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Macario Gautuhier (izquierda) y Adrián Santamaría en las piscinas de Villasilos. AYTHAMI PÉREZ
De alguacil a las piscinas de Villasilos, el empleo atrae gente al medio rural burgalés

De alguacil a las piscinas de Villasilos, el empleo atrae gente al medio rural burgalés

Adrián Santamaría ha sido el alguacil de Villasilos y ha gestionado las piscinas municipales durante dos veranos. Él es de Modúbar de la Emparedada, pero durante este periodo de tiempo ha vivido en Villasilos. «Mientras un pueblo ofrezca trabajo, habrá gente»

Lunes, 29 de agosto 2022, 07:28

El medio rural burgalés sufre la pérdida de población, pero hay mucha gente que quiere instalarse allí. Eso sí, se necesitan oportunidades laborales, porque se ha demostrado que es el trabajo lo que asienta población. Así, gracias al empleo, llegó Adrián Santamaría Sastre, de 30 ... años, hasta Villasilos. Ha sido el alguacil del pueblo y también ha gestionado durante los dos últimos veranos las piscinas.

El verbo llegar es pertinente en este caso porque Adrián no es de Villasilos, es de Modúbar de la Emparedada, otro pueblo burgalés más cercano a la capital. Villasilos se encuentra a una media hora de Burgos, cerca de Castrojeriz. Adrián llegó allí por casualidad y, sobre todo, porque se le presentó una oportunidad laboral.

Conocía al alcalde de Villasilos de un trabajo anterior. Una empresa que Adrián dejó para irse a Londres a trabajar en hostelería y fue allí donde descubrió que le gustaba este sector. Al regresar de Inglaterra coincidió de nuevo con el alcalde de Villasilos y le ofreció trabajo en su pueblo. Antes de gestionar las piscinas su primera toma de contacto con el pueblo fue como alguacil.

El Ayuntamiento le ofrecía una casa allí en Villasilos y él se encargada de las labores de este puesto. «Hacía todo lo necesario para que el pueblo estuviera en buen estado, desde echar herbicida, hasta limpiar las calles, regar, podar. Tenía también las llaves de locales municipales, mantenía el cementerio», explica Adrián sobre este puesto en el que estuvo medio año. Y él lo tiene claro, «me da lo mismo trabajar en una oficina o limpiar las calles, hay que trabajar. Mientras en un pueblo haya trabajo, habrá gente viviendo».

Adrián reconoce que este es el trabajo que más le ha gustado. La gente responde y él ha estado muy cómodo. AYTHAMI PÉREZ

De alguacil a las piscinas

Tras medio año como alguacil, Villasilos le ofreció otra oportunidad laboral y allí siguió. «Se me presentó la oportunidad de encargarme de las piscinas municipales y lo hice», recuerda. El verano de 2021 fue el primero, no era su primera vez trabajando en hostelería, pero la gestión de unas piscinas va mucho más allá. «No solo es ser camarero en el bar, algo que me encanta, es contactar con proveedores, llevar las redes sociales, contratar camareros y socorristas, mantener el césped, el agua, controlar la depuradora», relata.

Y, además, en su caso, una persona dinámica, activa e implicada, completa todo esto con las actividades que organiza para dinamizar los veranos allí. En este sentido, durante estos dos años ha organizado actuaciones musicales, «a mí me gusta mucho la música y no es que saques más dinero con ello, pero ofreces a la gente algo diferente», también ha organizado diferentes talleres en las instalaciones de las piscinas.

Porque como reconoce, «la diferencia del invierno al verano en un pueblo es enorme. Por ejemplo, algún día del invierno ayudé en el bar del pueblo de camarero y es que se hacían cajas de muy poco dinero. En verano, en cambio, esto se pone hasta arriba. La población se triplica, ves a niños por las calles, ambiente».

Fin de ciclo

El 1 de septiembre se cierran las piscinas y, con visible pena, Adrián reconoce que ya no seguirá más con la gestión. «Me da mucha pena dejarlo. Es el trabajo, de los que he tenido, que más me ha gustado. Me he sentido realizado, la gente está contenta, he hecho amigos y la gente ha respondido muy bien», asegura.

Pero también es un trabajo que desgasta mucho y, además, siente que no puede aportar más. Sincero y exigente afirma que «para hacer lo mismo, no me quedo. He intentado dinamizar las piscinas con actividades, como el año pasado, pero no creo que pueda aportar más. Hago las cosas de forma intensa y eso desgasta más. Si aquí no me puedo superar, no me quedo. Y es un negocio rentable, pero no puedo aportar más», explica.

Este año Adrián ha contado con ayuda. El verano pasado estuvo él solo, pero entendía que no lo podía asumir así este año y ha contratado un camarero. Macario Gauthier, de 29 años, ha llegado desde Uruguay para trabajar en las piscinas de este pueblo burgalés. Otra cadena de casualidades, lo que, al final, hace funcionar la vida. Adrián conoció en Oxford a un uruguayo que le invitó a su país, allí se conocieron Adrián y Macario. Este último quería un cambio de aires y hasta el 15 de septiembre se quedará en España y luego regresará a Uruguay. «Sí, el negocio es rentable y estamos a gusto, pero se descansa poco. Además, este verano era necesario una persona más. Ha hecho tanto calor que se ha notado mucha más gente en las piscinas y mucho más movimiento», reconoce.

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