Los jueces de paz se encargan de actualizar el Registro Civil de los pueblos. Miguel Ángel Molina / EFE

La actividad de los jueces de paz cae un 41% en una década pero continúa con su mediación silenciosa por la buena convivencia

La figura de los jueces de paz es un buen ejemplo de la participación ciudadana en la vida municipal y en la justicia | Inmaculada García lleva 12 años ejerciendo este cargo en Hortigüela para colaborar en un pueblo con buena convivencia

Domingo, 13 de septiembre 2020

Inmaculada García vive en Hortigüela, tiene 52 años y allí trabaja como auxiliar a domicilio. Un día, cuando estaba en la ducha, recuerda que llegó un vecino nervioso, buscándola, quería contarle que se le habían metido en casa. Cuando el vecino se calmó, Inmaculada ... entendió que no se trataba de que le hubiesen entrado en casa, si no que un vecino había colocado unas vallas en el terreno del primero y no llegaban a un acuerdo.

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¿Por qué este vecino acudió a la casa de Inmaculada en Hortigüela? Puede no parecer habitual pero las piezas encajan si sabemos que Inmaculada es la jueza de paz de Hortigüela, una veterana en esta materia, ya que cuenta con más de 12 años de experiencia desempeñando este cargo.

Con la despoblación acechando el medio rural burgalés, la figura del juez de paz parece haber quedado relegada al olvido. Pero estos vecinos siguen ahí, desempeñando su labor, con menos asuntos por resolver debido a la pérdida de población pero con la misma voluntad por promover una convivencia pacífica. No tienen formación jurídica pero su carácter para mediar en conflictos suele ser una de las características que se busca y valora. Todos los actos de conciliación que se resuelvan con el juez de paz son asuntos que no llegan a los juzgados, por lo que suponen también un alivio para la justicia.

La jueza de paz de Hortigüela reconoce que desempeñar este cargo es totalmente compatible con su trabajo como auxiliar a domicilio y que no le conlleva mucho trabajo. «Los peores momentos son cuando llegan las elecciones pero estás haciendo una labor para el lugar en el que vives»

Aunque Inmaculada apunta que no ha notado, en los últimos años, mucha bajada en los asuntos en los que se requiere su presencia o su firma, a nivel provincial se ha notado un importante descenso en los asuntos civiles y penales ingresados y resueltos por los juzgados de paz de los pueblos burgaleses.

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En el 2019 se resolvieron un 41,4 por ciento de asuntos civiles y penales menos que en 2009. Igualmente, en un año, del 2018 al 2019 también se ha apreciado una bajada del 4 por ciento en estos asuntos, según datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). El pasado año los jueces de paz de la provincia resolvieron 4.612 asuntos civiles y 4.406 asuntos penales frente a los 8.495 asuntos civiles de 2009 y los 6.898 asuntos penales resueltos en ese año.

En el 2018 las cifras también fueron ligeramente superiores a las de 2019, 4.824 asuntos civiles resueltos en 2018 frente a los 4.612 de 2019 y 4.567 asuntos penales resueltos en 2018 frente a los 4.406 de 2019.

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Mediación para la buena convivencia

Inmaculada entiende su labor como el de una especie de mediadora «para que los vecinos resuelven sus problemas en actos de conciliación de forma pacífica y no tengan que llegar a juicio». Aunque reconoce que no ha tenido que intervenir en muchos actos de conciliación y en todos ha sido tratada de forma muy educada.

Apunta que es en las elecciones cuando más trabajo tiene porque debe llevar los votos a los juzgados de Salas y también a Burgos. Además, firma las defunciones y nacimientos que se producen en el pueblo. Cada mes se encarga de firmar un papel con las defunciones y nacimientos pero tiene una cosa clara, «yo no firmo nada si no lo tengo claro y todo lo consulto con Mónica, la secretaria del Ayuntamiento de Hortigüela». Por otro lado, también se encarga de acreditar los matrimonios civiles que se producen en el pueblo.

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No es agradable intervenir en problemas entre vecinos pero Inmaculada señala que «hay que estar en el pueblo para las duras y las maduras». Los principales desencuentros se producen por intrusiones ligeras en terrenos ajenos al hacer obras pero se suele llegar a un acuerdo pacífico.

Larga trayectoria, escaso relevo

Así, con esta tarea que para muchos pasa desapercibida, lleva más de 12 años Inmaculada, una mujer de 52 años que se mudó con 37 a Hortigüela. Los mandatos duran cuatro años y ella ha sido reelegida. Ahora el pueblo busca juez de paz sustituto para los periodos en los que Inmaculada no puede desempeñar el cargo.

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Estos jueces no son graduados en Derecho pero hacen un gran trabajo. Su labor es un buen ejemplo de la participación activa de la ciudadanía en asuntos municipales y en la justicia. No son colaboradores, son protagonistas con potestad jurisdiccional y ejercen en pueblos donde no hay Juzgado de Primera Instancia e Instrucción.

El cargo de juez de paz se consigue después de haber sido elegido por mayoría absoluta por el Pleno del Ayuntamiento. Después son nombrados por la Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León y así pasan a recibir el mismo tratamiento que el que tiene un juez de Primera Instancia: 'señoría'.

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Competencias

En materia civil, los jueces de paz resuelven asuntos de cuantía no superior a 90 euros. En materia criminal, pueden juzgar a aquellos que pongan en peligro a otras personas, a los que talen, quemen o arranquen flora amenazada o a los que maltraten animales o alteren el orden público. También pueden juzgar a los que amenacen a otros o coaccionen. Son los encargados, a su vez, del Registro Civil, donde se hacen constar nacimientos, matrimonios, tutelas, representación, filiación, nacionalidad, sexo y el nombre de los nacidos en el municipios, así como las defunciones.

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