Unos 70 socios forman la Asociación de Truficultura de Burgos. BC

La campaña trufera de Burgos se espera un 50 % por debajo de la media

La producción de trufa en la provincia mermará este año, pero la calidad y la situación ha provocado un aumento del precio inusitado que compensará un poco la baja producción

Sábado, 18 de marzo 2023, 08:46

La temporada de recolección de trufa está dando los últimos coletazos en la provincia de Burgos. Las previsiones que maneja la Asociación de Truficultura de Burgos son de una producción sustancialmente menor a la de otros años. Rubén Heras, presidente de la Asociación de Truficultura de Burgos ... , asegura que se espera «la mitad de producción», que la media de los últimos años.

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La temporada de recolección de trufa en la provincia de Burgos suele comenzar en noviembre y se alarga hasta finales de marzo. Aunque en algunas plantaciones se puede empezar a recoger en octubre. Además, este año la campaña viene «tan torcida en la provincia», como apunta Rubén Heras, que es posible que «no aguante hasta finales de marzo. A finales de este mes recogeremos algo testimonial».

Compensación con precios

«No ha sido buen año para la trufa», explica Heras. En verano ya se preveía una campaña regular con las continuas olas de calor durante los momentos de desarrollo y crecimiento del hongo y las escasas lluvias. «La lluvia es determinante para la trufa. Si en primavera no hay lluvia y en verano tampoco, que es el periodo de fructificación es nefasto, al igual que las altas temperaturas inusuales de verano», explica el presidente de la asociación.

La escasa producción de trufa en Burgos se puede ver compensada para los productores con el precio. Heras asegura que este año serán más alto, «al precio que está ahora la trufa no se pagará en años», vaticina este productor. La calidad del producto y la situación actual, donde todos los productos han subido, ha hecho crecer el precio de la trufa también. Por ello, esta subida compensará algo las pérdidas de la baja producción.

Mayor recorrido

Aunque como señala Heras este hongo podría darse por toda la provincia burgalesa, en este momento se produce, principalmente, en la comarca del Arlanza, en la Ribera y en la zona de Lara.

La década del 2010 supuso una «revolución» en el cultivo de trufa en la provincia. Las plantaciones se modernizaron con sistemas de regadío, recogida y se vieron avances en todo el proceso, «esto ha propiciado plantaciones más productivas», explica Heras. También logró que este cultivo se extendiera por Burgos hasta llegar a una situación actual en la que la producción de trufa está «bastante asentada, pero todavía podría tener más recorrido», señala. Actualmente la Asociación de Truficultura de Burgos está formada por unos 70 socios, pero no todos los productores forman parte de la asociación.

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El sector se está profesionalizando. «Podría ser una alternativa al cereal y para poner en valor las tierras burgalesas», señala Heras, «pero es complicado cambiar el cultivo a un agricultor que lleva años trabajando la tierra para que opte por la trufa cuando la rentabilidad solo se obtiene a largo plazo», explica.

Y ese es uno de los puntos negativos de este cultivo. «No puedes dedicarte exclusivamente a la truficultura, es muy difícil», reconoce Heras. La tierra tarda en producir el hongo unos siete u ocho años y tras una inversión importante de capital. La rentabilidad se alcanza a partir de los ocho o diez años de trabajo.

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El adiestramiento de perros truferos es una de las cosas más complicadas de este oficio. Txema Rodríguez

El perro trufero

En la provincia de Burgos la trufa se recoge con perros truferos. «Esto es de lo más difícil», asegura Heras, «se necesita paciencia y tiempo. Puedes adiestrarlo tú, pero si no lo consigues hay academias para hacerlo o personas que los tienen entrenados». Todos los perros pueden ser perros truferos, independientemente de su origen o raza, pero se necesita que sean suficientemente activos y curiosos para entrenar la búsqueda de trufas. Lo ideal es que se forme al perro desde cachorro. Algunos adiestradores aplican un poco de trufa en la leche materna o ponen trocitos de trufa en la comida para cachorros, así relacionan el olor con su madre o con la sensación de bienestar de la lactancia. Con un poco de práctica, algunos perros ya salen a buscar trufas con medio año de vida. Pero a los perros más mayores también se les puede enseñar. Se necesitará más tiempo y paciencia para que interioricen lo que se espera de ellos.

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