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'Fantasmas' la serie más alucinada de Max (HBO)
'Fantasmas', en HBO Max

'Fantasmas' la serie más alucinada de Max (HBO)

Julio Torres, humorista de la cantera de 'Saturday Night Live', alumbra una serie veloz y dispersa, absolutamente en línea con los tiempos que corren

Domingo, 4 de agosto 2024

El guionista Julio Torres tiene 37 años, pero acaba de labrarse una serie digna de lo más joven de la generación Z: 'Fantasmas' (Max). La han llamado comedia surrealista, y, aunque indudablemente tiene conexiones con aquella vanguardia, creo que se acerca mucho más a la dispersión actual de la atención y los actuales debates velocísimos de las redes. Lo primero: ¿de dónde sale este tipo? Lo más importante, que de entrada es la mejor carta de presentación, es que viene de la cantera de SNL, 'Saturday Night Live', el veterano programa de sketches en directo de la NBC. Vemos cameos de algunos grandes nombres recientes del programa, como Aidy Bryant, Bowen Yang o Rachel Dracht. Los castings para ser parte del equipo de SNL se presentan siempre como la prueba de fuego, la máxima aspiración que puede tener un comediante en Estados Unidos (no olvidemos que nombres como Bill Murray, Eddie Murphy o Adam Sandler explotaron gracias al programa). Así que Torres, nacido en El Salvador, cuenta con un buen aval de entrada.

Su proyecto de serie anterior, 'Los Espookys', tiene mucho que ver con 'Fantasmas', aunque menos personalista y más centrada en la comedia terror (se puede decir que más centrada en general). Aquí le apadrinaba nada más y nada menos que Fred Armisen, otro de los genios totales de SNL, que después persiguió proyectos más pequeños pero muy bien valorados, como 'Portlandia'. Las dos series combinan el inglés y el español, aunque en proporciones diferentes. Ya presentado el cerebro tras la serie que nos ocupa, vayamos con ella.

Nuestro protagonista, que se llama Julio también, es un joven especial, porque de pequeño le alcanzó un rayo mientras hacía sus necesidades en la jungla. A medio camino de ser una celebrity y un bicho raro, tiene que buscarse la vida en una sociedad distópica que solo comparte con la nuestra las estupideces que nos hacen hacer las redes sociales. Convive con un robot y tiene una representante absolutamente icónica: ambos intentan que sea productivo, que atienda las cartas de desahucio, y que obtenga el documento que todos tienen que tener, la 'proof of existence', un carnet de identidad que se usa de manera bastante metafórica. Julio tiene bastantes disociaciones de la realidad —que son las que le hacen especial— y la serie aprovecha para rellenarse de sketches, podría decirse surrealistas, para probarlo. Así que en todos los episodios tendremos casi la mitad del metraje de historias paralelas que en nada afectan a la trama principal, con secundarios que lo hacen todo muy bien (algunas gratas sorpresas, como Alexa Demie o Emma Stone, que es coproductora), con decorados alucinantes y que no se preocupan por cuarta pared alguna, pero un poco faltos de sentido. Ahí es donde la herencia de SNL se hace súper palpable, aunque pasada por un velo de colores fluorescentes y manifiesta irrealidad.

Julio Torres en 'Fantasmas' Warner

El macguffin aleatorio que se elige para hacer avanzar la historia es un pendiente. Una joya en forma de ostra que Julio pierde en cuanto la consigue. Disperso, asocia esa pérdida con todos sus problemas, así que tendrá que encontrarla y poner esa búsqueda por encima de todo lo demás. Haciéndose el loco frente a todas las otras cosas que debe hacer, en el fondo representa a la sociedad de la serie: todo el mundo habla mucho y nadie escucha nada. Las conversaciones son unidireccionales e interesadas salvo en contadas ocasiones. Tampoco algo tan distinto a lo que pasa en Internet día sí y día también. Torres, aparentemente centrado en sus problemas, va soltando dardo tras dardo contra las hipocresías que nos dominan. Paso a paso, tendrá que hacer trabajos más absurdos y denigrantes con tal de resistirse a hacer la 'proof of existence', pues le parece un sistema hipervigilante y discriminatorio, un aro por el que no va a pasar. Por ejemplo, un anuncio de una tarjeta de crédito en la que se explota sin cortapisas que es queer y latino y al que acaba accediendo mientras demuelen su casa.

Julio Torres en 'Fantasmas' Warner

La sensación de irrealidad de toda la serie, muy teatral explícitamente, hace que el visionado no aburra —es muy difícil— pero que en general no pongamos mucho de nuestra parte para entrar a que los personajes o sus problemas nos emocionen de verdad. Demasiado lejos, demasiado absurdo a veces, pero casi nunca predecible: es muy veloz y ninguna contestación es la que esperarías. Todo el mundo es apático en la serie, todo el mundo está de bajón, y eso es valioso y acertado, pero al otro lado de la pantalla acaba por dejarnos un poco indiferentes que nada importe nada. Como en 'El show de Vince Staples', las series que hace la juventud nos están diciendo que ya no representan la energía, la emoción y el riesgo, sino una abulia generalizada a nivel planetario que es muy preocupante. Tanto realismo de fondo... asusta.

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