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La campaña de cosecha de 2019 está siendo muy irregular. Los agricultores de la zona norte de Burgos, en especial Las Merindades o La Bureba, están obteniendo mejores resultados por su trabajo que los labradores de la Ribera del Duero, una de las comarcas ... más afectadas por las altas temperaturas y por las escasas precipitaciones que asolaron la provincia durante el mes de junio.
«Los resultados son muy desiguales», reconoce la presidenta provincial de la Unión de Campesinos de Castilla y León (UCCL), Susana Pardo, que, a falta de cosechar las últimas tierras, calcula que la producción burgalesa de cereales caerá en torno a un 25%. Según sus datos, el agricultor de Las Merindades ha obtenido de media 4.600 kilos por hectárea sembrada de trigo y 5,2 toneladas de cebada, mientras que a orillas de Duero el rendimiento medio de cada hectárea ha caído hasta los 2.100 kilos de trigo y las 2,5 toneladas de cebada.
Las primeras estimaciones no eran más positivas, de ahí que califique la campaña de «regular» en el conjunto de la provincia. «A última hora el tiempo ha acompañado y el resultado ha sido mejor de lo esperado», agrega la dirigente de la UCCL. En términos parecidos se expresa el presidente de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja), que en una rueda de prensa aseguró que la cosecha cayó «menos de lo esperado».
Las organizaciones agrarias alertan del aumento de los topillos en la orilla del Pisuerga, una zona muy afectada además por las inclemencias meteorológicas de finales de primavera. «La sequía se ha notado mucho. Se han llegado a dar partes al seguro», indica el secretario general de UPA en Burgos, Gabriel Delgado.
Ante esta situación, la presidenta de UCCL, Susana Pardo, pide que se autoricen las quemas controladas de rastrojos, ya que considera insuficientes las propuestas planteadas hasta ahora, como el paso de motoniveladoras por los caminos o la limpieza de cunetas.
Por su parte, el secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) en Burgos, Gabriel Delgado, prefiere indicir en la gran irregularidad de la campaña. Asegura que se han llegado a producir diferencias de rendimiento en tierras de la misma comarca dependiendo de la calidad de las mismas. «Unos podrán decir que ha sido buena, otros regular tirando a mala», señala.
En esta ocasión, la cebada se comportó mejor que el trigo. Pardo opina que al ser el primer cereal más tardío que el segundo sufrió menos los rigores del tiempo y han podido tener una mejor producción. En cambio, las olas de calor provocaron que la recogida de leguimosas fuera un «desastre». «El sol abrasó los guisantes y los bezos», manifiesta.
Por si fuera poco, la cosecha tampoco está siendo cómoda para los agricultores, ya que han tenido que parar en varias ocasiones por culpa de la meteorología. Las máquinas entraron a recoger los cereales a finales de junio y tuvieron que parar por culpa del elevado calor, por el viento superior a 30 kilómetros y por las lluvias del mes de julio. Estas últimas, al menos, dan esperanza tanto a Pardo como a Delgado para que la recogida del girasol a principios de otoño sea positiva. «Parece que está funcionando», declara el secretario de UPA.
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