La cultura de la trufa se va asentando en la provincia de Burgos. La campaña comenzó a mediados de noviembre y se alargará hasta mediados de marzo, pero según confirman desde la Asociación de Truficultura de Burgos, «las trufas que se están cogiendo ahora están ... muy bien». Confían en que se pueda superar la media de recogida de los últimos años, es decir, superar las dos toneladas de trufa.
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En la provincia de Burgos esa cultura de la trufa va cogiendo terreno y como confirma Rubén Heras, de la Asociación de Truficultura de Burgos, «vamos aumentando progresivamente el número de hectáreas con trufas plantadas en Burgos y, con ello, también aumenta la producción».
Heras señala que las ayudas a la trufa ayudan a que este sector vaya expandiéndose. En la provincia burgalesa se ha notado mucho. «La trufa está en expansión gracias a las ayudas. El año anterior no hubo, este año sí y eso anima al sector», asegura.
Desde la Asociación de Truficultura de Burgos explican que esta «no está siendo una mala campaña con respecto a otros años». Eso sí, hay que diferenciar entre el regadío y el secano. Las plantaciones truferas de regadío están funcionando mejor que las de secano, «Por eso las plantaciones de secano y las silvestres están en regresión constante, es muy residual ya», explica Rubén Heras. El calor y la falta de lluvias son los que han provocado que la campaña de trufa silvestres sea prácticamente nula.
Pero la campaña está siendo aceptable gracias a las lluvias que cayeron en abril y mayo. Es entonces cuando empieza a desarrollarse el hongo subterráneo. El problema que encuentran en algunas plantaciones es el escarabajo de la trufa. Son las plantaciones más antiguas o las silvestres las que están más afectadas por este escarabajo en Burgos. Las altas temperaturas del verano y los inviernos templados provocan que este escarabajo sobreviva.
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Aun así, Rubén Heras asegura que este escarabajo no ha causado muchos daños en la provincia de Burgos, aunque sí haya mermado algunas plantaciones. «En las parcelas nuevas, con unos 10 o 12 años, no hay mucha prevalencia. El año pasado ya hablamos de ello, pero no es algo desmedido en Burgos», explica Heras.
Eso sí, lo que intentan hacer los truficultores burgaleses es recoger pronto el hongo para evitar aumentar la población. Por ello, el colectivo trufero lo que pide a la Junta de Castilla y León es que modifique las fechas de recolección de la trufa. Para las plantaciones arranca el 15 de noviembre y finaliza el 1 de marzo. Para las silvestres comienza el 1 de diciembre y se alarga hasta el 15 de marzo.
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«El 1 de diciembre o el 15 no está madura la trufa, la que estamos cogiendo ahora en enero está muy bien, de muy buena calidad», asegura Heras.
La Asociación de Truficultura de Burgos (Atrubur) cuenta con unos 99 productores registrados, de los que activos hay unos 70, pero no todos los truficultores están en la asociación. En la provincia encontramos truficultores aficionados hasta profesionales.
Lo que resalta Rubén Heras, portavoz de Atrubur, es que «el mundo de la truficultura es rentable si se sabe lo que se quiere hacer, si se conoce el suelo, la posibilidad de riego, así sí es rentable. Y hay que tener en cuenta que la inversión al principio es fuerte y hay que esperar años hasta recuperar el capital, como unos 12».
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Aún así, la provincia está avanzando mucho en este terreno y desde Atrubur esperan poder duplicar en dos años la producción media anual que está en las dos toneladas.
Covarrubias vuelve a acoger la IX Feria de la Trufa Negra de Burgos, será el fin de semana del 27 y 28 de enero. El evento contará con exposición y venta de trufa negra, muestra de productos relacionados con la trufa, venta de plantas micorrizadas, concurso de recogida de trufa con perro, muestras de cocina, degustación, menús trufados en los restaurantes, conferencias y asesoría técnica.
«La feria es un momento importante para el sector, ayuda a afianzarlo, a darlo a conocer, a inspirar confianza en los productores y en los compradores. Además, es un punto de encuentro que beneficia a los productores de trufa», reconoce Heras. El problema es que «cada vez cuesta más llenarlas de puestos, conservarlas y mantenerlas», por ello anima a los burgaleses a disfrutar de este evento.
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