Álvaro Romero
Jueves, 31 de mayo 2018, 11:20
La coqueta localidad de Chinchón, ubicada en la zona sureste de la Comunidad de Madrid, se consolida como uno de los pueblos más visitados de la zona. Lugar turístico y elegido por muchos los madrileños para escaparse los fines de semana y disfrutar de su ... arquitectura popular, la belleza del entorno y la magnífica gastronomía que allí se elabora.
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Entre olivos y viñas ocupa parte de la Comarca de Las Vegas, bañada por los ríos Tajo, Tajuña y Jarama, y presenta una clara influencia manchega en factores paisajísticos y arquitectónicos, así como en tradiciones y costumbres. La belleza de la villa no pasa desapercibida y se distingue en la distancia por sus casas agrupadas y asentadas en cerros. Además, su casco histórico fue declarado Conjunto Histórico- Artístico y forma parte de la red de Pueblos más Bonitos de España.
Los primeros vestigios de la localidad pertenecen a la época neolítica. Más tarde, pasaron por allí cartagineses, romanos y árabes. Serían estos últimos quienes en el siglo XI fundaran Chinchón y dominaran la zona durante tres siglos. Alfonso VII acabó con la hegemonía musulmana y más adelante, con los Reyes Católicos comenzaría a crecer su población.
En el año 1706 Felipe V fue proclamado Rey en la Plaza de Chinchón y en 1739 concedió el título de «Muy Noble y Muy Leal», a la villa. Posteriormente la región continuó evolucionando y adaptándose a tiempos más modernos hasta que en 1916, el Rey Alfonso XIII, le otorgara el título de «Ciudad».
Su bella Plaza Mayor es el monumento más emblemático del municipio, centro neurálgico, orgullo de sus vecinos y foco donde se concentran la mayoría de los turistas. De planta irregular y formada por casas de dos y tres alturas con balcones corridos, ha sido y es escenario de múltiples actividades y espectáculos.
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Su arquitectura popular típicamente medieval atrapa todas las miradas. Concebido como un espacio multifuncional ha sido desde corral de comedias hasta escenario de ejecuciones públicas, pasando por plaza de toros y lugar para juegos de cañas, entre otras muchas funciones.
La arquitectura religiosa, habitual en la villa, deja varios ejemplos dignos de contemplar. Uno de los más destacados es la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, levantada en el siglo XV, fue saqueada e incendiada por las tropas napoleónicas en 1808 y reconstruida en 1828. Ofrece una bonita mezcla de estilos gótico, plateresco, renacentista y barroco. Su interior cobija el magnífico cuadro de La Asunción de la Virgen, pintado por Goya. Diferentes ermitas y conventos adornan la zona, la Ermita de San Roque, la de San Antón o los conventos de Las Clarisas y San Agustín, este último reconvertido en Parador turístico, completan la oferta.
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En el casco histórico de la villa se dejan ver casonas nobles con blasones y casas solariegas con bellos patios y galerías soportadas por columnas. Cierra la ruta turística la Torre del Reloj y los restos del Castillo de los Condes, construido en el siglo XV.
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