Las cuatro mejores rutas por los desfiladeros y gargantas de Burgos

El recorrido del Arlanza desde la sierra de La Demanda, Pinares y valles nos llevan desde terrenos de vid y cereal a cerros y faunas, que nos muestran un atractivo clima templado mediterráneo continentalizado, donde los pinos y sabinares cubren el paisaje a nuestra vista contrastes que suceden en nuestro camino por la ribera.

El Arlanza recorre 130 kilómetros por la provincia, de este a oeste. Nutre, a su paso, paisajes diversos que agradecen su riego. Brota al mundo en el Paraje de Fuente Sanza, a los pies de las Lagunas glaciares de Neila. Luego se pasea por la comarca de Pinares, se alimenta de afluentes y surgencias y engorda gracias a su gran afluente, el Arlanzón, en la palentina Quintana del Puente.

Hasta fundirse con el Pisuerga, serpentea por tierras altas de la Sierra de la Demanda en su primer tramo, trazando estrechas gargantas. Se hizo hueco como río simbólico de Castilla porque desde el año 900 marcó el avance cristiano de la Reconquista. Por eso, muchos creen que sus bosques y riscos acogen las almas de los héroes fundadores.

Animamos a conocer este nacimiento con una ruta que ocupará 15,2 kilómetros, ida y vuelta, unas cuatro horas sin prisa. Desde Quintanar de la Sierra. Con desnivel de 165 metros. Dificultad baja. Hasta Fuente Sanza. Empieza siguiendo la dirección del camping y, tras el aserradero, cruza el puente sobre el río, donde una pista a la derecha indica 'Necrópolis de Cuyacabras'.

Superado el camping hay una piscifactoría y, a unos 300 metros, junto a la orilla, aparece el Lago de las Tres Princesas. Cruza el agua y sigue por la carretera a Neila. Hallarás un merendero para llegar a la zona recreativa de Fuente Sanza, tu destino.

Enfilamos al noroeste, a tierras lamidas durante siglos por los ríos Ebro y Rudrón que, como lenguas cuando disfrutan un helado, horadaron cañones y cortados. Allí muestran sus encantos rincones como la surgencia kárstica del Pozo Azul, la del Rudrón en Barrio-Panizares o la de Fuente de Orbaneja, que se precipita en cascada al río.

Cálzate las botas para contemplar magníficos paisajes como los que se aprecian desde Valdelateja, mientras caminas por el Cañón del Ebro o subes al Alto Rudrón en recorrido paralelo al agua, entre Hoyos del Tozo y Moradillo del Castillo.

Cuentas con buen número de opciones: la Cueva del Piscarciano, El Hayedo de Carrales, el desfiladero de los Tornos, el de la Palancas... En las Merindades, entre la Meseta del Duero y la Cordillera Cantábrica, la sucesión de gargantas y desfiladeros no da tregua.

Alcanzan los 200 metros de profundidad. Ese cavar y hacer hueco, de encajonar el discurrir del agua, ha facilitado un microclima donde conviven comunidades vegetales propias de ambientes mediterráneos. Por allí verás quejigos, encinas, rebollos y arces, vecinos de ejemplares atlánticos como hayas, sauces, chopos y alisos.

Águilas reales y perdiceras, buitres leonados y halcones peregrinos vuelan tranquilos. Han catalogado 117 aves. Cerca del agua ganan la partida anfibios, más las 11 especies de reptiles y cangrejos de río; truchas, bermejuelas…. Nutrias y tejones forman parte de la amplia barriada, aunque su timidez complicará que los veas.

El parque suma 45.767 hectáreas con innumerables caminos que conectan miradores, pueblos y hoces. El Camino Natural del Ebro es el más extenso. Si eliges los tramos que enlazan Pesquera de Ebro con Manzanedo y el que une Pesquera y Orbaneja del Castillo, pasando por Valdelateja o por Turzo, te asaltarán maravillosas vistas de un agua dichosa que da saltos sobre roca caliza. La senda circular entre Valdelateja y Orbaneja del Castillo (17 kilómetros), la PRC BU 1, conocida como ruta del Cañón del Ebro, plantea otra buena alternativa con panorámicas espectaculares.

Seguimos fieles al río Arlanza, en este caso para conocer los sabinares mejor conservados del mundo, un premio natural. ¿Cuántos años tienen?, ¡agárrate!, más de 2.000. El parque natural incluye también el valle medio del Arlanza, las Peñas de Cervera, el cañón del Matavicias, la meseta de Carazo, el monte Gayubar y la sierra de Las Mamblas.

De La Yecla te diremos que es un desfiladero profundo y delgado (en algunos tramos casi podrás tocar ambas paredes), una garganta robada a la roca caliza propia de las Peñas de Cervera. Entre Santo Domingo de Silos y Caleruega. Tienes que ir a recorrerlo, caminas sobre pasarelas. Los destinos esperan cerca de las ruinas del monasterio de San Pedro de Arlanza, un paraje digno de cuento; la encantadora villa de Covarrubias y el Monasterio de Santo Domingo de Silos, emplazamientos donde se gestó Castilla y el castellano, por si necesitas más excusas para acercarte.

Si está tan solicitado, será por algo. Eso deberías pensar. Los puentes y pasarelas colgantes ayudan a transitar mientras buitres leonados vigilan. Desmanes de los Pirineos y gatos monteses pululan por la zona (cerca de ti no, tranquilo), olfatean el rastro de liebres, conejos, zorros, jabalíes y corzos.

Relieve estructural de estilo jurásico. Lanzamos la frase y esperamos a que la medites, te harás a la idea de lo antiguo del entorno. Sus fronteras norteñas llegan al Ebro. Dentro acoge las sierras de Oña, La Llana, Pancorbo, Arcena y los Montes Obarenes, estribaciones más meridionales de la Cordillera Cantábrica. Perfilan la muralla natural de las tierras llanas de La Bureba. Máxima altura del parque: Pan Perdido, elevado sobre 1.237 metros.

Volvemos a contemplar tajos en la roca, heridas profundas que la Tierra recibió en su pelea contra los elementos. Desfiladeros y gargantas, hoces pergeñadas por el Ebro en Sobrón, el Oca cerca de Oña, el Purón en la sierra de Arcena. Comparten hogar especies atlánticas y mediterráneas.

Duermen tranquilas en la Hoz de Sobrón las aves rapaces. Son muchos los caminos por los que perderse, pendientes donde se instalan encinas, quejigos y alcornoques; arces, serbales y enebros; incluso madroños, brezos, genistas. Entre la fauna habitante, 128 especies de vertebrados, como para listarlos todos. Y turistas, aves migratorias en el embalse de Sobrón.

Cuando te animes, podrás toparte con masas de agua y bosques, panorámicas que alegran el día. Si necesitas sugerencias se nos ocurre por ejemplo la ruta PRC-BU 224: Bosques y Cumbres de Miraveche, una de las últimas incorporaciones a la Red de Sendas.

Suma 25 kilómetros con salida y llegada de Miraveche o Cubilla y recorre variadas formaciones boscosas, además de ascender a algunas de las cumbres más altas para conocer la diversidad paisajística que, a pesar del esfuerzo, deja ganas de repetir.