Silvia Abril
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Silvia Abril
«Soy muy Mamen Mayo», se despide Silvia Abril (Mataró, 53 años) tras una entrevista que prácticamente termina como empieza. En su última serie, 'Mamen Mayo', que SkyShowtime sube este lunes a la plataforma, la actriz lo borda dando vida a una mediadora, inteligente y perspicaz, que en cada episodio tratará de resolver los conflictos de intereses surgidos en familias envueltas en disputas por herencias, como si de un caso de asesinato se tratara. Creada por Eduard Solà, artífice del guion de 'Casa en llamas' y responsable junto a Julia de Paz y Alauda Ruiz de Azúa de la más reciente 'Querer', 'Mamen Mayo' es una comedia amable y emocionante, que se aleja del cinismo que impera estos días.
-¿Cómo le llegó el papel y qué le atrapó del proyecto?
-Pues mira, me enviaron los tres primeros capítulos escritos y fue un flechazo, amor a primera vista. Una ya lleva leyendo unos cuantos guiones a lo largo de la vida y sé detectar cuando el proyecto pinta muy bien y este ya sobre el papel… Piensa que tenemos al gran Edu Solà, que ahora está muy de moda, pero es que es un gran guionista y eso se nota. Es una serie que camina en una comedia muy fina y acaba siempre en un pellizquito en el corazón, o sea, 'dramedia' o comedia con final dramático. Además, nunca había hecho algo así y Mamen Mayo es un personaje con el que dije: «¡Pero si soy yo!». O sea, me he sentido identificada a primera lectura.
-¿Cómo ha construido un personaje tan especial?
-Me he basado en la relación que he establecido con los personajes que me rodean. Es decir, la relación que ella tiene con David, Sebastiana y Clara ha acabado construyendo mi Mamen Mayo. Aparte de que es que yo en la vida me siento muy Mamen Mayo.
-Se salta la cuarta pared varias veces a lo largo de la ficción.
-Es un ejercicio hasta agradable, o sea encontré el placer en girarme y mirar a la cámara. Piensa que llevo años ya jugando con la cámara. Yo recuerdo en el programa de Andreu, muchas veces, o en 'Tu cara me suena', llamar a la cámara y jugar con ella, pedir a la cabeza caliente que se acercara. Es un canal de comunicación que ya he establecido muchas veces, así que hacerlo en ficción no cambia tanto. Además, tenemos una gran maestra y pionera en esto que era 'Fleabag', esa gran serie que nos enseñó que se podía mirar a cámara de otra manera.
-El tono de la comedia es muy especial. Recuerda a ese equilibrio que consiguió 'Ted Lasso', una comedia amable, 'feel good', con momentos para la emoción, sin ser tan cínico ni irónico…
-Ni tan explícito.
-Eso es. Necesitamos más producciones así, con la etiqueta de buen rollo ¿no?
-Sí. Y yo creo que marca como los principios que asienta Sky Showtime con el primer original comisionado de la plataforma en España: esta es la línea que nos mola, por aquí queremos seguir. Es lo que tú dices, una serie que te deja 'feel good', como dice mi compañero Pablo Capuz, una serie en la que no te ríes sin llorar y no lloras sin reírte. Lo tiene todo. Para mí es catártica porque te has estado riendo, pero de una manera amable, y luego te acabas emocionando. Es perfecta, como una pequeña joya en 30 minutos, porque no hay ninguna trama que se estire, que sea gratuita, que sea incluso secundaria. Es pura proteína todo el rato.
-Hábleme de esa química con Pablo. ¿Cómo se llega a eso?
-Aquí Nostromo y SkyShowTime nos permitieron unas semanas de ensayo, que esto en las producciones cuesta a veces y para los creadores de la serie era como muy importante, era una condición sine qua non. Es decir, se trataba de establecer vínculos desde los ensayos porque tu personaje lo construyes en base a la relación que estableces con los demás, y tú eres quien eres por cómo te relacionas con el mundo que te rodea. Entonces, los ensayos eran clave. Y me he encontrado con unos compañeros muy generosos. No ha habido problemas de egos, ni de ningún tipo. Todo ha sido como remar a favor, creernos esta historia y nutrirnos los unos de los otros. Ha sido un viaje muy fácil y muy bonito.
-Antaño hubiese sido muy difícil que una mujer de más de 40 años protagonizara una comedia. ¿Está cambiando esto?
-Está cambiando por fin. Y ahí yo tengo que darle las gracias a Nostromo y a Skyshowtime por no temblarles el pulso en darme este personaje a mis 53 años, con unos primeros planos que se evidencia que los tengo. No quiero aparentar menos. Hace años, este personaje lo hubiera hecho un hombre probablemente y se hubiera escrito para un hombre, y ahora no. Ya hace rato que se escriben las historias de las mujeres. Mira 'Celeste'.
-Iba para abogada. ¿Qué pasó ahí?
-(Ríe). Pues mira, se truncó mi carrera porque mi vocación era otra. Renegué cuando descubrí que subirme a un escenario y hacer reír a los demás me hacía inmensamente feliz. Le encontré sentido a mi vida y cuando encuentras esto, qué importante es no soltarlo.
-¿Y cómo se lo tomó la familia?
-Fatal, fatal. En mi casa, en aquel entonces, era la única que estaba haciendo carrera. Piensa que yo vengo de clase obrera, mis padres habían trabajado durísimo para darnos una educación privada porque tenían la concepción errónea de que lo público era como menos. Luego me voy a la universidad y trunco esos sueños de mis padres. No lo llevaron bien. Pero pocos añitos después ya me ven siendo sobre todo feliz y sin parar de trabajar, que era lo que más les preocupaba. Me decían: «Este oficio no te va a traer ningún beneficio». Es que además, en mi casa, no había ningún antecedente, así que lo veían como el desastre: «Pero qué mala elección. ¿Dónde nos hemos equivocado para que esta niña haya dejado en cuarto la carrera?». Me decían: «Pero acábala y haces teatro los fines de semana». Y yo, que soy aries y que llevo unos cuernos de carnero que no me los acabo, cuando se me mete una cosa entre cuerno y cuerno, ahí que voy.
-Ha hecho de todo. Ha presentado galas, programas, podcasts, ha escrito libros, protagonizado películas y series… ¿No le teme a nada?
-No, soy muy poco miedosa. Eso sí, tomo con respeto todos los proyectos para intentar salir bien y gozármelo, pero sobre todo respetando a la audiencia, a la gente que me sigue y me ve… Siempre pienso: esto hay que hacerlo bien, porque ahora ya es mucha gente la que me sigue, pero no me da miedo nada. Soy muy jugona en ese sentido, juguetona, disfrutona. Y me gustan los retos.
-Y de todas esas facetas, ¿cuál es la que más le gusta?
-A mí, el público en directo. Me apasiona. Ahora que estoy en Barcelona haciendo el Tenorio y cada noche me subo al escenario. Es que te subes al escenario y no hay nadie que mande, solo tú.
-Y estando en la cresta de la ola, ¿da miedo parar? Lo digo por ese miedo recurrente que planea siempre en el mundo de la interpretación al año en blanco. ¿Se plantea tomarse las cosas con más calma?
-Es una cosa que siempre me propongo desde la pandemia. Este año vamos a aflojar un poquito, nos lo vamos a tomar con un poquito de calma, pero luego salen luego salen cosas tan apetecibles como este proyecto… 'Mamen mayo' caía en verano y yo suelo blindarme el verano y al final rodamos en julio y agosto. O sea, en casa se echaron las manos a la cabeza. Pero es que este proyecto es un caramelo y realmente mereció la pena sacrificar el verano. Eso sí, cuando no veo claro algo no me subo. No me tiembla el pulso tampoco para decir no, esto lo vamos a dejar pasar, que trabajen otras compañeras.
-¿Es más difícil hacer llorar o hacer reír?
-Yo creo que es más difícil hacer reír, sin duda, y yo llevo mucho rato haciéndolo. Creo que hacer llorar, basta con que le metas un poco de música de fondo, digas bien el texto y esté bien escrito. Con eso, la emoción viene más fácilmente, pero reír exige otras cosas.
-Y, sin embargo, la comedia apenas se lleva premios.
-Yo creo que es una anomalía de nuestro sistema y que merece una revisión todo este tema de la comedia. A mí la gente me para por la calle, todo el mundo celebra a lo que me dedico, agradece la comedia porque le salvamos de un momento terrible en su vida. La gente viene al teatro se entrega, se lo pasa bien, te remarcan lo necesaria que es. Pero luego, a la hora de recibir los premios, ¿dónde estamos nosotros ubicados? Que no los necesito, ¿eh? Pero dónde están. La comedia siempre está como denostada. No se entiende. Además, en un país que nos gusta tanto reírnos que somos unos cachondos que consumimos comedia es una anomalía.
-La vemos siempre siempre divertida y risueña. ¿Qué la cabrea?
-Pues las injusticias me cabrean mucho.
-¿Y qué le hace reírse hasta desencajarse?
-Una caída. Una hostia contra una puerta que alguien no ha visto que tiene un cristal. Uno que va con el móvil por la calle y se pega una hostia contra una farola. Ese humor tonto, esas caídas absurdas eso me hace partir de risa. Y luego ver 'Mamen Mayo'.
-¿Le gustaría que su hija siguiera tus pasos?
-A mí me gustaría que mi hija se dedicara a algo que la hiciera plenamente feliz, que levantarse cada día e irse a currar no le supusiera una tristeza, una fatiga, una amargura... Que se dedique a lo que le dé la gana.
-¿Se arrepiente de algún proyecto?
-No, porque incluso los proyectos que igual no han salido como yo hubiera querido han supuesto un aprendizaje. Igual estaba demasiado cansada y no me tenía que haber subido a ese carro, igual no me lo gocé porque estaba en cuatro historias a la vez, ¿sabes? Siempre intento hacer un ejercicio de autocrítica, no me gusta echar mierda fuera. Soy así. Soy muy Mamen Mayo.
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