Secciones
Servicios
Destacamos
La relación entre el cómic y el medio audiovisual continúa dando sus frutos de manera aparentemente imparable. El cruce del rico mundo de las viñetas con otras disciplinas artísticas aporta al panorama cultural una efervescencia creativa que se ve reflejada especialmente en el sector del ... cine y las series, un mundo en constante expansión que cuenta, sin prejuicios, con el lenguaje del cómic como inspiración. Mientras los superhéroes pierden algo de fuerza, a la espera de un nuevo impulso -propuestas iconoclastas con el género, como 'The Boys', siguen dando de qué hablar, con una nueva temporada a las puertas-, historietas de toda índole atraen a la industria del entretenimiento multipantalla. Fluyen la producciones basadas en mangas o animes en imagen real, frente a la pujanza de las adaptaciones live action de conocidos videojuegos. 'Cadáveres' es un buen ejemplo de un título impreso casi desconocido, con una premisa original y diferente, que salta a Netflix con un presupuesto holgado. El cómic no había sido publicado en papel en nuestro mercado hasta la irrupción de la serie en el menú de la popular plataforma.
'Cadáveres' ('Bodies', «cuerpos» traduciendo el título original), editado por ECC Comics por estos lares, ya va por una segunda edición, y subiendo. Plantea una premisa sorprendente de la que también parte la serie para evolucionar por otros derroteros a lo largo de ocho intensos capítulos que, sobre papel, son el mismo número de comic-books, reunidos en un solo volumen recopilatorio de venta al público con una portada que llama poderosamente la atención.
El relato oscuro mezcla intriga y ciencia-ficción con cuatro historias que se entrecruzan situadas en épocas distintas en el espacio-tiempo. Todas tienen en común la aparición de un hombre muerto, el mismo, en la misma posición, en el mismo callejón de Londres, con bastantes años de diferencia, incluyendo un futuro por explorar. Edmond Hillinghead es un detective minucioso que vive en 1890. Intenta resolver un crimen que a nadie parece importarle. Karl Whiteman es un elegante buscavidas que trapichea en la década de los años 40, mientras Shahara Hasan es una subinspectora musulmana en 2014 que se enfrenta a problemas de actualidad. Maplewood, una joven del año 2050, añade suspense a un asunto atravesado por multitud de secretismos y prejuicios. Este punto de partida genial, la imagen de un cadáver tirado en el mismo lugar a lo largo del tiempo, es obra del malogrado guionista Si Spencer -de peculiar trayectoria-, quien se juntó con varios dibujantes para que resolvieran gráficamente, cada cual con su estilo, los diferentes fragmentos entrelazados narrativamente: Dean Ormston, Phil Winslade, Meghan Hetrick y Tula Lotay.
Cuatro momentos temporalmente espaciados se unen en las páginas de un cómic estéticamente atractivo, publicado originalmente en 2014 en Reino Unido, que se pierde ligeramente en su laberíntica trama, a diferencia de la serie, empeñada en dar coherencia a toda la información disponible, que no es poca. Un hombre asesinado en el East End de Londres, en cuatro épocas diferentes: 1890, 1940, 2014 y 2050. En cada uno de estos períodos, toca descubrir quién asesinó a la víctima, pero hay una cuestión por encima: ¿quién es el muerto? La piezas del puzzle van encajando en un argumento algo confuso, inevitablemente, que la serie ha reorganizado, buscando una explicación más mundana de cara al espectador medio. Mantiene el espíritu del punto de partida, especialmente los temas que ribetean la acción, la xenofobia y la homofobia entre ellos, con un mañana apocalíptico donde irrumpe en escena la política.
'Cadáveres' es un entretenido «whodunit», léase «quién cometió el crimen», que cruza géneros con ingenio y cierta dificultad que a serie en imagen real se empeña en esquivar. Se mantienen las referencias a Sherlock Holmes o el 'From Hell' de Alan Moore y Eddie Campbell, sin olvidar al mítico Lovecraft, rey del horror cósmico. Los instintos más bajos del ser humano son expuestos para el regocijo de un público abierto al misterio y los loops temporales, con saltos en montaje que necesitan una complicidad extrema frente a la pantalla. Los cambios de época son efectivos, salvo en el futuro, donde el diseño de producción se resiente. Su mayor valor es su ingeniosa propuesta, respaldada por un reparto británico que cuenta con el gran Stephen Graham, brutal en 'The Virtues', como villano impredecible a lo largo del tiempo.
'Los detectives muertos' es otra muestra ejemplar de un cuidado salto de las viñetas al live action, no en vano están detrás Neil Gaiman y Matt Wagner, sus creadores originales, en el apartado ejecutivo de una serie de reciente cosecha disponible también en Netflix, Aprovechando el impacto de 'Sandman', que tendrá una segunda temporada gracias al tesón de sus fans, aunque creativamente se antoja por debajo, esta expansión del universo de Gaiman apuesta mayormente por un tono adolescente que puede encoger su audiencia potencial. La realización es dinámica y acelerada, acorde a los tiempos que corren, exprimiendo recursos visuales que entroncan con el público deseoso de emociones a un ritmo nervioso. Ocho episodios con un arco argumental que se estira en el tiempo, con un caso a resolver en cada entrega, lo que es de agradecer, por el dueto de investigadores aventureros que decidieron no entrar en el más allá para quedarse en la Tierra e investigar crímenes relacionados con lo sobrenatural. Les acompaña una médium excéntrica que roba escenas al dúo protagonista.
El Universo de Sandman da mucho juego. En el primer capítulo de 'Los detectives muertos' aparece Muerte, un claro guiño que se resuelve con tacto. Los tebeos que aportan la semilla a la adaptación audiovisual, pertenecientes al catálogo adulto de DC Comics, son muchos, el más reciente, también editado por ECC, firmado por el guionista ganador de un premio Eisner Pornsak Picheshote y el dibujante Eisner Jeff Stokely. Los dos jóvenes fantasmas, especializados en fenómenos paranormales, Charles Rowland y Edwin Paine, ante todo grandes amigos, buscan en las viñetas a una chica de ascendencia tailandesa en Los Ángeles, enfrentándose a nuevos retos sin aparente explicación con sus trucos de magia y la mochila multiusos. La serie en imagen real comienza con una exposición similar, no exactamente igual, y va presentando a los diferentes personajes, todos entrañables, incluso los más pérfidos. A pesar de venderse como un spin-off de la famosa obra de Gaiman, encuentra su propio camino, por el cual transitar, recordando a otro proyecto que, a pesar de su innegable calidad y buenas críticas, no fue renovado el pasado año: 'Agencia Lockwood', con Joe Cornish en los créditos.
Es fácil entrar en 'Los detectives muertos' desde su arranque. Los acontecimientos se suceden si dar pie al desconcierto y es fácil encariñarse con los protagonistas, interpretados con ímpetu por los prácticamente debutantes George Rexstrew y Jayden Revri, junto a Kassius Nelson. Los roles de detectives espectrales aparecieron puntualmente en una serie de reivindicable culto, 'Doom Patrol', pero aquí han cambiado de rostro sin que la decisión sea traumática. Los guiones episódicos serpentean con desigual fin pero el conjunto acaba calando desde una perspectiva puramente evasiva. Los efectos visuales que adornan las tribulaciones de los investigadores se mueven bien entre la fantasía y lo siniestro, confirmando el potencial de una materia prima que, insistimos, funciona como fértil I + D para el negocio del entretenimiento audiovisual.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La bodega del siglo XIV que elabora vino de 20 años y el primer vermut de Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.