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ICAL
Valladolid
Sábado, 27 de febrero 2021
La exclusión financiera se está convirtiendo en un problema de primera magnitud en el medio rural de Castilla y León donde los procesos de concentración, la digitalización, el cambio del modelo de negocio por los bajos tipos de interés y la falta de rentabilidad con ... la despoblación están dejando sin sucursales a la inmensa mayoría de los municipios, con un especial impacto sobre la población más envejecida.
Algunas entidades mantienen unidades móviles o cajeros pero la tendencia al abandono de las zonas despobladas es imparable y son las propias diputaciones provinciales desde lo público las que están impulsando fórmulas para que no se pierda este servicio básico.
Los datos que maneja el Banco de España recogidos por Ical, son demoledores, ya que la Comunidad, contaba el año pasado con 1.660 oficinas operativas, lo que supone un 45,4 por ciento menos que hace diez años y el cierre de 1.383 establecimientos en una década. Sólo en 2020, el año de la pandemia, se clausuraron en Castilla y León, 179 oficinas bancarias, con una merma porcentual del 9,7 por ciento.
En la provincia de Burgos, en el año 2010 el Banco de España contabilizaba 522 sucursales bancarias repartidas por toda la provincia (incluyendo la capital). En diez años, en el 2020, esa cifra se redujo a 278 oficinas bancarias. Lo que supone una pérdida del 46,7 por ciento en diez años.
La imagen actual refleja que el 84,4 por ciento de los pueblos burgaleses no cuenta con una sucursal. Además, el 37,4 por ciento de las oficinas bancarias de la provincia se encuentran ubicadas en la capital, según los datos del Banco de España recogidos por Ical.
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