
Un estudiante de Biología ha iniciado un proceso de investigación sobre un hueso de dinosario encontrado recientemente en un yacimiento cercano a Salas de los Infantes, en la carretera que se dirige hacia Villanueva de Carazo y próximo al lugar donde se recuperó Arcanosaurus ibericus, una nueva especie de lagarto que se expone en el Museo salense.
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El estudio será posible gracias a la colaboración entre el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes y la Universidad de Salamanca, que permitirá a este estudiante desarrollar un Trabajo Fin de Grado. Los tutores académicos que guiarán el trabajo serán los Doctores Rosario Rivas Carballo (Universidad de Valencia) y Fidel Torcida Fernández-Baldor (Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes).
El maxilar se conserva casi completo, contiene varios dientes en su posición dentro del hueso, algunos de ellos sin desgaste dental, lo que significa que no habían erupcionado del todo y no los había llegado a usar en el momento de su muerte.
En el mismo yacimiento se han recogido también dientes sueltos. Los iguanodontios poseían una hilera de dientes en continua renovación, de modo que los dientes que se perdían eran sustituidos por otros que iban desarrollándose desde el interior de mandíbula y maxilar. Estos dos huesos eran movidos de tal manera que se lograba triturar la comida de una forma parecida a la de los mamíferos. Estos animales podrían comer materiales vegetales resistentes durante toda su vida, y conseguir desde plantas herbáceas hasta hojas y ramitas de árboles, situadas hasta a 5 m de altura del suelo. Además, poseían carrillos que les permitía ir almacenando comida en la boca sin parar de comer, y un dedo 'meñique' con la movilidad suficiente para agarrar y seleccionar la comida. En su dieta entrarían coníferas o equisetos 'colas de caballo'.
El grupo mejor conocido de los Iguanodontios fueron los Iguanodóntidos, que formaron un grupo de fitófagos (comedores de vegetales) dominantes en los ecosistemas del Cretácico y, a su vez, una de las presas principales de dinosaurios terópodos (carnívoros) como Neovenator y Baryonyx (de este último se conservan diversos fósiles en el Museo salense). Los Iguanodótidos llegaron a desarrollar una gruesa garra en el dedo pulgar en la mano, a modo de espolón defensivo.
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Los restos de Iguanodontios son abundantes en la Sierra de la Demanda burgalesa, tanto en número de yacimientos en que aparecen, como en huesos de diferentes partes de su anatomía, así como en tipo de restos: huesos e icnitas (huellas fosilizadas). Pero lo más interesante es la diversidad de géneros o especies que registran los hallazgos en la comarca serrana; aún a falta de estudios que puedan abarcar todos los restos de este tipo de dinosaurios, los trabajos que ya ha publicado el equipo científico del Museo de Dinosaurios junto al Colectivo Arqueológico y Paleontológico de Salas, C.A.S., indican que había iguanodontios variados con características anatómicas diferenciadas, con variaciones también de tamaño corporal lo que podría tener un significado ecológico (podrían compartir hábitats sin competir en el consumo de las mismas plantas, por ejemplo).
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