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«No siempre es veraz lo que van a ver a continuación», insisten al comienzo de 'La mujer del presidente' mediante una serie de rótulos que subrayan que estamos ante una obra de ficción, aunque se base en hechos históricos. Es más, no tardan en aparecer, en los títulos de crédito iniciales, algunas imágenes de archivo reales que resumen la vida y milagros de la Primera Dama de Francia, Bernardette Chirac, a quien interpreta con su habitual solvencia, elegancia y carisma, la inefable Catherine Deneuve. La mítica actriz gala disfruta sobremanera encarnando a la esposa del expresidente francés Jacques Chirac. En general, el reparto es excepcional en esta comedia coral, atendiendo a su tono. Por momentos, parece que estamos ante una sitcom, con algunas escenas cotidianas, sobre todo en el hogar presidencial, que remiten a estampas familiares rutinarias. Un agradecido sentido del humor vertebra la lucha personal de una mujer que ve sus ilusiones truncadas. Imaginaba que iba a encontrar por fin su lugar cuando llegó al Elíseo, tras haber trabajado siempre a la sombra de su marido para convertirlo en Presidente de la República. Sin embargo, las encuestas le quitan el sueño. Un alto porcentaje de ciudadanos la ven como una persona anticuada, incluso antipática. En su afán de darle la vuelta al partido, opta por convertirse en una figura mediática.
«Recuerda lo afortunada que eres al haberte casado conmigo», le comenta el presidente a su esposa en una de sus charlas hogareñas, dejando clara su postura, pero Bernardette no se queda con los brazos cruzados, viendo la vida pasar. Es una mujer activa, con ideas, que no piensa quedarse callada. A veces la lía con sus declaraciones, generando divertidos enredos que muestran el otro lado de la política, cuando los medios tergiversan algunos comentarios, o se sacan de contexto, y se lía parda. 'La mujer del presidente' no deja de ser una sucesión de situaciones que parten de la realidad, admitiendo licencias creativas en pos del entretenimiento. El retrato de la Primera Dama es entrañable, ácido por momentos, pero respetuoso, aunque la familia Chirac no ha aprobado el proyecto, luego no es una visión oficial. Las imágenes de archivo están bien integradas en el metraje, a veces replicadas con el filtro vintage adecuado. Es difícil imaginar una propuesta similar rodada en nuestras fronteras con algún personaje público similar, con peso político y mediático, como la reina Letizia Ortiz, por tomar un ejemplo. No estaría de más.
Nominada a Mejor Ópera Prima en los prestigiosos premios César en Francia, 'La mujer del presidente' está dirigida por la debutante Léa Domenach. «La comedia te permite contar una historia desde la distancia y creo que a través del humor se pueden transmitir muchos mensajes», afirma la cineasta gala. «'Bernadette' [el título original en Francia] es una especie de sátira benévola, cuyo objetivo no es burlarse de sus personajes. El tono es el de la fábula, reforzado por esta idea del coro que acompaña a Bernadette Chirac y rinde homenaje a su faceta religiosa». La mayor parte de la historia se basa en hechos probados. Junto a la coguionista Clémence Dargent, la directora investigó todo lo posible sobre el matrimonio Chirac. Extrajeron un gran número de frases breves y anécdotas que sirvieron para escribir la película, respetando al pie de la letra la cronología, a partir de 1995, año en que Jacques Chirac se convirtió en Presidente de la República, hasta el 2007, fecha del final de su segundo mandato. Una vez establecida la historia, se tomaron libertades, «porque estábamos escribiendo ficción». Así, decidieron suavizar el carácter de Bernadette.
«La vida de Bernadette Chirac se parece a la de muchas mujeres, que tienen la misma educación que sus maridos y que acaban haciéndose a un lado para dejarles espacio», explica Domenach. «Esta es la historia que quería contar y que me recordó la de mis abuelas. Una historia que me llamó la atención a pesar de que no somos de la misma generación, del mismo origen, del mismo lado político. Su historia realmente podía hablarle a todos y si elegía hacerla ficción, y además comedia, era para poder llegar a una amplia audiencia. También me alegró escribir un papel protagonista destinado a una mujer mayor de 50 años porque todavía representan sólo el 7% de los rostros que vemos en el cine».
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