Ep. 9 · T6
El enigma del cuerpo en el monte
Un cuerpo deforme y mutilado fue encontrado por unos excursionistas a escasas horas de ser devorado por las alimañas. ¿Quién lo dejó ahí?
Transcripción
FUERA DEL RADAR | EL ENIGMA DEL CUERPO EN EL MONTE
JOSÉ ÁNGEL ESTEBAN: ¿Qué tal? Bienvenidos y bienvenidas a nuestras historias.
JAES: Nadie lo esperaba pero aquella primera llamada lo cambió todo. Siempre hay un mecanismo inicial, una espoleta que pone en marcha lo demás, una corriente, una cadena, una historia. Y para esta historia de secretos que duran décadas aquel aviso destapó, como una grieta por la que entra la luz, las primeras formas imprecisas de un un misterio que, durante 50 años, atraviesa tierras, memoria y familias. Y nieve, mucha nieve.
JAES: Fue una llamada al 112, una llamada de urgencia cargada de dudas y desconcierto.
JAES: Pero antes del teléfono, antes de la primera emergencia, antes de aquel primer resorte hubo un paseo. Una excursión.
SONIDO ÁGUILAS/BUITRES/PARQUE NATURAL
JAES: Somiedo es un concejo asturiano de una belleza impresionante. Montañas cargadas de tiempo, lagunas de aguas puras, la flor del brezo por todas partes, hayedos, viejas minas abandonadas, senderos que se pierden entre las brañas, un cielo de acero. Su parque natural atrae a muchos visitantes, sobre todo para fotografiar la naturaleza.
JAVIER: Con prismáticos se observa en la otra montaña pues los rebecos que andan por allí… Entonces la gente va a fotografiarlos con cámaras ya un poco adaptadas y bueno, pues van mucho turista y mucho senderista.
JAES: En invierno, claro, baja la temperatura, mucho, y bastante también la afluencia. Pero algunos senderistas sí que se fajan por esas montañas, a 1.400 metros de altura.
J: Era un día que hacía muchísimo frío. De hecho, a los dos días cayó una nevada impresionante. Ya no se pudo volver allí en un mes y ese día hacía muchísimo frío.
JAES: Ese día era uno de los primeros del mes de enero de 2015. Si todo esto hubiera ocurrido efectivamente dos días después, no sabríamos nada, no estaríamos contando esta historia.
J: Los señores estaban un poco bueno, asustados, no asustados, sino bueno, impresionados.
JAES: Muy cerca de un mirador, a un lado de la carretera, esos «señores» encontraron algo. Encontraron a alguien, e hicieron, ahora sí, la llamada.
J: El día 11 de enero, sobre las 17:00 de la tarde llamaron a la central COS, traspasaron una llamada del 112 en el que unos senderistas, en la localidad de Somiedo, habían hallado un cuerpo.
JAES: Un cuerpo distinto.
J: Un cuerpo de un señor que estaba desnudo y le faltaba una pierna.
JAES: Todo empezaba a ser extraño.
J: En el sitio donde se dejó el cuerpo es una zona que si no conoces allí no paras para nada.
JAES: Tanto la identidad…
J: Me acuerdo que estaba el alcalde y el teniente alcalde de Somiedo que al ver el cuerpo pues no reconocieron a esa persona como vecino del pueblo ni de la localidad.
JAES: Como la localización…
J: La impresión que daba era que a este señor lo habían transportado hasta el lugar donde se halló y lo dejaron ahí para que se encontrase con facilidad.
JAES: Por que… de haberlo querido, si alguien así lo hubiera decidido, no habría costado casi nada hacerlo desaparecer…
J: La opción más fácil, por ejemplo de una persona que no quieres que aparezca es enterrarlo en cualquier sitio.
JAES: No habría hecho falta ni enterrarlo
J: A pocos metros de donde se halló el cadáver hay unos desniveles, hay unas laderas que si se hubiera arrojado por allí en menos de 24 horas, los buitres, porque hay una colonia importante de buitres lo hubieran hecho desaparecer.
JAES: El cadáver estaba envuelto, con cuidado, con respeto se podría decir.
J: Da la sensación de que algún animal arrastró la bolsa de loneta –tipo de jardinería— la arrastró y allí quitó la manta y lo sacó de la bolsa con la acción de arrastrarlo.
JAES: Pero había un elemento más: el cuerpo; el más llamativo el que abre mucho más el campo de posibilidades: el cuerpo era muy extraño.
J: El cuerpo presentaba, pues, multitud de deformidades.
JAES: Luego se supo que aquel cuerpo podía tener unos cincuenta años, que pesaba poco más de treinta kilos. Unas enormes cataratas le impedían ver y, por su constitución, por su estructura, tampoco podía andar. Medía menos de metro y medio. Y seguramente necesitó que alguien le cuidase toda su vida. Ahora, de momento, había que empezar a desvelar el misterio. Si era posible.
CABECERA | FUERA DEL RADAR: EN ESTE EPISODIO: EL ENIGMA DEL CUERPO EN EL MONTE
JAES: Al otro lado del teléfono, ese once de enero de 2015, en la comandancia de la Guardia Civil, estaba el cabo Javier. Un hombre con décadas de experiencia a sus espaldas, que lo ha visto prácticamente todo.
J: Bueno, pues yo soy el cabo Javier Cabo primero de la Guardia Civil de Oviedo. Llevo 32 años destinado en la Unidad Orgánica de Policía Judicial y 18 años en la Unidad de Delitos contra las Personas.
JAES: A eso se dedica, precisamente, delitos contra las personas
J: Agresiones sexuales, homicidios, secuestros, desapariciones y todo, donde las personas principalmente son víctimas.
JAES: Esa llamada abría un caso que todavía recuerda perfectamente casi diez años después. Pero por aquel entonces, todas las líneas de investigación, cada posibilidad, estaba por explorarse.
JAES: Sigue contando esta historia, Susana Neira.
SUSANA NEIRA: El día del hallazgo y el siguiente, los agentes trabajaron en la zona, preguntaron a los vecinos, pero no encontraron respuestas. Y entonces, llegó la gran nevada y no pudieron volver a acceder en un mes. Así que los primeros datos para poder trabajar vinieron de la autopsia.
J: Tenía una constitución extremadamente delgada. Era de raza blanca y de una edad comprendida entre los 45 y los 60 años. Tenía canas, pelo canoso.
SN: Pero ese cuerpo delgado, escuálido, escondía un sinfín de señales… de pistas
J: Se le determinaron importantes malformaciones físicas en la espalda, en el pecho, en la cabeza y en extremidades. Este hombre medía 1,30-1,40 de estatura. Pesaría en torno a los 30 kilos.
SN: Cuanto más lo miraban, cuanto más sabían, más intentaban imaginarse su vida, rellenar los vacíos.
J: Y las deformaciones que tenía, pues hacen ver que era un minusválido psíquico casi con toda seguridad. Tenía deformaciones en los pies que le impedían caminar, no tenía dentadura —porque ya con los años y tal se la habían perdido– y luego tenía cataratas importantes que le impedían la visión.
SN: El primer paso era el de cotejar cada base de datos… saber más, necesitaban saber más.
J: Primero, tratar de identificar el cuerpo por las huellas dactilares, luego por el ADN. Chequeas en las bases de datos y tal, y luego también claro, sobre todo los vecinos del lugar y luego pues poco a poco pues vas ampliando el círculo.
SN: Se barajó el síndrome de Marfan, un trastorno hereditario que afecta a las fibras que sostienen y sujetan los órganos, el cuerpo en sí. Pero rápidamente se descartó. Enseguida contestaron que no desde la Universidad de Barcelona.
J: Luego estuvimos también trabajando con la Universidad de Santiago de Compostela, a ver si a través del ADN se podía aportar una zona a través del color de los ojos, pelo y tal y también finalmente da un resultado negativo.
SN: Tocaba abrir el círculo, ampliar la mirada… Consultaron incluso con la Interpol en busca de cualquier rastro, de cualquier indicio…
J: Se fue descartando porque te fueron contestando todos los países en sentido negativo. E incluso mandaron fotografías de gente muy parecida pero que verdaderamente no eran.
SN: Todo eran incógnitas. Comienza, pues, el tiempo de las hipótesis. La primera era evidente.
J: Durante una fase de la investigación se barajó una muerte homicida.
SN: Se trató de probar el asesinato.
J: Cuando se obtiene el resultado forense de criminalística con las diferentes analíticas que se hicieron, se descartó la muerte violenta.
SN: No fue un homicidio. Pero podía ser algo incluso más retorcido. Tal vez alguien se hubiera querido aprovechar de él.
J: Que hubiera sido una persona que hubieran utilizado para la mendicidad, por ejemplo. Pero bueno, se descartó rápidamente y se barajó más la posibilidad de que fuese una persona que desde que nació fuera cuidada por sus padres o por unos familiares de forma discreta o muy discreta.
SN: Esto, algo así como un hijo secreto, tendría que ver con cómo era la zona hace mucho tiempo.
J: La gente más mayor de la zona nos decía que hace 60 o 70 años esa zona estaba más aislada de lo normal por el tema de las carreteras. Ellos hablaban de que podía ser una cosa así, un fruto de una relación pues familiares o no consentida por la familia.
SN: Las semanas van pasando... Los guardias civiles acumulan un sin fin de conjeturas, pero faltan las pruebas. Entonces deciden volver a lo básico, lo esencial, lo tangible. Al 'cómo' se había encontrado el cuerpo…
J: La bolsa era una bolsa de arpillera normal y corriente usada en jardinería —que se puede comprar en cualquier lado– y la manta se había comprado en un supermercado de Alcampo. Hicimos gestiones, pero fue imposible. Tampoco se avanzó en ese sentido.
SN: Somiedo hace frontera con León.
J: El que lo dejó allí pues o bien venía de León o iba de Asturias. O sea, una de las dos opciones. Que puede ser de la zona o puede ser alguien que trabaja y conoce la zona y consideró que será un sitio idóneo para pasar inadvertido, dejar el cuerpo y continuar ruta.
SN: Cuando pidieron colaboración ciudadana, nadie, nadie le había visto nunca
J: Es una persona que si la ves una vez no te olvidas fácilmente porque es muy característica.
SN: Se acordarían.
J: Nadie colaboró. Nadie facilitó nada en principio. De hecho salió en prensa en alguna ocasión, aunque fuera un boceto y nadie, nadie, nadie pueda aportar nada.
SN: Este vacío, este 'no saber', no obstante, aclaraba una cosa. Le habían mantenido en secreto. Nunca lo habían registrado: a efectos legales no existió.
J: En ese sentido, es una zona muy amplia, la zona de Babia, zona de Somiedo, eso es muy grandísimo, hay muchísimas casas, muchas zonas rurales…
SN: Una aguja en un pajar. Pero había que comenzar por algún lado… ¿Cómo se encuentra una casa concreta en un valle prácticamente inagotable?
J: Para determinar el tipo de casa en el que podría ser: no la que está, por ejemplo en el centro del pueblo, de las que tenemos rurales —que hay muchísimas— una en la que haya vivido gente un poco ermitaña o gente que no se relacione mucho con los vecinos, con los familiares, casas donde no se celebra la Navidad con 40 sobrinos, cosas así parecidas.
SN: Se estrecha la búsqueda, pero sigue siendo una tarea descomunal
J: Si empieza uno a descartar, al final van quedando casas, pero todavía son muchísimas claro: casas donde no se hizo ninguna obra, donde llevan 50 años sin cambiar el tejado. Vas buscando casas que reúnan las condiciones. Este señor no estaba en una cuadra, no estaba en un sitio en malas condiciones.
SN: Un secreto muy bien guardado durante cincuenta años. Una casa en la que entrase muy poca gente. Y así, el misterio va tomando forma... se va intuyendo lo más probable.
J: Posiblemente este señor estaba en una casa atendido por sus familiares, sus familiares van falleciendo o los que quedan a su cargo lo asumen a lo mejor como un compromiso adquirido el tener que atender a lo mejor a su hermano o un primo o un familiar y claro, llega un día que hay que tomar esta decisión y consideramos que eso fue lo que debió pasar. Una cosa en ese sentido.
JOSÉ ÁNGEL ESTEBAN: Las incógnitas no paran de crecer. A la Criatura, que es como algunos empezaron a llamarla, se le dedican artículos en prensa, algún programa de televisión sensacionalista y paranormal… pero al poco se olvida. Se pierde, como si la nieve, de nuevo, la volviera a ocultar. Y mientras tanto, mientras se desarrolla la investigación, mientras se piensa cómo encajar las piezas, en un cementerio a mil metros de altura se prepara una tumba.
J: Es el cementerio de Cabrillanes, que es un cementerio que había un sitio ahí para enterrar y se habló con el juzgado y se habló con el párroco y se enterró ahí.
JAES: Estuvieron vigilando. No solo en las películas aparece siempre la persona adecuada en el entierro. Pero allí no llegó nadie inesperado y enterraron el cuerpo con una lápida en blanco.
JAES: Los Guardias civiles que trataban de reconstruir su historia, de ponerle un nombre, eran ahora lo más parecido a una familia que tenía el encontrado…
J: Estaban todas las tumbas con flores y tal menos la de este hombre que no tenía nada. Nos dio un poco de tal… y cogimos unas flores por ahí y las pusimos también.
JAES: Enseguida volvemos.
PAUSA
JAES: En el paisaje extenso, enorme, inabarcable se ven centenares de casas desconectadas entre sí.
JAVIER: ¿Qué casa reune unas condiciones en las que un señor pudiera estar viviendo 40 o 50 años sin que nadie se enterase? Y vas haciendo gestiones en ese sentido.
SUSANA NEIRA: ¿Y nunca nadie había escuchado nada ni…?
J: Nada, nada, nada.
JAES: Un hombre único, muy reconocible, del que no existe ningún registro y nadie dice haber visto nunca.
J: Hablamos con los párrocos, por ejemplo, que llevaban 80 o 90 años en la zona, nos encontramos con un párroco de León que llevaba allí 50 años y pues no tenía noticias, no sabía quién podía ser… Nadie nos puso nombres ni apellidos a esta persona. Fue imposible.
JAES: Los agentes, Javier y el resto del equipo, seguían buscando un imposible…
J: La zona es muy complicada. Hay muchos pueblos, mucha gente diseminada y es difícil que alguien de fuera entable una confianza para que te expliquen cosas de pueblo ¿no? Entonces es difícil.
JAES: Todos los caminos bloqueados.
JAES: Sigue contando… Susana Neira.
SN: Lo más importante de la autopsia… no lo hemos contado todavía.
J: No tenía ninguna lesión, ninguna cicatriz, no había sido operado en ningún sitio y no pudimos determinar ninguna consulta médica. Él estaba bien atendido, estaba cuidado, limpio, aseado y tenía barba de dos o tres días. Una persona que estaba atendida, no estaba abandonada en ningún sitio.
SN: Esa barba estaba rasurada con cuidado, las uñas cortas y limpias. No tenía ni una cicatriz, ni un golpe, ni una marca.
J: A este señor lo dejó ahí seguramente la persona que más le quería.
SN: Y había un dato importante más.
J: El señor había fallecido entre tres y seis días antes, pero allí no llevaba 24 horas el cuerpo.
SN: Entre 3 y 6 días… ¿dónde estuvo todo ese tiempo?
J: En algún lado tuvo que estar. No, porque si hubiera estado más de 24 horas se lo hubieran comido las alimañas.
SN: Silencios, vacíos, incógnitas… A los agentes solo les quedaba tratar de reconstruirlos…
J: En ese momento me imagino que este hombre falleció y tenían muchas opciones: entregarlo de alguna manera, o presentarlo o enterrarlo en cualquier sitio o dejarlo así para que se cerrase y tuviese una un final digno.
SN: Encontrar un final para ese secreto familiar de cincuenta años.
J: Se quiso cerrar página y tratar con respeto a esta persona. Nosotros entendemos que fue así. Es una hipótesis también pero bueno, creemos que fue así y que tuvo que dar un paso muy importante. Fue una decisión muy difícil de tomar, seguramente para la persona que lo dejó ahí.
SN: Es así. El caso no está cerrado. Desde entonces es una espina clavada para Javier y su equipo.
J: Toda la unidad en concreto y toda la gente que participó en la investigación puso más esmero de a lo mejor del que tenía que haber puesto, que debía haber puesto en otra situación parecida. Esto a pesar de no ser un hecho delictivo ni ser aparentemente, pues nada perseguible se trató siempre con mucho respeto y con las ganas de saber qué ha pasado. O sea, tenemos una intranquilidad.
SN: Cada caso que queda sin resolver, escuece...
J: Pero este en concreto pues nos da un poco más de rabia, si podemos decirlo, no haber conseguido ponerle nombre ni apellidos. No por inculpar a nadie, si es que además no hay que inculpar a nadie, pero sí saber por qué hemos llegado adonde hemos llegado. Y este señor quién era?
SN: Javier no pierde la esperanza, pero los años pasan.
J: Fue una muerte natural, entonces judicialmente se cerró el expediente y la cosa quedó ahí. No obstante policialmente, nosotros seguimos investigando y cada poco pues retomamos el asunto.
SN: Lo siguen intentando todo.
J: En su día solicitamos información de los repetidores telefónicos, de las conexiones que se hizo en aquellas fechas que se podía acotar el fallecimiento de este señor. Bueno, y que con el tiempo pues posiblemente con adelantos técnicos y tal, podamos volver a hacer otro estudio más, más exhaustivo y con otros resultados, a lo mejor más prometedores.
SN: Las tecnologías mejoran…
J: Ahora mismo lo único que tenemos son las huellas dactilares, el ADN y unos datos tecnológicos que pues hay que ir analizando. Dándole una vuelta de vez en cuando y poco más y esperar a lo mejor pues eso, nunca se sabe si un familiar algún día pues quiere aportar algo o alguien que sepa algo más.
SN: Pero aunque las tecnologías avancen, las personas envejecen
J: El tiempo ya nos dirá, porque la gente se va haciendo mayor y a lo mejor algún día pues esta persona quiere compartirlo porque hay veces que la gente necesita hablar las cosas.
SN: Quizás un día se sepa más, quizás un día salte la alerta de las bases de datos de ADN. Pero hasta entonces, la manera más probable de cerrar el caso sería que algún conocedor del secreto, hablase.
J: Es misterioso porque queremos saber qué ha pasado. Seguramente con el tiempo sepamos algo más, pero por el momento, pues todavía seguimos así. Yo creo que con el tiempo sí sabremos qué ha pasado.
JOSÉ ÁNGEL ESTEBAN: Hay, claro está, mucho todavía que no sabemos. A Javier le duele no haber sido capaz de descubrir más…
J: No fuimos capaces de ponerle nombre y apellidos en ningún momento.
JAES: Ni siquiera un nombre. Pero a veces, quién sabe, los secretos tienen algún sentido. Cumplen una función. Para las artes, para que las historias se muevan, se tensen. Para los Guardias Civiles, no tanto. Ellos buscan certezas y finales.
J: Va a ser difícil, pero creemos que sí. Creemos que sí, que con el tiempo es fácil que sí. A lo mejor es una de las circunstancias que hemos dicho, pero va a ser casi un tema casual, más que más que intencionado, porque es que es muy difícil una investigación en este sentido. Llega un momento en que llegas al fin y no puedes prosperar por ningún lado.
JAES: Este enero habrán pasado diez años. Diez años con esa carpeta de documentación, marcada como 'importante' pero con muchos huecos por rellenar. Y, en algún lugar en esos valles, una o dos casas en la que conocieron a este hombre, le cuidaron cincuenta años, y le dejaron marchar.
J: Si es un poco humanidad, más bien yo creo que es humanidad. Sin ánimo de recriminar a nadie que lo haya dejado ya la persona que lo dejó, seguramente ya le digo, sea la decisión más difícil de su vida y el paso que dio fue fue difícil.
JAES: Y va más allá
J: Creemos que la persona que lo dejó ahí seguramente era la única persona que a día de hoy, el que más le quería o la única, quizás.
JAES: Gracias a Javier, al cabo Javier, por contarnos su historia, a Olaya Suárez y Susana Neira por investigarla y narrarla. Esta ha sido una más de nuestras historias de Fuera del Radar, el podcast de periodismo narrativo que va más allá de la noticia. Soy José Ángel Esteban, gracias por escuchar.
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