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Pablo y su perra en un tramo del Camino del Cid a su paso por Santo Domingo de Silos. Bikecanine

El Camino del Cid a golpe de pedal y con perro

Pablo Calvo dejó una vida estable para recorrer el mundo con su perra Hippie | Tras pedalear por más de 40 países reconoce que el Camino del Cid, a su paso por Burgos, y el Cañón del Río Lobos le han conquistado

AYTHAMI PÉREZ

BURGOS

Domingo, 9 de diciembre 2018, 19:01

Pablo Calvo dejó un trabajo fijo y una vida estable para dedicarse a realizar a tiempo completo lo que antes solo hacía en su tiempo libre pero que era, en realidad, lo que de verdad le gustaba y motivaba. Así se preparó un equipo en su bicicleta, habilitó un compartimento para su perra Hippie y se lanzó a recorrer el mundo en su bicicleta. Todas sus aventuras se pueden seguir en sus redes sociales en las que tiene el nombre de Bikecanine. Es el canal de YouTube de viajes en bicicleta de habla hispana con más suscriptores.

Pablo y Hippie han pasado por más de 40 países y hace unos días se lanzaron a recorrer tierras burgalesas. Han visitado al Grupo de Rescate Espeleológico y de Montaña (GREM) de Burgos, han hecho el Camino del Cid y también se han atrevido con el Cañón de Río Lobos.

Ciclista y perra han llegado a Burgos dentro de una de sus aventuras, Épica Vuelta España, que comenzaron en octubre de 2017, con un parón veraniego para dedicarse a otras causas, y retomaron el 15 de noviembre de este 2018. Se trata de una aventura en bicileta por los lugares más impresionantes de su país, él es de Gijón, y entre ellos se encuentran el Camino del Cid y el Cañón del Río Lobos. No hay fecha de fin, tampoco una ruta definida, solo una norma, «hacerlo épico».

Todas las rutas de Pablo y Hippie parten desde Gijón, su ciudad, desde allí llegaron a Burgos y visitaron a sus amigos del GREM. Pablo ha sido bombero y ha estado en la Unidad Canina de Rescate del Principado de Asturias. Y de allí se lanzó a recorrer el Camino del Cid, algo que recomienda «a todos aquellos amantes de la bici que buscan una aventura y huir del famoso y masificado Camino de Santiago». Al igual que el Cañón del Río Lobos.

«Si te involucras en la historia y la leyenda es mucho mejor», reconoce Pablo a quien esta ruta por sus tramos burgaleses ha sorprendido para bien. «Es una camino muy tranquilo, sin apenas coches, escuchando a la naturaleza, te encuentras con pueblos donde la gente es muy amable. Me imaginaba algo más monótono y llano pero no, tienes subidas y bajadas pero no muy duras, hay curvas, pueblos y castillos y todo eso lo ha hecho muy divertido», apunta este ciclista.

Pablo y Hippie no pagan por dormir, a no ser que se de una situación excepcional, pero siempre intentan pernoctar bajo techo en algún resguardo con tejado, refugios de montaña, cuevas o casas abandonadas. En estos tramos burgaleses no ha tenido problema para hacerlo. En Hontoria del Pinar, entrada al Cañón del Río Lobos, el alcalde Javier Mateos aconsejó y asesoró a Pablo para dormir.

Este intrépido ciclista recomienda a otros con su misma afición lanzarse a recorrer el Camino del Cid porque «es una aventura con poca gente, con historia y sorprendentes paisajes. Si buscas algo diferente al Camino de Santiago, el Camino del Cid es estupendo. Tenía ganas de hacerlo y me ha sorprendido», reconoce. Al igual que ha acabado maravillado con su recorrido por el Cañón del Río Lobos.

Pablo y Hippie a su paso por Hontoria del Pinar. Bikecanine

Causas solidarias

Muchas de las aventuras que dueño y perra han emprendido tenían un carácter solidario para concienciar sobre diferentes causas o para recaudar fondos. En su página web, www.bikecanine.com se pueden proponer fines solidarios para sus aventuras.

Pablo ha conseguido monetizar una actividad que para él era un pasatiempo y ahora es su forma de vida. También cuenta con patrocinadores que le ayudan con su equipo aunque reconoce que la vida que lleva no le supone muchos gastos, «la comida y el equipo de cámara son casi mis únicos gastos», reconoce.

Mientras él pedalea, en una caja para guardar herramientas de una ferretería viaja sentada Hippie, su perra. Al principio llevaba un remolque para ella pero cuando se rompió improvisó un sistema que ahora ha perfeccionado. Hippie tiene nueve años y una energía desbordante. En los tramos seguros ella se baja de su asiento y acompaña a Pablo corriendo. A una orden de Pablo, Hippie se sube en su caja de nuevo.

Entre dueño y perra existe una relación «difícil de explicar», reconoce Pablo. «Pasamos juntos 24 horas y no es lo habitual entre dueños y mascotas. Yo sé racionalizar esa relación pero ella no y es muy dependiente de mí», explica. Lo que existe es un entendimiento único y forman un completo equipo. Pablo tiene sus funciones y Hippie las suyas, «ella tiene que posar para las fotos y vigilar. Cuando entro a algún establecimiento se queda junto a la bicicleta vigilando, por la noche, cuando oye algún ruido ya sé, por su actitud, lo que está pasando».

Su intención era acabar esta aventura en Navidad en su tierra, Gijón, pero no sabe si será posible. No tiene planes más allá de pedalear, el camino le marca su destino y el de Hippie.

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