Borrar
Herminia y María en la vigilia por Miguel Ángel Blanco TVE
Crítica del episodio 23x04 de 'Cuéntame': Una angustiosa cuenta atrás y una conversación para salvar vidas

Crítica del episodio 23x04 de 'Cuéntame': Una angustiosa cuenta atrás y una conversación para salvar vidas

La serie revive las 48 horas del secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco en el episodio dedicado a María, la hija pequeña de los Alcántara

M. Hortelano

Valencia

Jueves, 9 de noviembre 2023, 00:33

Hay muchas Marías en María Alcántara. Tantas como actrices la han interpretado a lo largo de las 18 temporadas en que su personaje ha formado parte de la familia. La conocimos en 1971, en un embarazo por sorpresa para todos, en la quinta temporada, en ... una de las enésimas crisis del clan. Y la quisimos en todas sus etapas. Con ella llegó el bebé al piso de San Genaro, las dulzura y la tozudez de la niñez, la rebeldía de la adolescencia y la locura de la edad universitaria. Un personaje con un mundo propio muy particular y una luz que por momentos perdían sus hermanos. Una 'torva', como siempre la ha llamado Antonio, a la que hemos visto crecer como persona y como personaje, a la que 'Cuéntame' ha despedido en el cuarto episodio de su temporada final como una doctora sensible. Una sanitaria con alma a la que no le gustan las injusticias. Un adiós a 'María: La rebelde', con el que descubrimos algo que ya vimos en el viaje al futuro de la temporada de la pandemia: que encontrará su lugar en el mundo en la medicina, y al lado de Jorge.

En el cuarto episodio llegamos a la España de 1997, en un verano trágico para el papel couché, con la muerte de Lady Di. Pero también lleno de esperanza, con la liberación de José Antonio Ortega Lara, que estuvo retenido por ETA durante 532 días. Pero, el respiro duró poco, porque diez días después, el 10 de julio de ese mismo año, la banda secuestró al concejal del PP en Ermua, Miguel Ángel Blanco, al que acabó asesinando 48 horas después. La banda quería el acercamiento de presos etarras al País Vasco en ese plazo. En dos días que cambiaron España y a los Alcántara.

La familia hace planes por separado para pasar el verano del 97. María afronta su primera guardia como médico residente en el hospital y en las últimas horas de trabajo se topa con una paciente herida en un accidente de moto, que llega al hospital en estado grave. Asiste con Jorge, su novio, a la operación, y sufre un bloqueo propio de la inexperiencia. Pero, al margen de la situación, poco se puede hacer por la paciente, que entra en un estado de coma irreversible, algo que deja a María con una crisis. Su primer paciente fallecido. «La bata blanca me queda grande», llega a decir.

María, en quirófano, en un momento del episodio TVE

En San Genaro, Mercedes y Antonio preparan las maletas para cruzar el charco. Esta vez, a Punta Cana, tras la desastrosa visita a Cuba. Se ve que no escarmentaron con los mojitos de la isla, que quieren volver a probarlos, ahora en un viaje pagado a plazos durante todo el año. Algo que nos deja ver que la economía de la familia no anda muy boyante. Por su parte, Toni, ya instalado en el local de la agencia, ya tiene en marcha su diario digital con Samuel. En el Tribuna Digital hace también sus pinitos Santi, su hijo, como fotógrafo. En la redacción sufren los estragos del verano, sin apenas noticias y sin visitas. En casa de Inés y Mike la situación no es mucho mejor. La hija mayor de los Alcántara ha perdido la obra en la que estaba trabajando porque la directora de la Compañía Nacional ha sido despedida, así que tratará de meterla en el circuito privado. Mike, en secreto, descubre que el VIH ha pasado a ser SIDA. Sabemos que la cosa se va a poner mal porque en el primer episodio de esta temporada, el del funeral de Herminia, Mike no está con Inés en el cementerio.

Y así, cada miembro de la familia recibe la noticia del secuestro de Miguel Ángel Blanco en un sitio distinto. Como sucedió con el resto de españoles. De hecho, todos recordamos dónde estábamos cuando nos enteramos de un suceso que nos marcó como sociedad. Lo hicimos por la radio, por la tele, o por un teletipo, como Toni. Y vivimos unidos la angustia de los plazos, que este episodio consigue transmitir con una asfixiante cuenta atrás. Fue un suceso televisado, retransmitido en directo hora a hora. De ello da cuenta el momento en que el padre del concejal recibe la noticia: en directo, en las puertas de su casa y a mano de un grupo de periodistas que ya permanecían allí en búsqueda de reacciones.

Antonio, llenando el barrio de carteles TVE

El terrible suceso cambia los planes de todos los Alcántara. Antonio y Mercedes suspenden las vacaciones («No tengo cuerpo para ir a Punta Cana») . Toni, se mete de lleno en la noticia, como una oportunidad de hacer periodismo desde su nuevo medio y buscar enfoques distintos. En casa de Inés, Oriol, en su nueva faceta como opositor a policía, pide mano dura, y en el barrio todos viven pegados a la tele, mientras cada uno hace lo que puede. Antonio imprime carteles con la cara de Miguel Ángel Blanco y empapela el barrio; Mercedes y Herminia cosen lazos azules, el símbolo que España lució contra el terrorismo; y Toni recibe una inesperada llamada de un compañero de la mili que está en la prisión de Soto del Real por colaboración con banda armada, como miembro de la desaparecida Herri Batasuna. En casa de Inés y Mike, la noticia sirve para dar una perspectiva de las cosas. Para hacer a la mayor de los Alcántara ver que sus problemas no lo son tanto si los compara con la situación del secuestrado. Lo que no sabe es que en casa quien tiene motivos para el desánimo es su marido. «Tómate las cosas con calma. La vida hay que disfrutarla», le dice 'Mike darling' en palabras que suenan a despedida. Pero Inés, con tozudez, sigue empeñada en producir su obra. «¿Y si le pido la herencia a mis padres?», dice. Y ahí cantamos bingo. La tercera de los hijos que quiere su parte del pastel, tras Carlos y Toni.

Así que acude a casa de sus padres para reclamarle a su madre «parte de la herencia» para montar la función. Unos 7 u 8 millones, le dice. Un dinero que Mercedes le explica que, en esos momentos, con las indemnizaciones por el cierre del taller y algunos gastos sobrevenidos, no tienen. «¿No puedes o no quieres?», le recrimina Inés. «Las dos cosas», se sincera la madre, que ve distinto el uso que su hija quiere hacer del dinero al que han hecho Carlos (comprar un piso en Nueva York) o Toni (iniciar un negocio». «Eso son planes de futuro, lo tuyo se estrena y se acaba», le espeta. «Para ti no soy lo mismo que mis hermanos», le acaba diciendo. Y la brecha entre ambas, sigue creciendo.

María, por su parte, vive una crisis por el gatillazo en la operación de la paciente que ha quedado en coma. Allí habla con su marido y le explica con mucho tacto cuál es la situación de muerte cerebral. «En un momento te pedirán que decidas si quieres donar los órganos». Pero el familiar no lo tiene claro por si acaban yendo al cuerpo de un etarra como el que ha secuestrado a Blanco o para el conductor del coche que se los llevó por delante. La pequeña de los Alcántara vuelve a casa devastada y se cruza con su abuela, que la espera en el balcón. «Entra para adentro, María», la avisa. Y ahí empieza una tierna y cruda conversación entre abuela y nieta (otra vez Herminia siendo la absoluta reina del capítulo. «¿Qué es eso de que no quieres ser médica? Sois humanos. Podéis cometer errores. Vas a ver a mucha gente morirse, incluida yo», le dice. (Aquí tuve que parar el capítulo porque se me metió algo en el ojo). «Me voy a morir y tú no vas a poder evitarlo. Me queda ya muy poquito, pero tú vas a salvar muchas vidas», le explica. Y ahí María enseña el verdadero problema. Le tiene miedo a la muerte. «No me gusta que me hables así de la muerte». «Pues te aguantas, porque la muerte es parte de la vida. Tienes que asimilarlo», le cuenta. «Eres médica y punto», sentencia en uno de los momentos más bonitos de la temporada. Qué gran labor la de la abuela en este final de serie. Tanto, que María sigue con su carrera y sus palabras logran incluso que los órganos de la paciente sean donados. Una pequeña alegría en medio de la tragedia.

Por su parte, Toni, tras dudar, e incluso consutarlo con su mujer, Débora, que ahora trabaja en Moncloa a las órdenes de Aznar, finalmente acude a la entrevista con su compañero etarra en la cárcel. Mario, que así se llama, le ofrece unas declaraciones en las que reniega de ETA, pide la liberación de Miguel Ángel Blanco y pide en nombre de un grupo de presos que no se use el crimen en nombre de la reagrupación que ellos esperan. «Si lo matan, iniciaré una huelga de hambre», le dice. «Me parece una barbaridad». Toni sabe que tiene un bombazo. Aún así, tiene dudas por si se puede confundir a la opinión pública con el testimonio. Pero finalmente lo publica porque el secuestro lo está cambiando todo. «ETA está dividida y España más unida que nunca», le llega a justificar a su padre, que le afea la publicación. Las visitas de su web suben como la espuma. Sin embargo, la cuenta atrás para matar a Miguel Ángel Blanco sigue descontando minutos. Ahí vemos a los Alcántara acudir a las manifestaciones que se convocaron en toda España para lanzar un mensaje a la banda. En la de Madrid, a la que acude la familia, el mensaje del comunicado lo lee el periodista Iñaki Gabilondo: «Miguel Ángel Blanco no está solo. ETA sí lo está». Y ahí, con acierto, se entremezclan imágenes de la ficción con las que llenaron aquellos días horas de televisión. Y escuchamos a Mari Mar Blanco, la hermana de la víctima, convocar vigilias por todo el país para extender el recién nacido 'Espíritu de Ermua' a toda España.

Mercedes y Antonio en una concentración por Miguel Ängel Blanco TVE

En San Genaro, como no podía ser de otra manera, se convoca una y los vecinos acuden en masa con velas y carteles. También los Alcántara, Herminia incluida, con su silla de camping. Pero lejos de servir como momento de recogimiento, la familia no desaprovecha la oportunidad para tirarse los trastos a la cabeza, como viene siendo habitual en esta temporada final. Todo, siempre, por la maldita herencia. Oriol comienza pidiendo mano dura, algo que el pacífico Toni no entiende. Como su hermana Inés tampoco que él haya entrevistado a un etarra. María, directamente, no se entera de nada, porque ha permanecido ajena a las polémicas. Así que su hermana aprovecha para contarle delante de todos que las hermanas Alcántara han llegado tarde a la herencia porque son mujeres. «Los machos alfa nos han adelantado». De nuevo, una desafortunada Inés agita las aguas. Primero no quiso la herencia y obstaculizó que la cobraran sus hermanos y ahora se molesta porque no la puede tener. Y ahí, Antonio interviene con solemnidad en plena vigilia. «Tenemos todos los días para discutir, pero esta es la única noche para salvar la vida de este chico», les afea. Entonces, una disgustada Herminia, avergonzada del bochorno generado por sus nietos toma la palabra. «Yo me borro de esta familia. ¿Qué nos está pasando? No conozco a mis nietos», dice. Pues me da a mí que lo peor no ha llegado, Herminia.

Llegamos al 12 de julio de 1997. La cuenta atrás está a punto de expirar. Las decisiones para tratar de ayudar a salvar la vida del concejal del PP son ya desesperadas. Tanto, que el episodio nos deja un momento insólito. Antonio Alcántara acudiendo a la parroquia a rezar con Herminia y Mercedes. Cada uno ayuda como sabe. Pero a las cuatro en punto de la tarde, TVE interrumpe la programación para dar la terrible noticia. Lo hace la periodista Ana Blanco, impertérrita desde entonces en la pequeña pantalla. Toda España contuvo la respiración. Y con la noticia del asesinato de Miguel Ángel Blanco se hizo el silencio. ETA mató ese día, como siempre, pero los españoles, dice la voz en off de Carlos «respondieron como nunca». Hicieron falta 14 años más y otros 67 muertos para que la banda terrorista llegara a su fin. Pero esas 48 horas cambiaron la historia de todo el país. Y también de los Alcántara, por supuesto. Los vemos juntos en la manifestación de repulsa por el asesinato, cantando 'Libertad sin ira', pero más distanciados que nunca.

María, la protagonista del episodio, eclipsada por el terrible asesinato, tiene un merecido final. De la muerte también puede llegar vida. Y ese es su caso. Porque con los órganos de la paciente que no había podido salvar, asiste a su primer trasplante de riñón. Y en unos años, tratará a su padre del coronavirus. No podrá salvar todas las vidas de su familia. Ni las de muchos pacientes. Pero será una gran doctora. Es ley de vida. Así que la serie la despide con un recorrido por su vida al ritmo del 'indie' de La casa azul. «¿Qué se siente al ser tan joven?, dime qué se siente cuando no se ve el final, ¿qué se siente al ser tan libre? Dime qué se siente cuando vuelas sobre el mar». Capitulazo.

Nos quedan tres episodios más para decir adiós definitivo a la serie. Serán los dedicados a Antonio, Herminia y Carlos. Voy comprando más kleenex.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

burgosconecta Crítica del episodio 23x04 de 'Cuéntame': Una angustiosa cuenta atrás y una conversación para salvar vidas