Magia en el cielo, los atardeceres más bellos del planeta

Cuando el sol cae la madre naturaleza regala tonalidades únicas, disfrutar de esos momentos en determinados enclaves pone los pelos de punta

Álvaro Romero

Jueves, 31 de octubre 2019, 08:05

La naturaleza regala estampas espectaculares a lo largo y ancho del planeta, parajes únicos, imponentes cordilleras montañosas, espesos bosques, extensas llanuras, recónditos desiertos e infinitos océanos. Además de ayudar a ejercitar los sentidos, dejando a su paso aromas, sabores y sobre todo colores, inolvidables, estos ... últimos, en el momento de alcanzar su máximo apogeo durante la caída del sol.

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Cuando se esconde tras el horizonte una amplia paleta naranjas, rojizos y amarillos se apoderan del cielo generando momentos únicos y estampas que se quedarán siempre en el recuerdo. En especial si se divisa desde alguno de los mejores lugares del planeta para ver atardecer, enclaves como estos que convierten el momento en pura magia:

Ibiza.

Europa y el poder del Mediterráneo

Cuando las tonalidades rojizas se apoderan del cielo europeo hay un factor que multiplica la belleza del momento, el mar Mediterráneo. La masa de agua más importante del viejo continente pierde su característico color azul oscuro durante el atardecer y se mimetiza con el cielo adoptando sus tonos, actuando como efecto espejo reflejando su luz.

Por ello, las mejores puestas de sol se dan en lugares cercanos al mar. Las islas españolas de Menorca e Ibiza tienen la suerte de albergar algunos de los más bellos del mundo. Desde sus calas y acantilados las vistas son maravillosas. En la primera de ellas tan solo los aplausos rompen el silencio cuando desaparece el sol, en la segunda, los tambores acompañan la bajada entre un ambiente difícil de igualar. Las islas griegas de Mykonos, Paros y sobre todo Santorini siguen la misma línea convirtiendo el momento en un recurso turístico más. En la zona continental merece la pena contemplar el atardecer desde el mirador de San Nicolás, en Granada, quizá el mejor del mundo.

Sabana africana.

La espectacular sabana africana

Los ocasos en el continente africano son algo más que una experiencia, especialmente si se contemplan desde la extensa sabana. Allí el sol se torna inmenso y el cielo se tiñe de un rojo tan intenso que parece sangrar. Su rica flora y fauna toman protagonismo y en ocasiones hacen la función de actores principales dejando ver sus siluetas en el horizonte. Es ese el momento más esperado por los viajeros que hasta allí se desplazan y un sueño hecho realidad para todo amante de la fotografía paisajística.

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Kenia y Tanzania son los dos mejores países para vivir esa experiencia, en especial si se hace desde la reserva natural Masai Mara, en la famosa región del Serengueti, donde habitan leones, guepardos, elefantes, elegantes, jirafas e hipopótamos. Otro de los enclaves a tener en cuenta es Egipto, las puntiagudas pirámides ven como cada día miles de turistas llegan hasta allí para ver la caída del sol.

Birmania.

Entre los templos asiáticos

El continente asiático no podría ser menos, allí el atardecer se torna espectacular y su cultura artística y arquitectónica forma parte del espectáculo. En países como Vietnam, Camboya o Birmania el sol trata de hacerse hueco entre los hermosos templos, reflejándose en ellos para multiplicar la belleza del momento. Sus gentes, humildes y hospitalarias, aprecian el atardecer como algo natural, mientras los turistas, llegados desde todas las partes del mundo, se quedan boquiabiertos ante tanto derroche de luz y color.

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Las paradisiacas islas de Tailandia o la inhóspita península volcánica de Kamchatka, en Rusia, son también enclaves perfectos para contemplar la bajada del astro en Asia. Mientras en las islas tailandesas de Ko Tao o Phi Phi los colores del sol se apoderan del entorno, en Rusia los rayos reflejan en la nieve y se esconden al abrigo de los volcanes.

Parque Nacional de Yelowstone.

Desde los parques naturales americanos

En Norte América se distribuyen gran cantidad de parques naturales, paisajes tan dispares como hermosos que regalan desde impresionantes cañones desérticos hasta enormes glaciares, pasando por poblados bosques y zonas montañosas. Conocer esta zona del planeta dominada por Estados Unidos y Canadá es el sueño de todo amante de la naturaleza.

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Disfrutar del Parque Nacional del Gran Cañón mientras atardece o ver el reflejo del sol en los lagos del Parque Nacional de Banff, son momentos únicos donde parece pararse el tiempo. Contemplarlo desde el Parque Nacional de Yosemite, entre las robustas montañas que dejan pequeños resquicios por donde se cuela el sol, o hacerlo junto a los singulares colores del Parque Nacional de Yelowstone. Todo es posible mientras el sol se esconde en las zonas naturales protegidas de América del Norte, allí su riqueza faunística supera lo imaginable.

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