La campaña no está concluida, pero casi. Queda un 10% de la cosecha por recoger, sobre todo en la zona norte, donde la humedad y las lluvias suelen retrasar los trabajos agrícolas. Aun así, ya se puede hacer una primera valoración, que confirma las previsiones ... de los agricultores. Y es que la campaña ha sido buena, pero no extraordinaria, como se llegó a pensar en algún momento, y adolece de baja rentabilidad.
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«El año ha sido bueno, pero no hay grandes producciones; no es la cosecha del siglo», apunta Gabriel Delgado, de UPA, quien opta por la prudencia a la hora de realizar estimaciones del volumen de grano recogido. Calcula que, en una semana, estará el 95% de la cosecha recogida, pero muchos agricultores se quedarán con cereal almacenado y hasta que todo esté pesado, no hay más que especulaciones.
Aun así, las cifras que manjea hablan de una producción media de 4.500 a 5.000 kilos por hectárea, con zonas en las que la producción ha sido buena y otras en las que ha sido muy deficiente. Por ejemplo, la cosecha ha sido más floja en Páramos o Demanda, y en la zona del Tozo, donde se han sufrido las consecuencias de las lluvias, que retrasaron la siembra o incluso la impidieron.
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Y si lo trasladamos a cifras estamos hablando de 6.000 kilos por hectárea en La Bureba, de media, a cifras que podrían quedarse en los 2.000 en Páramos. Serían 3.7000 en Demanda y 5.500 en Arlanzón, que tiene buena producción aunque la fama se la lleve siempre La Bureba. En torno a los 4.000 y 4.500 estarían en La Ribera, y sobre 5.000 en Pisuerga, según los cálculos de UCCL.
Así lo explica Susana Pardo, la secretaria provincial de UCCL Burgos, quien asegura que las previsiones se cumplen con 2 millones de toneladas de cereal recogido. Eso sí, la cosecha tiene menos peso del esperado, sobre todo en el caso de la cebada. Se veía mucho volumen pero, al llegar a la báscula, los remolques pesan menos que otros años, y la calidad no es tan buena como la deseada.
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De este modo, Burgos conseguirá cerrar una campaña buena (por descontado, mucho mejor en aquellas comarcas que el pasado año prácticamente no recogieron grano, apunta con ironía Delgado), pero habrá sido a base de sembrar hectáreas. Ahora queda ver si los precios «acompañan», pues de momento hay poca demanda y la mayor parte del cereal está almacenado.
Las previsiones, en este caso, no son nada halagüeñas. La cosecha se va a caracterizar por una baja rentabilidad, apunta Pardo. En primer lugar, los costes de producción han sido elevados pues se ha tenido que hacer frente a muchas malas hierbas (fruto de las intensas lluvias) y a hongos y otras enfermedades. Y, además, los precios han ido a la baja. «Estamos peor que cuando hacíamos manifestaciones», explica Pardo.
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En cebada puede haberse perdido hasta 5 céntimos por kilo, y un par de ellos en trigo, así que la renta per cápita de los agricultures está a la baja. Y más que lo va a estar con los recortes de la PAC, se lamenta Pardo. Desde UCCL insisten en que se deben controlar los precios para impedir que se venda por debajo del coste de producción. También controlar la entrada de producto no nacional y evitar la competencia desleal, con exigencias que no se aplican en otros países.
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