Pueblos con fortaleza: municipios españoles que presumen de castillo

La historia de España fue labrada en mil batallas, la posición estratégica de la Península Ibérica y la riqueza del terreno lo merecía. La conquista musulmana y la reconquista cristiana son claro ejemplo de ello, el territorio nacional experimentó durante la Edad Media un complejo enfrentamiento que dejó a su paso infinidad de fortalezas, castillos y torres vigía en torno a las cuales se levantaron algunos de los pueblos más bellos del país.

A día de hoy la localidad costera de Peñíscola está considerada como una de las más bellas de la Comunidad Valenciana. Cada año es elegida por miles de turistas que se desplazan hasta allí en busca de disfrutar de sus excelentes playas y el habitual sol que alumbra la comarca cada verano para regocijo de los visitantes.

El día a día transcurre al pie del Castillo de Papa Luna, situado en el peñón del municipio, desde donde domina el entorno y otea el horizonte azul que ofrece el Mar Mediterráneo. Contemplar el atardecer entre sus almenas se convierte en una experiencia única que quedará para siempre en el recuerdo. Construido por los templarios durante el siglo XIII, la fortaleza fue lugar de residencia del Papa Benedicto XIII, conocido como Papa Luna. Su belleza ha sido reclamo de diferentes largometrajes.

El municipio toledano de Consuegra es un habitual entre las listas de los pueblos más bellos de España, no es para menos, su centro histórico, la Plaza de España y las diferentes iglesias que salpican el trazado urbano es solo el anticipo de un enclave con mucho encanto. El pueblo se encuentra a los pies de cerro Calderico, en cuya cima, vigilante, aparece el Castillo de la Muela, flanqueado por 12 majestuosos molinos de viento.

Los primeros vestigios de la fortaleza se atribuyen al siglo X. Sería más tarde, el 15 de agosto de 1097, una fecha marcada a fuego en la localidad. Ese día el ejército castellano del rey Alfonso VI se enfrentó contra los almorávides liderados por el emir Yusuf ibn Tashufin. Las tropas llegadas de África pretendían frenar la reconquista cristiana de la Península Ibérica. El enfrentamiento se saldó con la derrota cristiana y la muerte de Diego Rodríguez Díaz de Vivar, hijo del Cid.

El hermoso pueblecito de Albarracín se sitúa en la provincia de Teruel vigilando el entorno desde la colina donde se emplaza. Desde el exterior se aprecia una silueta medieval fortificada adaptándose a las dificultades del terreno. Pasear por sus calles resulta una experiencia mágica. Recorriendo el centro histórico es posible llegar hasta la Plaza Mayor y visitar la Catedral del Salvador, uno de los templos religiosos más relevantes de la comarca.

Todo ello sin olvidar las murallas que rodean la villa y el Alcázar de Albarracín, un imponente castillo construido sobre la roca que, desde la altura, domina el horizonte. Data de la primera medina musulmana y actualmente está considerado como Bien de Interés Cultural y Monumento Histórico- Artístico. Su emplazamiento hacía de este enclave un feudo inexpugnable.

La localidad Navarra de Olite se sitúa a escasos 40 kilómetros de Pamplona. Exhibe una belleza deslumbrante que embauca a todos y cada uno de los turistas que visitan el pueblo. Pasear entre calles estrechas repletas de nobles caserones con escudos de armas transporta al viajero al más puro medievo. Galerías medievales y espectaculares edificios religiosos se hacen hueco entre muros y suelos de piedra, tónica habitual del trazado urbano.

Mención especial merece el Castillo de Olite, edificio que preside y protege la villa desde el siglo XIII, con sus gruesos muros, torres almenadas y fosos. Fue sede real durante la Edad Media y allí se alojaron reyes y princesas. Declarado Monumento Nacional en 1925, constituye el ejemplo más importante del gótico civil de Navarra y uno de los más destacados de Europa.