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«Es el peor año desde que llevo dedicándome a la apicultura». Así de contundente se muestra la vicepresidenta de la Asociación Provincial de Apicultores Burgaleses (Asapibur), Yolanda Martínez, sobre la situación del sector este 2022 tras más de veinte años entre colmenas.
La varroa, un género de ácaros, ... no es el último mal que ha llegado a los asentamiento apícolas de la provincia, pero sí el principal y el que más reduce la población del insecto a nivel mundial a través de la varroosis, la enfermedad que provoca. En Burgos, este parásito «afecta al 100%» de los apicultores.
Otra particular pandemia que sufre el sector primario es la subida de los costes de producción. El incremento de los precios de la luz y los combustibles se ha juntado en el sector apícola con una subida «de un 100%» del precio de los tarros de miel debido a su escasez por la falta de vidrio.
Por si fuera poco, la sequía y el intenso calor que azota este año el país ha obligado a parar los trabajos en el campo por riesgo de incendios durante gran parte del verano y también ha impedido que numerosos apicultores pudiesen completar los cuidados de los colmenares.
Yolanda martínez, vicepresidenta de Asapibur
Este cúlmen de infortunios ya se ha hecho notar en los últimos datos de recolección de miel, que reflejan una caída del 75% según las cifras aportadas por la vicepresidenta de Asapibur.
Las ventas tampoco han ido mucho mejor. Martínez expone una caída de entre un 30% y un 40% en los últimos dos años. La conclusión a la que ha llegado es clara, y es que «empieza a no ser rentable dedicarse a la apicultura», lamenta.
En busca de soluciones para plantear un futuro mejor, la apicultora sostiene que «las administraciones tienen que ponerse las pilas y ayudar más al sector». «Hay una falta de inversión en apicultura a nivel global porque somos pocos los que nos dedicamos a ello dentro de la ganadería en general», expone.
Por otro lado, Martínez considera que «no se valora lo suficiente» el trabajo que realizan y, para revertir esta situación, apuesta por «una mayor educación de lo que significan las abejas y la vital importancia que tiene la labor apícola en este sentido para mantenerlas». «Si no hay polinización, la alimentación tal y como la conocemos hoy en día se acabaría», sentencia.
Yolanda martínez, vicepresidenta de Asapibur
El desbrozado de los campos también trae de cabeza a los criadores de abejas dado que reduce «considerablemente» el terreno de acción de los insectos y sus principales fuentes de alimentos. «Ahora parece se quiere convertir todo en pastizales», se queja Martínez.
Sin visos de mejora a corto plazo, la vicepresidente de Asapibur pide una «mayor implicación» de las autoridades públicas para tratar de paliar los efectos de un año nefasto para el sector.
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