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Protagonistas de 'Yellowjackets'. RC
'Yellowjackets' (temporada 2): la fiesta perversa continúa

'Yellowjackets' (temporada 2): la fiesta perversa continúa

Es una de las series del momento, aunque no se hable mucho de ella, pero el tiempo la pondrá en su lugar, como ha ocurrido con otros títulos que tuvieron un arranque tímido antes de ensanchar masivamente su público. La nueva sesión mantiene bien el nivel y abre puertas distintas de la percepción

Jueves, 8 de junio 2023, 08:23

'Yellowjackets' ha confirmado, con su segunda temporada ya estrenada en Movistar+, su condición de auténtica fiesta para los sentidos, o más bien un festín delirante para la mente. Difícil resulta a estas alturas ocultar un spoiler que ya quedó señalado en la primera sesión ... de la serie: el arte del canibalismo. Comerse a otros seres humanos, lo que viene a ser probar la carne de nuestros semejantes, ha hecho acto de presencia en la ficción por todo lo alto, enturbiando aún más la difícil situación de supervivencia en la que se encuentran las paranoicas protagonistas en su etapa adolescente. Recordemos que la serie transcurre entre dos épocas, los años 90 y la actualidad, saltando en el tiempo con orden y concierto para desgranar el trauma que soportan, a duras penas, las únicas chicas, ahora mujeres, que lograron mantenerse vivas tras un terrible accidente de avión.

Aisladas en la montaña, en un lugar remoto, sin posibilidad de encontrar signo alguno de civilización, se quedan sin comida. Ante la montaña de adversidades, surgen los inevitables conflictos, florecen los instintos más primarios y fluye el desequilibrio. Eludir el caos se complica y la única manera de soportarlo quizás sea abrazarlo, unirse a él ceremonialmente. Los roces y la perdida de control aumentan en esta continuación que engancha al espectador sin remedio gracias a lo que todavía no sabemos de aquella terrorífica historia de resistencia en un entorno hostil e inhóspito. La falta de información y el deseo de desvelarla consigue atraparnos por el cuello. Poco a poco se van completando las piezas del puzzle. Sin embargo, a cada secreto desvelado, aparecen más incógnitas alimentando el misterio, con toques sobrenaturales que aderezan el espectáculo.

Décadas después, las vidas de Shauna, Natalie, Taissa y Misty siguen siendo un disparate. Nuevos personajes se cruzan en su camino marcado por el horror, aportando su granito de arena a un suspense in crescendo que se mueve en los límites de la realidad, entre la memoria oculta y los recuerdos inventados, entre el deseo y la verdad.

Atrás quedan las referencias a 'Lost' o 'El señor de las moscas'. La propuesta, apadrinada por Showtime, ha encontrado su propio camino. Con 9 capítulos y un episodio extra por llegar, sin fecha de estreno, 'Yellowjackets' sigue entrelazando dos momentos vitales, en épocas distintas, de un grupo de supuestas heroínas con mucho que ocultar. Los secretos del pasado no les permiten tener una existencia normal, afectando al presente de forma irracional. Hay una delgada línea entre lo que sus mentes perciben y la realidad. La locura contamina el escenario, sus destinos se unen irremediablemente y se agudiza la idea de que un posible ente externo, un fenómeno extraño, demande su atención. Eran jóvenes deportistas, un equipo femenino de fútbol con ganas de vivir, hasta que se estrelló el avión donde viajaban para afrontar un partido crucial lejos de su hogar. Los personajes principales, algunas con sus familias implicadas, llevan a duras penas el trauma de aquella tragedia de la que no pudieron salvarse todas las víctimas del accidente aéreo. No se sabe bien qué pasó realmente en la oscura aventura tras 19 duros meses desaparecidas. Añadiendo interés en la última temporada, aparecen otras supervivientes de la excursión accidentada, Jackie y Lottie, cuyos papeles también ganan peso, tiempo atrás, con flash-backs monumentales.

Entrañables psicópatas

Lo que aconteció antaño cobra especial protagonismo, coge fuerza y casi barre la trama contemporánea, que aguanta gracias a la enormidad de los personajes. No cabe otra que volver a ensalzar la encomiable labor de casting de la serie. Para enmarcar el trabajo de Christina Ricci y Juliette Lewis, sobre todo la primera. La cantidad de matices que aporta con su gestualidad a un personaje tan complejo y oscuro como Misty, que se mueve entre el rechazo y una empatía extrema que puede acabar con una sonrisa congelada, ya es historia de la televisión, con sus propias reglas sobre el bien y el mal. Melanie Lynskey, actriz de fulgurante trayectoria en el formato serializado, con filmes a reivindicar, crece en su rol de ama de casa que tiñe de rojo el sueño americano mientras Tawny Cypress va un paso más allá con su carácter esquizoide. Quienes interpretan los mismos personajes veinte años atrás no se quedan cortas: Sophie Nélisse ('La ladrona de libros'), Sophie Thatcher ('El libro de Boba Fett'), Ella Purnell ('Army of the Dead'), Courtney Eaton ('Mad Max: Fury Road'), Liv Hewson ('Noches blancas') y Jasmin Savoy Brown ('Scream').

A este plantel protagónico eminentemente femenino que ilumina una serie coral ejemplar se unen en su segunda temporada Elijah Wood, que ya coincidió con Lynskey en la recomendable 'Ya no me siento a gusto en este mundo', disponible en Netflix, y Lauren Ambrose y Simone Kessell, encarnando a Van y Lottie respectivamente. La que fuera la pequeña de la familia de la genial 'A dos metros bajo tierra' aparece, con sus cicatrices en la cara y su melena pelirroja, para añadir incertidumbre a la situación, al igual que una Lottie adulta que dirige una especie de secta tras haber pasado un tiempo internada en un manicomio, donde quizás debería continuar, pero una fuerza invisible, un tormento de alucinaciones, le empuja a pretender salvar su alma y las de sus colegas con un comportamiento impredecible que raya la demencia.

La banda sonora sigue siendo un puntazo añadido, con más canciones de referencia, sobre todo de los años 90: Garbage, Nirvana, Blur, Pulp, Low, Veruca Salt, Radiohead, Sparks, Alanis Morisette, 4 Non Blondes, Danzig, Tori Amos, The Smashing Pumpkins, The Cranberries, Echo & the Bunnymen… «No Return», el temazo que acompaña la mutante cabecera de inicio y los créditos, que subliminalmente aportan información con algunos planos que cambian en cada capítulo, es obra de Craig Wedren & Anna Waronker, responsables a su vez de la música original.

Las protagonistas de 'Yellowjackets' son, en el fondo, seres despreciables con lo cuales empatizamos. Queremos entender, frente a la pantalla, a este grupo de mujeres víctimas de sus propios demonios. Se han comportado como salvajes, han hecho cosas terribles para salvar su pellejo, pero es inevitable que nos causen simpatía, dando pie a la sorpresa con algunos giros inesperados. La serie representa cómo los personajes perciben la realidad, como intentan recomponerla mientras, en paralelo, el público se ve hipnotizado por esa misma sensación gracias a la generosa construcción de los roles principales, desde la problemática adolescente a una supuesta madurez que hace aguas por culpa de los fantasmas del pasado. El sentir animal del ser humano despojado de esperanza aflora con todas las consecuencias, aportando escenas enfermizas, ricas en hemoglobina, fusionando géneros con algarabía. A ver qué ocurre con el capítulo extra, ya anunciado, sin fecha de emisión concreta. La tercera temporada ya tiene luz verde pero su producción se ha visto paralizada por la huelga de guionistas.

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