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Jorge Zarco
Valencia
Miércoles, 26 de junio 2024, 16:51
No ha habido ni probablemente habrá nadie igual que Roger Federer en el tenis. Sí los hay que han ganado más, Rafa y Novak, pero su legado es inigualable. Porque él fue el hombre que llevó este deporte a otra dimensión. Un genio al que las lesiones no le permitieron despedirse como habría soñado y que le empujaron a abandonar la raqueta más pronto de lo deseado.
Es en 'Federer: los últimos doce días' donde los espectadores han podido presenciar de una forma más cercana cómo se cuajó su adiós. El documental, que se puede ver en Amazon Prime Video desde el pasado jueves 20 de junio, cuenta con los testimonios de Rafa Nadal, Novak Djokovic y Andy Murray, los tres mayores rivales de su impecable carrera.
A lo largo de 87 minutos, los amantes del tenista de Basilea han disfrutado de un Roger más cercano, un tipo familiar que desprende naturalidad y que ama con locura a su mujer Mirka, a sus hijos y a sus padres, que le permitieron ser hoy en día quien es. Todos ellos le ayudaron a llevar de la mejor forma posible su despedida, que anunció con el mayor mimo posible el 16 de septiembre de 2022.
Impacta el sufrimiento de Mirka (también tenista en su día), una figura fundamental en su camino. «Pudo pararme hace mucho, mucho tiempo, pero no lo hizo. Me mantuvo en pie y me permitió seguir jugando. Es increíble, gracias», relata el helvético. Pero fue en su último partido en Wimbledon cuando supo que tenía que decir basta, porque era consciente de que ya no iba a ser el mejor: «Me di cuenta de que no quería someter a mi rodilla a esto. Sabía que era mejor parar. Y fue ahí, después de eso, cuando supe lo que estaba sufriendo Mirka. No la recuerdo pidiéndome que me retirara, pero claro que me hacía la pregunta. '¿Por qué seguimos haciendo esto?' Sé que a ella, sentada en el banquillo, no le gustaba lo que veía, porque sentía que yo ya no iba a ser el mejor otra vez».
Que el documental únicamente relate los últimos 12 días de su carrera resulta escaso para alguien que tiene tanto que contar. Pese a los flashbacks a ciertos momentos de su trayectoria, la sensación es que deja con ganas de más. De conocer al Federer más descontrolado de sus inicios, de saber lo que supusieron ciertos títulos o partidos o de descubrir más en profundidad cómo fue su relación con Djokovic, sobre la que no profundiza tanto.
'Federer: los últimos doce días' comienza con un ritmo algo lento pero va de menos a más, alcanzando el punto más emotivo (donde es difícil no soltar alguna lágrima) en los minutos finales. Es en la preparación de su último partido en la Laver Cup en lo que se centra la mayor parte de la cinta, que jugó junto a su mejor amigo en la cancha, Rafa Nadal.
Precisamente, el balear entra en escena durante la segunda parte de la producción, dejando claro que pese a la gran rivalidad que forjaron también mantienen una gran relación. De hecho, fue Federer quien le pidió jugar con él en su despedida y Rafa no lo dudó ni un instante. El de Manacor irrumpió en el tenis como una apisonadora y pese a que en un principio el helvético no quiso tener ningún competidor en la cima, finalmente terminó agradeciendo su presencia: «Llevarnos tan bien y respetarnos tanto el uno al otro es muy especial», asegura Federer.
Los dos tenistas han sido un ejemplo de respeto, deportividad y profesionalidad durante todas sus carreras y lograron hacerse mejores el uno al otro. Por ello, es muy difícil no contagiarse de la emoción de Rafa en el hasta siempre de Federer. Unas lágrimas que esconden su intuición de que lo más probable es que el siguiente sea él y de que se termina una época dorada, la que construyeron Novak, Rafa y Roger, tres leyendas insaciables.
Fueron también los 16.000 espectadores del 02 Arena de Londres los que lloraron después de que Roger golpeara por una última vez la pelota. Y cuando el suizo se abrazó con el resto de sus compañeros (Djokovic, Murray, Ruud...) llama la atención que quien también recibe apoyo es Nadal, porque él también necesitaba consuelo. «Creo que solo había dos cosas que me iban a emocionar, Mirka y la presencia de Rafa», narra Federer en una frase que evidencia la importancia del español para él. «Muchas emociones, muchos recuerdos, la sensación antes de una final de Grand Slam ante Roger es diferente. Saber que no volveré a sentir algo así en mi vida es doloroso», añade Nadal.
Los aficionados jamás volverán a disfrutar del maravilloso revés a una mano del suizo, de su capacidad para levitar sobre la pista sin derramar ni un gota de sudor. Federer era la elegancia personificada, un excelso tenista y un gran tipo, que pocas veces levantó la voz sobre una pista. Ha sido un ejemplo para todos los tenistas que estuvieron presentes en su último baile. Cualquier niñó creció soñando ser él y el respeto que le tienen también se puede advertir en los momentos que viven juntos en el vestuario. No es fácil marcharse siendo querido por todos y Roger lo consiguió.
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