Secciones
Servicios
Destacamos
aythami pérez
BURGOS
Domingo, 7 de octubre 2018, 08:51
En el mes de julio del año 2008, el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, llegaba hasta el Comunero de Revenga para inaugurar la Casa de la Madera. En el momento se trataba de una iniciativa pionera en España ... en mateia de dinamización y puesta en valor multifuncional de un espacio forestal. Con esta intervención se pretendía que el Monte de Revenga se convirtiese en una gran aula al aire libre centrada en el recurso estrella, la madera y los árboles de donde proviene.
Se invirtieron tres millones de euros cofinanciados por la Junta de Castilla y León, la Diputación, los Fondos Feder del Estado, el Comunero de Revenga y la Fundación Caja de Burgos. La Casa de la Madera, en realidad, forma parte de un proyecto más amplio llamado 'Monte educativo y recreativo de Revenga'. La idea surgió del propio Comunero, un terreno sobre el que comparten jurisdicción tres municipios de la comarca de Pinares, Quintanar de la Sierra, Canicosa de la Sierra y Regumiel de la Sierra.
«Entendíamos que el enclave del Comunero no tiene grandes recursos, no hay habitantes, no se cobra el IBI, son unas 400 hectáreas de pino, con pastizales pero tiene una ubicación privilegiada», apunta Ramiro Ibáñez, alcalde de Canicosa e impulsor del proyecto junto a sus compañeros regidores.«Esa campa tiene algo de misticismo y atractivo. Es un centro neurálgico de la comarca donde se superan los localismos«, añade Ibáñez.
Los alcaldes, en ese momento, entendieron que sería bueno impulsar el desarrollo turístico de la zona en ese enclave con grandes valores medioambientales. Así pusieron en marcha este proyecto. Se quería que la Casa de la Madera fuese un museo vivo del bosque que ensalzase sus valores medioambientales, como fuente de trabajo y como ayuda para vecinos y municipios con la suerte de pinos. El mensaje principal es la ordenación forestal. Este lugar es uno de los mejores sitios del país para entender en qué consiste, qué ventajas tiene, qué garantías de perdurabilidad ofrece este modela si se gestiona de manera sostenible. Uno de los ejemplos más claros son los incendios. Se trata de una gran masa boscosa en la que apenas se producen fuegos y, además, actúa como gran fijadora de las emisiones de dióxido de carbono.
Ibáñez reconoce que fue un proyecto «muy ambicioso» pero se quería un museo «muy representativo, con atractivo turístico y que sirviese para la educación y formación ambiental», añade el regidor serrano. Tanto el Comunero de Revenga como la propia Fundación del Patrimonio Natural entendieron en ese momento que se podían difundir los valores medioambientales de los bosques de este entorno ubicado en la frontera entre Burgos y Soria. El proyecto era ambicioso y el camino no fue fácil pero el trabajo de los regidores se convirtió en una realidad hace diez años.
La Casa de la Madera es propiedad del Comunero de Revenga pero este sería incapaz de generar por sí mismo una infraestructura como esta, ya que, junto a este edificio el proyecto se completaba con el parque de aventuras en los árboles De pino a pino y el desarrollo de unos senderos interpretativos que recorren el bosque y el visitante puede descubrir a lo largo de todo el año. La idea es que el turista acuda a la Casa de la Madera para entender el bosque pinariego y, después, se adentre en el pinar a través de estos senderos o disfrutar del mismo monte en el parque de aventuras. Este parque solo está abierto en las épocas de buen tiempo pero este verano ha permanecido cerrado.
«La Casa de la Madera ha tenido una influencia muy grande. El primer año de apertura recibió unas 70.000 visitas. Ahora están entorno a las 20.000 personas al año», señala Ibáñez. En el cercano municipio de Salas de los Infantes, su Museo de Dinosaurios recibió, en 2017, 12.300 visitantes, una cifra que asciende a 30.000 si se tienen en cuenta las actividades complementarias.
Tres personas de la comarca trabajan en este lugar, ellos son los encargados de la gestión directa de la Casa de la Madera. En épocas turísticas, permanece abierta todos los días. Cuando disminuyen los visitantes solo se abre los viernes, sábados y domingos. Pero el trabajo continúa. Una labor muy importante que se realiza desde este enclave es la educación ambiental. Durante el curso escolar, estos tres monitores recorren los colegios de la comarca enseñando a los niños y jóvenes el valor de esta gran masa forestal. «La labor educativa que realizan en el entorno es fundamental. Las maneras de vivir están cambiando, la influencia del bosque se ha reducido y los jóvenes sienten desapego», añade Ibáñez.
La visión optimista de las administraciones choca con la de algunos vecinos de la zona que no sienten tanto apego por este edificio, no así por la campa y el entorno. El Comunero de Revenga es un lugar muy conocido, transitado y visitado por los oriundos pero pocos se sienten atraídos por visitar la Casa de la Madera, aunque cuente con un privilegiado mirador. Muchos vecinos lo ven como una gran inversión, no lo sienten como propio y no consideran que sus beneficios hayan sido elevados.
Ibáñez reconoce que la zona tiene un gran potencial y «hay que trabajar más profundamente en el tema del turismo y la Casa de la Madera puede ayudar a ello».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
25 artistas para descubrir y disfrutar en 2025
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.