El Banco de Alimentos de Burgos registra un descenso «significativo» de productos

«Sí que notamos que las empresas tienen menos excedentes», explica Ana Ruiz, la coordinadora del Banco de Alimentos. Se está produciendo menos pero también se están aplicando medidas contra el despilfarro, como la bajada de precios en algunos supermercados de productos cuya fecha de caducidad está próxima en el tiempo.

Ruiz asevera que un descenso en la entrada de productos no tiene por qué ser algo negativo. Lo es si se mira desde la perspectiva de las entidades a las que se abastece, pero no si se tiene en cuenta cuál es el objetivo del Banco de Alimentos. «Surgió porque había excedentes, no porque haya necesidades. Y la misión es evitar el despilfarro», así que si se ajusta la producción al consumo y se fomentan medidas que eviten tirar alimentos, se está cumpliendo esa misión.

Propuestas como las de los supermercados son «sensatas y muy convenientes», insiste la coordinadora, recordando que el Banco de Alimentos lleva años realizando una labor de concienciación a la sociedad. «No podemos presumir de ecologistas y solidarios y estar tirando comida. Es un contrasentido», apunta, además de ser «muy injusto» para los que pasan necesidades.

Porque necesidad sí que hay, sigue habiendo y ha aumentado. En este caso, las demandas de las entidades sociales no han tenido un crecimiento «significativo». Lo que sí han notado es más llamadas de particulares pidiendo ayuda, y Ana Ruiz recuerda que el Banco de Alimentos nunca da ayudas a particulares, las canaliza a través de entidades sociales.

Con todo, la coordinadora pide no ser «alarmistas» porque el abastecimiento del Banco de Alimentos está garantizado. «Hay una reducción de productos pero podemos garantizar que en Burgos no tiene por qué pasar nadie necesidad porque estamos suficientemente abastecidos». La sociedad y las empresas son generosas y están colaborando durante todo el año.

Además, en noviembre se volverá a lanzar la campaña de la Gran Recogida, en la que se potenciará que la gente haga una aportación económica, a través de los supermercados, pues está funcionando muy bien. El Banco de Alimentos ha contado durante todo el año con un remantente en los supermercados para tener cubiertas todas las necesidades sin sufrir ningún desabastecimiento.

Hasta septiembre, el Banco de Alimentos ha recibido 1,6 millones de kilos de productos. «Estamos satisfechos», asegura Ana Ruiz, quien agradece el trabajo de los voluntarios, sin los que la entidad no podría funcionar. También el esfuerzo de los socios y de todos aquellos que hacen donativos, particulares y entidades privadas, para el sostenimiento del Banco.

Desde sus orígenes, la entidad burgalesa tuvo claro que tenía que ser autosuficiente, sostenerse con el apoyo de la sociedad civil, y aunque acuden a convocatorias de subvenciones públicas, esta no es la principal fuente de financiación. Eso les garantiza independencia, que nadie quiera dirigirles, y autonomía para realizar su trabajo.

Ahora, la crisis energética también les está haciendo mella. La factura de la luz ha pasado de 400 a 1.600 euros, y el consumo de los vehículos de transporte se ha elevado de 200-250 a 600. Pero «de momento, podemos hacerle frente sin problemas», asegura Ana Ruiz. Ahora solo queda esperar a ver cómo llega el último trimestre del año, que se espera, en general, complicado.

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