Los campings de Burgos esperan remontar un julio frío

Llega el verano y con él el momento de elegir dónde pasar los días de asueto estival. De entre la amplia variedad de posibles destinos para difrutar de las vacaciones, los camping están viviendo una segunda juventud.

Tras la pandemia de covid-19, que ya parece lejana pero ocurrió hace tan solo cuatro años, aumentaron los amantes de los campings. Su localización, rodeada de espacios naturales en las que escapar de las restricciones impuestas, y la gran cantidad de actividades que ofrecen tanto para niños como para adultos, los convirtieron en un destino perfecto.

A pesar de haber comenzado el verano con la demanda más baja en comparación al año pasado, algo que, dicen, se debe al «clima tan frío y lluvioso» que se está dando en la provincia estos días, prevén ocupar todas las plazas ofertadas en el mes de agosto.

Campings como «El Brezal», en la localidad de El Vado, ofrecen pistas de padel, fútbol y parque infantil. Otros, como «La Isla», en Villalázara, añaden senderismo, bicicleta y una piscina natural donde poder refrescarse este verano.

El perfil de los demandantes de estos tipos de alojamiento «son familias con niños pequeños», aunque, desde hace algunos años el camping 'Río Nela', en Trespaderne, nota que «han incrementado los huéspedes de parejas jóvenes con mascotas».

Todos estos alojamientos coinciden en que la mayor parte de los clientes son procedentes del País Vasco, lo que, dicen, se debe a la cercanía. Muchos otros llegan desde de Madrid, y eligen Burgos para huir del calor de la capital.

En cuanto al público extranjero, que no es masivo, son los turistas holandeses, ingleses y franceses los que, de manera esporádica, visitan los campings de la provincia burgalesa.

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