron desalojadas de los pueblos por el incendio de la comarca del Arlanza han volcado toda su amabilidad por los servicios habilitados. «La gente solo da las gracias, después de todo muestran su total agradecimiento», comenta la concejal.
Muchos han sido los interesados por conocer el estado de los evacuados. Tanto familiares como vecinos que prestan su ayuda han contactado con las instituciones para saber de primera mano la situación. «Desde el primer momento he recibido muchísimas llamadas de gente que quiere colaborar y conocer cómo se encuentran las personas realojadas en Salas», añade.
La preocupación de los familiares se hizo notar desde el primer momento. Muchos de ellos eran padres preocupados por el estado de sus hijos, que permanecían en un campamento en Santo Domingo de Silos cuando el incendio comenzó. «Tratamos de tranquilizarlos y de darles toda la información para que conozcan lo que está sucediendo», apunta Loli de Domingo. Además de calmar a las personas que llaman, quienes se han encargado de atender a los desalojados también han desarrollado una labor de acompañamiento para reducir la dosis de incertidumbre que ha sobrevolado estos días el polideportivo.
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«Saben en qué situación está su casa, pero quieren verlo», señala la concejal. Ese desconocimiento es una de las batallas más difíciles de superar, y el único deseo ha sido poder regresar a sus domicilios cuanto antes para cerciorarse de que lo que les comunican es real. «Quieren volver, pero entienden que hay que valorarlo por su seguridad», asegura la concejal.
Casi 48 horas han pasado desde que fueran 'echados' de sus casas para ponerse a salvo y la estampa de desolación aún es recordada por la concejal, que vivió esos primeros minutos de angustia. «Ves a gente llorando, personas mayores en sillas de ruedas y madres que dejan a su marido y su hijo en el foco para salvar el ganado», apunta.
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Una lucha interior entre protegerse a uno mismo y salvar su futuro. «Se quedaron en Silos para defender lo suyo, su ganado, su trabajo», recuerda la concejal de los primeros momentos. Cientos de historias que tienen un desenlace similar: el desalojo repentino en unas condiciones, en muchos casos, desconocidas. «Hemos dejado los platos en la mesa, y hemos salido corriendo sin saber muy bien qué pasaba», comentaba un matrimonio a la concejal de Salas de los Infantes, quien culpa a la Junta de la situación. «La Junta nos tiene abandonados, que se ocupen de prevenir porque en el pueblo vivimos gente todo el año, no solo cuando hay elecciones», responde contundente.
loli de domingo
Concejal de Salas de los Infantes
Frente a la «pasividad», como lo define la concejal, de la Junta de Castilla y León, está la solidaridad vecinal. «En el momento que pasó llamaron alcaldes de todos los municipios y voluntarios de los pueblos para asistir en lo que fuera necesario. Es una lucha común, hay que ir todos a una en un momento así», apunta Loli de Domingo, que define la ayuda humanitaria como «ejemplar» ante una catástrofe, como remarcaban los vecinos, «nunca vista en la comarca».
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