Convivir con tres centros de residuos en un pueblo de Burgos: carretera peligrosa, basura e incendios

Todos generamos residuos y en algún lugar deben depositarse, pero tiene sus consecuencias y hay que conocerlas. En la provincia de Burgos gran parte de los residuos acaban cerca de Abajas, un pueblo con unos 28 vecinos censados. En su término municipal se encuentran tres centros de residuos, uno está gestionado por el Consorcio Provincial de Residuos de la Diputación, otro por el Ayuntamiento de Burgos y otros por Somacyl.

Todos estos centros se ubican en la misma zona, que está a unos 3,2 kilómetros en línea recta del pueblo y a poco más de siete en coche. ¿Cómo es convivir con tres centros de residuos tan cerca del pueblo? Uno es un vertedero, el primero que se hizo; después llegó una planta de reciclaje y, por último, un centro de tratamiento de residuos industriales.

Ramón Alonso, alcalde de Abajas, explica que el pueblo no cobra nada por estas instalaciones más allá de los impuestos, «como cualquier otro inmueble o infraestructura». «El pueblo no recibe prácticamente nada porque son terrenos que han comprado, que son de su propiedad», matiza.

Abajas y centros de residuos suelen ser noticia por los incendios que se producen en estas instalaciones. Los últimos fuegos que se han conocido han sido los del 25 de mayo y otro el 18 de junio. El año pasado también se registraron dos incendios, uno el 1 de mayo de 2023 y otro el 31 de julio de ese mismo año. Estos cuatro incendios no se produjeron todos en el mismo centro de residuos.

Los vecinos se quejan de que estos fuegos pueden permanecer días activos. Una vecina confirmaba a finales de este mes de junio que el último había estado echando humo hasta seis días después. «Con respecto a los fuegos, son habituales, sí. El humo no siempre llega a las casas, depende de cómo sople el viento. Si sopla hacia el pueblo, sí nos llega el humo y olores, pero no siempre llega. Tampoco sabemos qué es lo que se quema, pero bueno no puede ser y es que duran varios días», confirma el regidor.

Lo que esta vecina señalaba es que no solo Abajas se encuentra en la comarca, por lo que el problema del humo y olores lo sufren otros pueblos de la zona. Ramón Alonso asegura que se ha preguntado por estos incendios, «pero tampoco hemos obtenido respuesta», lamenta.

Este lamento del regidor se suma a una petición que llevan haciendo tiempo, arreglar la vía provincial que comunica Abajas con la carretera principal, la CL-629. Por esa carretera pasan continuamente camiones con basura con destino a estos vertederos o planta reciclaje. «Raro es el día que no pasan casi una decena de camiones de basura», asegura el alcalde.

A este tránsito de camiones se suma la reactivación de una mina de tierra cercana, por lo que los camiones cargados con esta tierra también atraviesan el pueblo y usan esta carretera para llegar a la principal. «La mina ya existía, pero se ha reactivado, así que a los camiones de basura se ha sumado el tránsito de los camiones de la mina», explica el alcalde.

«Casi todos los días pasan una veintena de camiones de basura y de tierra por aquí, por un pueblo pequeño con una carretera estrecha y en muy mal estado de cinco kilómetros. Estos kilómetros están muy castigados», señala Ramón Alonso.

De la carretera principal a Abajas hay 4,4 kilómetros. Estos discurren por una carretera estrecha que se va complicando con curvas y en pendiente. A esto hay que sumar la gravilla que aparece en algunos tramos y los baches. A esta situación se añade el tránsito de camiones que desgastan el firme y también añaden peligro a la vía.

«Vienen a bachear alguna vez, pero no más, o a limpiar los márgenes, pero la carretera está hecha una porquería. Hemos pedido ayuda para la carretera, llevo tres meses intentando que me reciba el presidente de la Diputación o alguien y nada. A quien sí he podido trasladar el problema es a Roberto Saiz, delegado territorial de la Junta», reconoce el regidor.

La queja del alcalde es simple: «no aportan dinero y, encima, soportamos el desgaste de la carretera. Tampoco sabemos qué es lo que se quema y no recibimos explicaciones». A esto se suma que el exterior de estos centros de residuos está lleno de plásticos, residuos e, incluso, botellas de vidrio, con el peligro de incendios que supone. «También hemos pedido eso, que controlen los residuos que se escapan de los recintos por el viento, hay mucha basura fuera, pero no obtenemos respuestas», asegura.

A finales del mes de junio, ante las quejas de algunos vecinos, Burgosconecta preguntó al Seprona de la Guardia Civil por estas quejas por los incendios. Desde la Guardia Civil se señaló que la central había recibido esos días de junio avisos por el humo que salía, pero explicaron que no había alarma. Las llamadas que reciben desde este punto de la provincia no suponen una anomalía.

Cuando ocurre algún incendio, el Seprona acude al lugar, pero confirman que, si siguen echando humo puede deberse a las características de los residuos y aseguran que, aunque salga humo, son incendios activos, pero controlados por los trabajadores.

• Temas
• Vertederos
• Medio rural
• Protestas