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Los pueblos burgaleses están dubitativos sobre la apertura de las piscinas municipales este verano. Antonio Quintero

La covid-19 obliga a los pueblos burgaleses a plantearse la apertura de las piscinas este verano desde la incertidumbre

Los alcaldes burgaleses se dividen entre los que quieren abrir cumpliendo las estrictas medidas de higiene y los que consideran las piscinas un «foco de contagio innecesario» | Muchos desean que la Junta y el Gobierno faciliten recomendaciones e instrucciones más claras

Viernes, 5 de junio 2020, 08:40

El ministerio de Sanidad publicó a mediados de mayo un protocolo, elaborado junto a las comunidades autónomas y al sector de las piscinas, para preparar la apertura de estos espacios de cara al verano. Los pueblos de la provincia de Burgos tienen en las piscinas ... un recinto de reunión y un motor económico más en la época veraniega. Pero este verano de 2020 será extraño, los burgaleses se siguen preguntando si podrán acudir a las piscinas y los regidores y responsables de estas se apuran para tomar una decisión y adoptar las medidas recomendadas.

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Las claves de la higiene y limpieza residirán en la ventilación de los espacios cerrados como vestuarios, la limpieza exhaustiva de grifos o pomos que los usuarios tocarán con frecuencia y medidas para recalcar la distancia social, incluso dentro del agua.

Los alcaldes de la provincia de Burgos están dubitativos. Algunos optarán por abrir siendo muy cautos. Otros preferirían mantener este verano cerradas las piscinas pero no todo su equipo está de acuerdo. Pero muchos coinciden en que las administraciones superiores, tales como la Junta de Castilla y León o la Subdelegación del Gobierno en Burgos les debería haber marcado un camino a seguir.

Los regidores tienen miedo de que si un pueblo no abre las piscinas, el municipio vecino no pueda soportar el aumento de la demanda, porque muchos de los habitantes del primer pueblo, acudirán al segundo. Igualmente, no quieren que existan fricciones ni malestar entre la población por el agravio comparativo de que unos abran y otros no. Aunque la decisión de apertura también debe depender de la capacidad que tenga cada recinto de piscinas para hacer frente a las medidas exigidas.

Álvaro Morales, regidor de Briviesca, cree que la opción más adecuada y justa pasa «por una respuesta conjunta y en la misma línea que los pueblos vecinos». Añade que, en su caso, la limpieza exhaustiva de las zonas comunes conllevará más trabajo y se precisará más personal aunque en el interior del recinto haya menos gente. Para lograr que más gente pueda acceder, en Briviesca optarán por la rotación de usuarios, limitando el tiempo de estancia. Aunque, por el momento, esto solo son previsiones.

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En Briviesca las piscinas están obras, los trabajos se tuvieron que detener durante el estado de alarma pero Morales confía en que estén concluidas en caso de que se opte por abrirlas. De todos modos, el alcalde de Briviesca lo tiene claro, «queremos adoptar una decisión conjunta, algo que el subdelegado del Gobierno también ve coherente, porque si solo abre un pueblo en una determinada zona corre el peligro de masificarse».

Aforo

Aunque la masificación no es exactamente la amenaza que preocupa, ya que el aforo deberá estar limitado. Sanidad propone restringir el aforo doblando la superficie por persona en los espacios al aire libre o marcando en el suelo de la entrada los dos metros de distancia que deben mantener los visitantes en la zona de taquillas.

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En Salas de los Infantes el pliego de las ofertas para la gestión de las piscinas municipales se abrirá en unos días. Francisco Azúa, alcalde del pueblo, confirma que quieren abrir con un aforo del 50 por ciento. Para favorecer que más gente pueda acudir a las piscinas se están planteando establecer abonos de mañana o de tarde, para estipular turnos de asistencia. «Hay que reducir la gente dentro pero hay que estar más pendiente de limpiar todo, especialmente hay que tener cuidado en los vestuarios y también en la zona del bar. Es algo en lo que estamos trabajando», confirma Azúa.

Para los establecimientos de hostelería que se encuentren ubicados en la piscina, Sanidad estipula que deben seguir los protocolos correspondientes establecidos para este sector. Igualmente, las instalaciones deportivas y los parques de juego que estén dentro del recinto tienen que ser desinfectadas pero no se podrán usar hasta la oportuna fase de desescalada.

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Además, en los vestuarios se debe reducir el aforo y hay que organizar su distribución de forma que se pueda mantener la distancia interpersonal mínima de dos metros. También se recomienda la clausura de las duchas de los vestuarios durante las fases de desescalada.

Incertidumbre

Ángel Carretón, alcalde de Villadiego, reconoce que están dubitativos, «por un lado no quiero que el pueblo muera y las piscinas son un motor importante pero también hay que tener sentido común y la apertura tiene que estar avalada sanitariamente».

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Carretón lamenta que los vecinos le pregunten por las piscinas y no pueda darles una respuesta segura, «en este momento deberíamos tener ya una decisión unificada en la provincia sobre lo que deberíamos hacer en cuanto a las piscinas. Deberíamos tener más orientación en los pueblos para tomar este tipo de decisiones en cuanto a la pandemia».

En caso de que abran las piscinas deberá ser con un aforo menor y Carretón ya apunta, «no se puede tomar la decisión de que solo se abran para determinadas personas como los vecinos, como he escuchado, no es justo, todos somos iguales y la hospitalidad de los pueblos no se puede perder en este momento. Hay que recordar también que la gente que viene a los pueblos ayuda mucho a la economía».

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Por su parte, José Antonio del Olmo, alcalde de Melgar de Fernamental, tiene claro que, en su opinión, no se deberían abrir las piscinas pero reconoce que en su equipo y en el Ayuntamiento hay voces que opinan lo contrario. En este punto, Del Olmo vuelve a apuntar lo repetido por otros regidores, «se debería tener ya un criterio unificado por parte de la Junta y el Gobierno». Aún así, señala que «son un foco de infección. Abrirlas supondría añadir un foco de infección que ahora mismo no existe pero hay gente que opina lo contrario».

Del Olmo recalca tomar la decisión exige mucha responsabilidad y supondría «un cargo moral insoportable en caso de que pase algo. Nadie se va a morir por no ir un año a las piscinas pero igual por ir sí ocurre alguna desgracia», reflexiona el regidor de Melgar.

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Explica que, por ejemplo, «si se hace uso de las zonas comunes una persona debe ir detrás limpiando, también habría que ver el uso de la escalera». En estos casos, Sanidad explica que se debe asignar una frecuencia diaria de operaciones de limpieza y desinfección.

Decisión municipal

La decisión de abrir o no las piscinas la toma cada Ayuntamiento pero todos los alcaldes de las zonas burgaleses están en contacto para tomar decisiones unificadas. Sigan la línea que sigan, Sanidad propone contar con sistemas para desinfectar las manos y el calzado a la entrada y dar una bolsa de plástico a los usuarios para que guarden sus pertenencias y sus basuras, para que queden cerradas herméticamente antes de tirarlas.

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En esta línea, se propone que sea el socorrista el máximo responsable de supervisar el número de bañistas en cada uno de los vasos, limitando el acceso cuando haya suficientes personas en el agua.

Abran o no abran, los recintos de las piscinas vivirán una temporada estival atípica, como atípicas están siendo todas nuestras rutinas, eso ya lo tienen claro desde los ayuntamientos burgaleses.

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