La sequía, la alteración de las temperaturas y la varroa son algunas de las adversidades que amenazan el hábitat de las abejas. De hecho, más del 25 % de la población de las colmenas de apicultores burgaleses muere cada año, advierte Yolanda Martínez, vicepresidenta de la ... Asociación Provincial de Apicultores Burgaleses (ASAPIBUR).
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Esto se traduce en una notable caída de la producción de miel, a lo que se une el alza de los precios en el sector de la apicultura. En la actualidad, el coste del alimento para abejas es de 1,90 euros, un 100 % más caro que en 2022.
También ha aumentado el coste de los tarros en la misma medida. Por consiguiente, los profesionales nacionales del sector se ven obligados a subir el precio de venta de la miel.
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Además, la miel producida por los apicultores locales compite con la importada a 1,70 euros y que, por tanto, es vendida a un precio más barato. Así, los consumidores optan por adquirir la miel foránea a pesar de que «no alcanza la calidad de la miel española», expone Martínez.
En definitiva, constituye «otro obstáculo» para los productores locales. Como consecuencia, «unos 200 profesionales españoles han dejado la apicultura porque no han podido vender la poca miel que han producido».
Las cifras hablan por sí solas. La apicultora burgalesa ha suministrado veinte kilos por colmena para evitar que sus abejas muriesen esta temporada, mientras que cuatro kilos eran suficientes hace unos años.
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Al final, los apicultores se han gastado «un pastizal en alimento para mantenerlas vivas, para ayudarlas a recuperarse de la salida del invierno porque estaban muy débiles», recuerda Martínez.
Yolanda Martínez
Apicultora y vicepresidenta de ASAPIBUR
Asimismo, si bien los polinizadores burgaleses han conseguido que las reinas salgan adelante, la época de fecundación está siendo dura por la alteración de la temperatura. Incluso, «las reinas que hayan partido a finales de mayo de las colmenas probablemente no salgan adelante».
A pesar de la situación a la que se enfrentan los apicultores, el Gobierno «solo» ofrece ayudas para la sequía a los profesionales trashumantes y no a los profesionales estantes, según denuncia ASAPIBUR. «Lo único que pedimos es que no nos pongan trabas».
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«Cada vez hay menos abejas», lo que supone una grave amenaza a todo el ecosistema. Asimismo, si la situación sigue así «los apicultores terminarán desapareciendo». Lo mismo sucederá con el resto de artesanos, que «abandonarán sus negocios» porque el medio rural está «totalmente olvidado».
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