El número de siniestros de tráfico con fauna salvaje involucrada se ha duplicado en Castilla y León en los últimos diez años. Pasa de los 6.587 accidentes registrados en 2012 a los 12.403 computados en 2023 y la provincia de Burgos lidera este ... ranking.
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No es la primera vez que Burgos encabeza el número de accidentes de tráfico con animales pero la cifra global de estos siniestros sigue aumentando. El pasado año la cifra de sucesos en carreteras de la provincia protagonizados por fauna rozó los 3.000. A lo largo de 2022 hubo 2.935 accidentes aunque, de todos ellos, los siniestros con heridos se reducen a 15. A Burgos le sigue León con 2.254 accidentes con fauna salvaje y Soria con 1.862.
Estos datos suponen que casi siete de cada diez accidentes de tráfico que se registran en la comunidad están provocados por animales. En total, según los datos de la Dirección General de Tráfico (DGT) a los que ha tenido acceso Ical, estos siniestros dejaron en el último año un fallecido y 97 víctimas.
De los 19.040 siniestros de tráfico registrados en Castilla y León el pasado año -17.288 con daños materiales y 1.752 con víctimas- 12.501, el 66 %, fueron provocados por animales. No obstante, este porcentaje sube hasta el 84 % en la provincia de Soria, al 75 % en Burgos y al 70 % en Palencia.
Para el presidente de la Federación de Caza de Castilla y León, Santiago Iturmendi, el incremento del número de accidentes provocados por animales responde al «abandono» del monte y la generación de ecosistemas en los que animales como corzos y jabalíes han sido capaces de incrementar su tasa de natalidad, pero también a una regulación que ha limitado mucho el número de ejemplares de caza mayor que se pueden abatir.
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Aunque reconoce que en los últimos años se ha venido registrando un incremento de los cupos de caza mayor, Iturmendi argumenta que esta subida no ha sido suficiente para un control efectivo de ciertas poblaciones. Además, reclama que el aumento de cupos venga aparejado de una mayor agilidad a la hora de conceder los permisos y una ampliación de los periodos de caza permitidos. Iturmendi advierte que el problema más grave al que se pueden enfrentar Castilla y León y España es a la posibilidad de que un brote de peste porcina afecte a los jabalíes, algo que la convertiría en «incontrolable».
Al mismo tiempo, denuncia la falta de medidas eficaces en materia de seguridad vial y critica que en España no se sigan pautas que se vienen aplicando desde hace años en países europeos con buenos resultados. En este sentido, resalta que son muy pocas las carreteras, incluso las vías más modernas, las que cuenta con pasos de fauna y también reprocha la falta de señalización de los 'puntos negros' donde se producen más accidentes. «Son de sobra conocidos por la DGT, ya que animales como los jabalíes siempre cruzan las carreteras por los mismos sitios y a las mismas horas».
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Por su parte, el coordinador de Proyectos de RACE, David Fernández, reconoce que desde la pandemia el número de accidentes provocados por animales se ha incrementado como consecuencia de una menor actividad cinegética, pero destaca que el verdadero problema es «la indefensión» que sufren los automovilistas a raíz de los cambios legislativos y que han alterado el sistema de responsabilidad de este tipo de accidentes.
El jefe provincial de Tráfico en Burgos, Raúl Galán, explicaba en este periódico a principios de año que la inmensa mayoría de los accidentes fueron causados por corzos. En concreto, 2.135. Además, fueron 613 los ocasionados por jabalíes, otros 28 los de zorros, 20 los de tejones o 12 por liebres. A ello se suman 53 siniestros provocados por perros y cinco por vacas. De ahí que Galán vuelva a insistia en que se necesita una solución.
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La DGT no tiene competencia en materia pero sufre las consecuencias, recuerda el jefe provincial de Tráfico. Y considera que una de las medidas que se deberían tomar es controlar el censo de animales, como la población de corzos, que está sobredimensionada en la provincia. Debe hacerlo la Junta, pues además está provocando desequilibrios en la cadena medioambiental.
El sistema implementado recientemente por la Junta es un proyecto piloto de señalización inteligente en once tramos de especial concentración de accidentes de la red de carreteras de Castilla y León. En Burgos están en la CL-117, CL-632, BU-542, BU-820, BU-904 y BU-925, además de en Palencia, León y Soria.
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Por carreteras, la más peligrosa es la N-122, que cruza por las provincias de Zamora, Valladolid, Burgos y Soria, que el pasado año acumuló 510 accidentes con víctimas, por delante de la N-234, que atraviesa la provincia de Soria y finaliza en Burgos capital, que sumó 443 siniestros. En tercer lugar aparece la N-110, que arranca en San Esteban de Gormaz y cruzar las provincias de Soria, Segovia y Ávila, donde se contabilizaron 318.
Después aparece la CL-626, vía que une el puerto de Cerredo, en el límite provincial entre Asturias y León, con la localidad palentina de Aguilar de Campoo, con 216 accidentes con animales implicados. Además esta carretera fue la que más víctimas contabilizó con cuatro. En quinto lugar se encuentra la N-120 (León y Burgos), con 202 siniestros, seguida de la CL-116 (187) y la N-525 (156).
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