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Todos los sondeos lo advertían, pero verlo plasmado en una pantalla es mucho más crudo. Ciudadanos recibía anoche un duro varapalo en las urnas con un resultado desastroso, posiblemente. Su líder, Albert Rivera convocaba un congreso extraordinario para acabar presentando su dimisión. Mientras, el desolador ... escenario cosechado en todo el país deja a los pies de los caballos a los representantes autonómicos, provinciales y locales y por ese orden. Francisco Igea y Lorenzo Rodríguez, ambos gobernando con el PP y como vicepresidentes de la Junta de Castilla y León y la Diputación de Burgos respectivamente, han quedado desautorizados por el electorado, aunque no fueran ellos los que se sometían al escrutinio electoral el 10-N.
En un partido tan personalista como Ciudadanos, la derrota del líder es la derrota de todos y, aunque el catastrófico resultado no va a tener ningún efecto sobre la representatividad de los suyos en la autonomía y la provincia, sí modifica el status quo con el que afrontar el día a día político. El PP, sabiéndose el elegido de buena parte de los votos que en abril y mayo recibió Cs, tratará de incrementar su cuota de protagonismo al frente del gobierno de la Junta y la Diputación de Burgos -así como del resto de instituciones que lidere con el respaldo de Cs- sintiéndose autorizado para ello.
Sin embargo, en el Ayuntamiento de Burgos, en el que el delicado equilibrio de fuerzas se mantiene gracias a una suerte de carambolas, y gobierna el PSOE con un bloque de izquierdas con un concejal menos que la suma PP (7), Cs (5) y Vox (2). ¿O debería decirse PP, Vox y Cs? El hecho de que el líder local de los naranjas, Vicente Marañón, se postulara como el único candidato alcaldable del bloque de derechas al que respaldaría Cs, impidió el consenso con Vox en el pleno de investidura municipal.
Ahora, con un Cs que sigue teniendo la misma representación institucional en el Ayuntamiento de Burgos que ayer, pero tremendamente desautorizado, el Consistorio se somete a un nuevo tiempo. Y es que, probablemente, de no haber habido Elecciones Generales en este futuro tan próximo, la eterna moción de censura que ha sobrevolado desde el preciso momento en el que Daniel de la Rosa fue investido habría aterrizado para reemplazar al alcalde.
Superada la trascendental cita nacional, Cs ya no tiene capacidad ni autoridad para liderar el Ayuntamiento de Burgos y seguro que con estos resultados en las generales tampoco lo pretende. Y si Marañón sale de la ecuación de alcaldable, Vox podría abrir sus oídos a otras posibilidades. No hay que olvidar que son los dos concejales de la formación verde los que permitieron a De la Rosa ser investido alcalde. Pero seguramente siga estando en Cs la llave del Ayuntamiento, dado que tienen que hacer análisis de conciencia tras las Generales y decidir si mantener la deriva que los ha llevado a perder más de la mitad de los votos en medio año o recuperar la senda del centro y el progresismo que en su día vendieron. Fue precisamente cuando tiraron por la calle del centrismo cuando estuvieron cerca (según las encuestas) de hacer un sorpasso al PP y ha sido su deriva hacia la derecha (sin ser el PP y sin ser Vox) la que los ha llevado a tierra de nadie. De ese debate interno, sobre si aproximarse al PSOE por acción (a favor) o por omisión (abstención), dependerá el futuro municipal.
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