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Enric Marco (Barcelona, 1921-2022) engañó al mundo entero con un tema tan sensible como la memoria del Holocausto. Estos días hemos visto en la tragedia de Valencia cómo el ansia de protagonismo puede llevar a inventarse fatalidades en busca de un click en redes sociales. Marco se hizo pasar por víctima para ganarse la atención, la lástima y el respeto de los políticos y de los alumnos a los que daba charlas, que le miraban embobados. Porque Marco era muy bueno en lo suyo, contaba su ficticio paso por el campo de concentración de Flossenbürg mejor que los auténticos presos, que solo querían olvidar aquella pesadilla.
Aitor Arregi y Jon Garaño, coautores del guion junto a Jorge Gil Munarriz y Jose Mari Goenaga, supieron pronto que 'Marco' solo se podía contar de una manera: contagiándose de la misma capacidad de fabulación de un jeta, rompiendo una y otra vez las fronteras de manera juguetona entre la ficción y el documental. La historia de Enric Marco, que murió a los 101 años sin ser acusado de ningún delito, se ha narrado en profundidad en documentales y libros. Había que hacer algo diferente.
Secretario general de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y presidente de la Asociación Amical de Mauthaüsen, Marco empañó la memoria de los 9.000 españoles que padecieron el infierno de los campos de concentración al sostener que había sufrido en carne propia los horrores del nazismo en Flossenbürg. Cuando un historiador reveló su superchería en 2005 –a los 84 años–, en vez de desaparecer de la vida pública siguió acudiendo a los medios para defender lo indefendible.
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Oskar Belategui
Un sobrenatural Eduard Fernández (enorme labor de maquillaje), que si no se lleva su cuarto Goya por esta película lo hará por 'El 47', entiende a la perfección a este carismático pícaro, al que los directores de 'Loreak' consiguen humanizar a costa de resultar patético. La indignación del espectador da paso a la comprensión cuando entendemos que sufre una patología que le ha llevado a mentir a su propia familia.
Estrenada en el Festival de Venecia, 'Marco' resulta tan incómoda como su protagonista, al que sufrieron los directores guipuzcoanos en la vida real. Se reunieron con él durante dos años y, justo cuando iban a empezar a rodar, Marco les confesó que estaba grabando un documental sobre su vida... con otra productora. Años después, apareció con una butifarra de regalo en el Festival de San Sebastián. Y antes de que volvieran a retomar el proyecto, los cineastas conocieron que su personaje colaboraba con Cercas para 'El impostor'.
Así que la historia de un mentiroso solo se podía contar de esta manera. Vemos la claqueta de rodaje y al auténtico Enric Marco en imágenes de un documental; un plano es el Cercas real en una charla que Marco reventó y el contraplano Eduard Fernández caracterizado del personaje. La clave de todo la proporciona el título inicialmente previsto de este filme apasionante y doloroso, que se ha quedado de subtítulo: 'La verdad inventada'.
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