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El Belén del pueblo burgalés de Renuncio cumple 20 años y a lo largo de su andadura sus cifras han cambiado, así como su popularidad, pasando a ser ya una cita imprescindible de la Navidad en la provincia burgalesa. Si en 2001 comenzó con ... cinco metros cuadrados en la iglesia del pueblo, ahora ocupa ya una superficie de 55 metros cuadrados.
Esos 55 metros cuadrados están compuestos por 200 figuras, 20 casas realizadas a mano y tres escenarios: el pueblo de Belén, la cueva de huida a Egipto y Egipto. Además, se ha dotado en esta edición para celebrar su XX aniversario con efectos 'especiales', tales como figuras con movimiento, cambios de luz, música, niebla que baja por el río, hogueras con humo, agua hirviendo. «Esta edición especial tiene más novedades que nunca, como una nueva cueva de la Natividad, la renovación de un tercio de las casas del pueblo y los nuevos templos egipcios, además de la decoración exterior», aseguran los organizadores. Tres meses de elaboración conlleva esta obra de arte cuyos autores son Carlos García y Gustavo García.
Fue en 2001 cuando el Belén de Renuncio comenzó a existir. Se instaló en la iglesia del pueblo. Entonces ocupaba cinco metros cuadrados que, después de 20 años, han pasado a ser 55.
Para este aniversario se han querido incluir muchas novedades, es la edición con más novedades. Se han potenciado todos los elementos que durante estos 20 años lo han ido erigiendo como una cita obligatoria durante la Navidad de la provincia de Burgos.
Además de las novedades incluidas en el interior, estas también se podrán apreciar en la decoración exterior. Esta está inspirada en la casa de Papá Noel, en Laponia, y ha sufrido mejoras, como la nueva iluminación navideña que este año alcanza las 18.000 bombillas led.
En su interior es un belén de estilo hebreo tradicional, con 200 figuras y unas 20 edificaciones que destacan por su realismo. Completa el escenario una fiel recreación paisajística. De esta forma se representan tres emplazamientos de la época como son el pueblo de Belén, la huido a Egipto y Egipto.
La nueva cueva de la natividad es el doble de grande que años anteriores. Seguidamente se puede contemplar el nacimiento del río de seis metros de longitud, a través de una cascada.
Al finalizar la montaña se encuentra el pueblo de Belén. Para esta edición se ha renovado un tercio de las construcciones del pueblo. Todas las casas son artesanales y se han fabricado con poliestireno, escayola y madera.
Aquí, en el pueblo de Belén, es donde se encuentra el palacio de Herodes, una fiel réplica a escala de lo que fue en su día el palacio de Masala. Cuenta con una escalinata hecha en mármol, un mosaico romano con más de 1.000 teselas de mármol, 40 columnas de estilo corintio y 2.000 tejas romanas colocadas a mano.
En la zona dedicada a Egipto se encuentran los templos de Nefertari, novedad de este año, y Abu Simbel, que regresa tras casi una década. Los dos templos tienen unas dimensiones de más de dos metros de ancho por un metro de altura.
Para poner en funcionamiento el Belén se precisa tecnología, pero está perfectamente disimulada. Como la nieva que nace de la cascada y baja por el río, las hogueras que emiten humo de verdad, una olla con agua hirviendo o las diferentes luces que simulan el transcurso de los días.
La casa de Papá Noel en Laponia da la bienvenida en el exterior del local. Se ha simulado una cabaña de madera y piedra, con varios árboles repletos de luces led y cubiertos por una capa de nieve. El Belén de Renuncio acoge la Navidad en la calle La Iglesia, número 2-B.
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