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La Cabaña Real de Carreteros y la Fundación Puerta de América siguen trabajando unidas para celebrar la clausura del V Centenario de la Primera Vuelta al Mundo. Por ello, este miércoles 21 de junio ha comenzado una nueva ruta carreteril organizada por estas dos agrupaciones.
La Cabaña Real de Carreteros, de Quintanar de la Sierra, y la Fundación Puerta de América, de Sanlúcar de Barrameda, han organizado la XXIV Ruta Carreteril Castilla hacia la Mar. La ruta ha comenzado este miércoles 21 de junio desde Lebrija y finaliza el domingo 25 en Sanlúcar de Barrameda. Durante esta ruta se acarreará el mástil conmemorativo de Quintanar de la Sierra en homenaje a los pueblos selvicultores y marineros españoles.
«Como tus largos ríos, Castilla, hacia la mar» se podía leer en el poema de Antonio Machado 'A orillas del Duero' de 'Campos de Castilla'. Desde los montes de Quintanar de la Sierra, hasta Burgos, de ahí a Lebrija (Sevilla) y ahora llegará hasta Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) para conmemorar la primera vuelta al mundo. La unión de la selvicultura del interior de España con los barcos marineros de la costa se ejemplifica en esta ruta.
Se llevará un pino-mástil hasta Sanlúcar de Barrameda. El origen del proyecto surge cuando la Fundación Puerta de América contacta con la Cabaña Real de Carreteros para sugerirle la idea de instalar una réplica del mástil de nao Victoria, la única que regresó tras completar la primera vuelta al mundo. La réplica del mástil se instalará en un lugar emblemático de Sanlúcar de Barrameda.
La Cabaña de Carreteros eligió y tumbó un pino de 23 metros de largo y medio metro de diámetro en el monte La Dehesa de Quintanar de la Sierra.
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Aythami Pérez Miguel
La primera fase de la ruta partió de Quintanar, origen del pino, hasta la ciudad de Burgos, sede del Consulado del Mar. Reconocen las asociaciones que «lo ideal» habría sido continuar acarreando el pino el trayecto completo, desde Burgos hasta Sanlúcar. Pero las dificultades técnicas, presupuestarias y de plazos descartaron esta opción. Por ello, se optó por hacer esta primera etapa de Quintanar a Burgos. De ahí, se transportó en un camión góndola hasta Lebrija. Ahora comienza la segunda etapa de la ruta, la que llevará el mástil mediante una ruta a pie hasta Sanlúcar de Barrameda. La actividad pretende constituir un magnífico cierre a la conmemoración de este aniversario.
La Cabaña Real de Carreteros busca ofrecer una visión desde las montañas ibéricas y promover la estrecha relación mercantil de sus operarios forestales de Burgos con la historia naval española. La ciudad de Burgos fue un importante centro financiero y de intercambio mercantil. Por ello, asumió un importante papel en la primera circunnavegación.
En este momento de cambio climático y necesidad de concienciación sobre el cuidado de los bosques, la intención es resaltar el papel de estos, tanto en el pasado como en el presente. La Cabaña Real de Carreteros transportó casi 10.000 carros para digerir el enorme tráfico comercial. Esta efeméride es una oportunidad para difundir toda esta actividad y su legado actual. «Una forma de acercar pueblos, de establecer conexiones y estrechar vínculos entre los puertos de partida y arribada de las flotas con el entramado mercantil que las financió y el origen de los suministros, que permitía su existencia y que proveía la capilaridad necesaria para el sistema logístico», señalan desde la Cabaña.
El V Centenario de la Primera Vuelta al Mundo ha englobado numerosas actividades culturales, pero serán la Fundación Puerta de América y la Cabaña Real de Carreteros las que clausuren los actos recreando el mástil de la nao Victoria que arribó a aquel puerto en septiembre de 1522 completando la primera vuelta al mundo.
Las raíces de la verdadera aventura se sitúan en 1519 en el Consulado del Mar de Burgos de la mano del empresario Cristóbal de Haro y el obispo Fonseca: la Real Armada de la Espiciería, cinco naos y más de 300 marinos al mando de Magallanes.
De esta increíble hazaña llegaron a Sanlúcar de Barrameda en la nao Victoria más de 100 toneladas de especias que, como todas las de la denominada Carrera de Indias, precisaban los miles de carros de la Cabaña Real de Carreteros para su traslado al interior. A su vez, los carros bajaban materiales valiosos como el mercurio de Almadén para amalgamar el oro y la plata y, por supuesto, la madera para los barcos.
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