El campo de ensayo burgalés demuestra que la semilla certificada combate el cambio climático

En un contexto agrícola marcado por el cambio climático, encontrar semillas más eficientes y resistentes a la sequía, las altas temperaturas o las plagas es fundamental para todos. Para que los agricultores logren cosechas rentables, para la sociedad de cara a un precio no tan elevado de los productos. UPA está trabajando con el resto del sector para conseguir nuevas variedades de plantas con características específicas para hacer frente a los problemas que amenazan cultivos y así lograr un aumento de la producción. Se busca hacer frente al cambio climático sin que sus consecuencias traigan mayores perjuicios severos a la agricultura burgalesa.

El trabajo de UPA, la eficiencia y rentabilidad de las diferentes semillas, se puede comprobar en este campo de ensayo. Estas visitas son muy eficaces y permiten a los agricultores ver sobre el terreno los avances que la mejora vegetal aporta a los cultivos. Algo que se refleja ya en el aumento del uso de semilla certificada frente a la semilla R3.

Carolina Ramos es ingeniera técnica agrícola y la encargada de este campo de ensayo desde su concepción. Explica que no hay resultados sobre la producción del 2022 porque todavía no se ha cosechado, pero en el 2021, «un año bueno», sí se vio un aumento de la producción en semillas R1 en comparación con semillas R3. En el trigo el aumento de la producción al usar R1 frente a R3 está entre el 12 y el 15 por ciento. «En cebada se ha visto un aumento entre R1 y la semilla de reempleo del cinco por ciento», asegura Ramos.

Esta ingeniera técnica agrícola explica que el objetivo que buscaban hace tres temporadas, cuando comenzaron con el campo de ensayo, era juntar las variedades más representativas de trigo y cebada en un mismo sitio y poder comparar cómo funcionaban. «Queríamos hacer un estudio para saber y mostrar si verdaderamente la semilla R1 y R2 certificada tenía ese aumento del que tanto nos hablaban. Y los resultados dicen que sí, que es verdadero», asegura Ramos.

UPA-Burgos trabaja en este campo de ensayo con las variedades más representativas de los agricultores burgaleses. La importancia de estos estudios se acentúa en un contexto como el actual, de cambio climático y condiciones meteorológicas que afectan a las cosechas negativamente. «Las semillas certificadas con las que trabajamos y estudiamos son semillas que están adaptadas al cambio climático, a la sequía, a la falta de lluvias. Están muy bien adaptadas para las condiciones que sufrimos actualmente», explica Ramos.

Por ello, los resultados del campo de ensayo en este 2022 serán muy representativos. Porque este año se ha sufrido una sequía muy extrema y varias olas de calor. 2020 fue un año excepcional, 2021 también fue bueno. Este 2022 ha tenido muchas lluvias entre febrero y marzo, pero en mayo no ha llovido nada y «tenemos una sequía importante. Por ello, los resultados del campo de ensayo serán más representativos sobre la rentabilidad de las semillas R1, R2 y R3», explica la ingeniera técnica agrícola.

Javier Álvarez, ingeniero agrónomo y de la Asociación Nacional de Obtentores Vegetales (Anove), reafirma la importancia de estos campos de ensayo. «Hay que crear nuevas variedades y que el agricultor pueda tener, a corto plazo, variedades que en condiciones tan adversas como las de este año puedan ser rentables para el agricultor. Solo así se logran unas cosechas decentes y rentables».

Estas semillas certificadas son esas avanzadas en las que se ha invertido en un desarrollo de investigación, en una mejora de las mismas para lograr ciclos más flexibles, mayor eficiencia del agua y una mejor adaptación al cambio climático. «Las nuevas variedades permiten al agricultor obtener en condiciones tan complicadas como las de este año mejores cosechas. Si trabajamos con variedades antiguas en un año como este, muchos agricultores no tendrían ni un kilo de cosecha», asegura Álvarez.

Burgos es una provincia cerealista con muchas hectáreas sembradas. Por ello, Álvarez estima que es «importante» hacer aquí, cerca del agricultor, este tipo de ensayos, «así el agricultor puede ver las ventajas que le ofrece el sembrar semilla certificada frente a reutilizar granos de su propia cosecha». La investigación y mejora de las semillas busca ofrecer al agricultor «una oferta de variedades muy amplia por la diversidad del terreno existente en España. Existen variedades que se adaptan a las condiciones de los cultivos», explica este miembro de Anove.

Los campos de ensayo aumentan la confianza del agricultor en las semillas certificadas». Y los datos confirman esta afirmación de Álvarez. En los últimos años, en España, el uso de certificada ha pasado de un 20 a un 40 por ciento. En Castilla y León se ha pasado en los últimos 10 años de un ocho por ciento de agricultores que usaban certificada a un 35 por ciento en la actualidad. «El agricultor se ha dado cuenta de las ventajas que la semilla certificada le aporta y estos campos de ensayo son fundamentales. Aquí es donde pueden ver claramente sobre el terreno cómo la semilla certificada les aporta una mejora a nivel de costes y de rendimiento», asegura Álvarez.